Liga Santander

Una marioneta en Madrid (5-0)

  • El cuadro de Lucas Alcaraz cae goleado en el Santiago Bernabéu en un duelo en el que no ofrece nada positivo

  • Los de Zidane se relajan y bajan el pistón tras el descanso

Isco bate a Ochoa en la jugada del 1-0.

Isco bate a Ochoa en la jugada del 1-0. / EFE

Si algo positivo se puede sacar del choque de ayer del Granada CF en el Santiago Bernabéu es el hecho de haber pasado por ese trance. Fue lo que el ex técnico del cuadro rojiblanco Joaquín Caparrós definió como "pasar por el dentista", tras encajar con el equipo que entonces entrenaba, el Levante, un contundente 7-0 en el Camp Nou. Los de Lucas Alcaraz no llegaron a esa cifra de tantos pero estuvieron cerca de hacerlo de no ser por la solidaridad del cuadro de Zinedine Zidane, que bajó el pistón tras el descanso y no quiso hacer más sangre. Y gracias. Porque ayer la imagen del cuadro granadino distó mucho de la que se le presupone a un conjunto que lucha por la permanencia y que jornada tras jornada se acerca a la Segunda División.

El Granada fue un juguete en manos del Real Madrid, al que su calidad le bastó para noquear a un rival que no tuvo ni un ápice de carácter. Mostró una marcha menos y, sobre todo, una falta de intensidad terrible, al margen de no contar con un hombre que tiré del carro, un líder sobre el campo. Aspecto éste muy preocupante.

Pareció que la majestuosidad del estadio de Chamartín le vino grande a unos cuantos jugadores que, en ocasiones, estuvieron más pendientes de lucirse personalmente que de arrimar el hombro. Un trámite que había que pasar porque la mente estaba en el choque de la próxima semana ante Osasuna. Un craso error, aunque en el terreno de juego la diferencia en todos los aspectos entre jugadores de uno y otro equipo fue abismal.

Con los efectivos justos por las lesiones, los jugadores que no cuentan y las ausencias de Carcela y Angban al estar concentrados con sus respectivas selecciones para la próxima Copa de África, Alcaraz optó por repetir el sistema de cuatro hombres atrás con el trivote en la medular. La principal novedad fue la presencia de Frank Tabanou en el flanco izquierdo por delante de Gabriel Silva, para ayudar a lateral brasileño. Pero fue por el otro costado por donde el Granada sufrió. Y de qué manera. En la izquierda, Marcelo hizo diabluras ante un Tito que no dio una.

El dominio, como no podía ser de otro modo, correspondió a los de Zidane en todo momento, que a los diez minutos ya habían intentado el disparo en dos ocasiones. Como suele pasar ante los equipos de la entidad del Real Madrid, los errores individuales se pagan muy caros y eso fue lo que ocurrió. Samper, que quiso ejercer de Busquets, condujo en exceso en una salida desde atrás pero Isco, el mejor de su equipo, le presionó arrebatándole el esférico que tras pasar por las botas de Casemiro y Benzema, terminó en las suyas para batir a Ochoa de disparo raso. Primer chut entre los tres palos y gol. Un premonición puesto que diez minutos después, un zapatazo de Modric lo aprovechó Benzema en claro fuera de juego para dejar el choque encarrilado.

Hasta entonces, el único acercamiento visitante consistió en un disparo muy desviado de Andreas Pereira desde la frontal tras una jugada individual. El belga-brasileño fue de los pocos que le perdió el respeto al líder en un equipo en el que la personalidad no brilla precisamente.

El 3-0 llegó de inmediato obra de Cristiano, que no podía faltar a la cita con el gol, al rematar de cabeza un centro milimétrico de Marcelo, que dio todo un recital. Partido sentenciado al aprovechar los tres primeros disparos entre los palos. Ante tal eficacia, a los rojiblancos sólo le quedaba tirar de orgullo, pero eso se ve que lo tienen pocos jugadores. Sin precisión, con numerosos errores y una falta de calidad alarmante, la presión madridista fue suficiente para encerrar al Granada en su campo sucediéndose las ocasiones.

El cuarto llegó pasada la media hora obra de Isco, que le ganó la partida a Tito, fuera del encuentro por completo. Los de Alcaraz eran una marioneta en el Bernabéu. Pero afortunadamente el Real Madrid no quiso hacer sangre. Pese a dominar por completo, contar con cuatro goles de ventaja le permitió relajarse y bajar el pistón, algo que se agradece. Porque el fantasma del 9-1 de hace dos temporadas se le pasó a muchos aficionados granadinistas por la mente, algunos de ellos presentes ayer también en las gradas del coliseo blanco.

Tras el receso, Benzema pudo hacer el quinto nada más iniciarse el segundo acto. Parecía que la intensidad y las ganas de los locales no iban a bajar pero no fue así. Zidane movió el banquillo y su equipo comenzó a dejar pasar lo minutos en una segunda parte que sobró. Y más tras el quinto tanto en una jugada a balón parado que Casemiro remató solo en el segundo palo gracias a la inestimable ayuda de Uche en la marca, si es que se puede llamar así. El nigeriano se mostró una vez más muy blando en este tipo de acciones.

En la última media hora, y con la entrada de Javi Márquez, el Granada se atrevió a irse arriba aunque tímidamente, obligando a Keylor Navas a ganarse el sueldo. Primero con una estirada en el 80' y una parada en un mano a mano ante Kravets en el último minuto de partido. Por cierto, la primera vez que disparó el cuadro nazarí entre los tres palo. Queda todo dicho. Y menos mal que el Madrid se relajó...

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