Como en el Nou Camp pero aguantando más

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Alcaraz mantiene su esquema y el equipo da la cara

Sergio Ramos y El Arabi pugnan por un balón durante el partido de ayer en Bernabéu.
Sergio Ramos y El Arabi pugnan por un balón durante el partido de ayer en Bernabéu.
Javier Aguilera Granada

26 de enero 2014 - 05:02

Dejó claro Alcaraz el viernes en la rueda de prensa previa a la visita al Bernabéu que el Granada iba a mantener su dibujo y su esquema de juego pese a afrontar el choque con muchas bajas y visitar a uno de los equipos más temibles del mundo. Y así fue. El conjunto rojiblanco formó con su habitual 1-4-1-4-1, con Fatau por el sancionado Fran Rico como principal novedad, discutió la posesión del esférico al Real Madrid y firmó un encuentro dignísimo. Fue parecido al de hace unos meses ante el Barcelona, el otro grande de la Liga: valentía, empaque y buena imagen. También muy poca verticalidad y peligrosidad e incapacidad para aguantar durante novena minutos las embestidas del rival, algo casi imposible ante tales enemigos. Eso sí, ante el Barça en el Nou Camp cedió a las primeras de cambio y contra el Real Madrid aguantó casi una hora. 2-0, casi un éxito teniendo en cuenta que del Bernabéu es más fácil salir lisiado que entero.

DAÑO POR DENTRO

El Granada tapó muy bien durante todo el partido, sobre todo en el primer tiempo, en el que los locales solo crearon peligro a balón parado, los espacios por lo que el cuadro en Ancelotti suele hacer daño. Sin embargo, el Madrid siguió insistiendo por dentro, pese a la acumulación de jugadores rojiblancos por ahí, hasta encontrar su premio. El gol de de Cristiano llega tras un balón que recibe entre Iturra y los centrales, y del Benzema tras una perfecta diagonal de Marcelo de fuera hacia dentro.

CONSECUENCIA

Con balón, el Granada hizo cosas bien: tenerlo, no regalarlo casi nunca, conservarlo en acciones largas y finalizar casi siempre las jugadas lejos de su marco. Con balón, el Granada también hizo cosas mal: no aprovechar nunca con contras los espacios que suele dejar el Madrid atrás, atacar con pocos jugadores por delante de él y apenas crear ocasiones por la incapacidad para pisar el área rival. No era fácil hacerlo.

CAMBIOS PARA EL FUTURO

Partido pasado y a pensar en el siguiente. Eso hizo Alcaraz cuando el equipo blanco marcó el segundo y el choque entró en su cuarto de hora final: poner la mente en el choque ante el Celta. Por eso quitó a Recio y Murillo, los dos jugadores con riesgo de perderse esa cita si veían una amarilla, el centrocampista porque está al borde de la suspensión y el colombiano porque con una tarjeta desde el inicio del encuentro había hecho dos faltas feas.

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