Su abrazo con Javier Jiménez, el hombre que le ha facilitado mucho su adaptación a Granada desde su llegada hace ya tres temporadas lo decía todo. Odion Ighalo volvió a aparecer cuando su equipo más lo necesitaba y su cara de satisfacción así lo reflejaba en la zona mixta.

El delantero nigeriano dejó por un momento su teléfono móvil para atender con una gran sonrisa a los medios de comunicación. Como buen religioso, lo primero que hizo fue darle gracias "a Dios, a mis compañeros y a la afición". Ighalo le restó importancia sus dos goles al señalar que "lo importante era el equipo y ganar. Trabajamos mucho para conseguir los tres puntos y tenemos en la mano la permanencia, pero en los dos partidos que quedan hay que darlo todo aunque creo que con esta victoria nos podemos quedar en Primera. No me interesa lo que hagan otros equipos".

Marcó ante el Alcorcón, fue el ídolo en Elche y ayer lo volvió a hacer con dos goles. Sus apariciones en las grandes citas se están haciendo ya habituales y eso que el delantero rojiblanco manifestó que "no hago nada especial, tan sólo tener mucha confianza en Dios. Tenía la sensación que sería mi día y pese a que no dormí bien la noche antes del partido por las ganas que tenía de jugar, afortunadamente todo salió bien".

Como reconoció a los medios, solicitó el cambio al tener "una sobrecarga en la pierna" pero en su discurso no quiso olvidarse de la afición rojiblanca. "Tengo a la afición en mi corazón ya desde Segunda División B, pero es de Primera, es espectacular, de diez. Granada es como mi segunda casa, estoy muy a gusto aquí y siempre dije que me quiero quedar. Cuando termine la temporada hablaremos pero yo quiero permanecer en este equipo".

Sobre la maniobra que realizó en el primer gol no dudó en señalar que "en el área hay que pensar muy rápido y así lo hice".