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Superados por el fútbol y la pegada del Rayo Vallecano

  • La roja a Brahimi no impide que Alcaraz acabe con un 'diez' muy ofensivo

La distancia entre el éxito y el fracaso en el mundo del fútbol es muy pequeña. Un jugador tiene la capacidad de pasar de posible héroe a villano en solo unos segundos, un equipo que da a una alegría histórica y casi indescriptible a una afición es abucheado y maltratado por esos mismos hinchas unos días después. Para lo bueno y lo malo, eso es el fútbol. Si Brahimi remata solo unos milímetros más abajo en la primera acción peligrosa del segundo tiempo, el Granada, seguramente, hubiera ganado al Rayo y el argelino se hubiese convertido por segundo partido consecutivo en casa en el ídolo de la grada. Pero remató al larguero, luego se autoexpulsó y marcó el Rayo. Y si por algunos fuera, lo hubiesen quemado al salir del estadio. Después del 0-1, Piti se nubló y perdonó el empate, y volvió a marcar el Rayo. Y entonces ya casi nadie se acordó del día del Barcelona, ni de que el equipo está a solo un triunfo de la permanencia, y muchos pensaron que se acababa el mundo y que el próximo año el Granada volvería a jugar con el Alhaurino. Esos que seguramente estarían más contentos ganando mucho en Tercera que perdiendo bastante en Primera.

con todos listos

Los tres tocados -Murillo, Fran Rico y Recio- se recuperaron a tiempo, lo que permitió a Alcaraz formar con su alineación de lujo, o lo más parecido a ella. Mainz y Sulayman fueron los descartes entre los veinte citados. Pese al trivote de la medular, fue el Rayo quien mandó en el partido. Tocó más, contó con más posesión y tuvo las ideas mucho más claras que el Granada cuando poseía el balón. Este dominio territorial de los visitantes se produjo no solo cuando estuvieron en superioridad numérica. Durante la primera mitad, los de Jémez tuvieron al Granada a su merced salvo en los diez primeros y en los cinco últimos minutos.

pocas opciones

Cierto es que las ocasiones, hasta que el choque se alocó en el segundo tiempo, brillaron por su ausencia. Karnezis apenas tuvo que intervenir y la zaga vivió medio bien, pese a que el Granada jugó con sus líneas demasiado separadas y casi nunca supo poner fin a las largas posesiones de balón del Rayo. Las jugadas a balón parado, las apariciones con cuentagotas de Brahimi y las buenas subidas de Nyom, el mejor del primer tiempo, eran los únicos argumentos ofensivos de un Granada sin chispa ni movilidad.

partido acabado

Todo lo que pasó tras el 0-2, que llegó después de esos cinco minutos locos en que Brahimi pasó de posible héroe a villano y el Granada de ser el mejor equipo del mundo por ganar al Barcelona a ser una mierda 'pincha' en un palo que se va a Segunda, o Segunda B, careció de toda trascendencia, toda vez que los visitantes demostraron que están en estado de gracia y dominaron el partido a su antojo ante un equipo rojiblanco tan batallador como incapaz, tan guerrero como justo de fuerzas y de fútbol.

los cambios

Lucas movió ficha con la entrada de Riki por Recio, lo que dejó al plantel más o menos como estaba, con zaga de cuatro, Iturra y Fran Rico por delante y tres hombres arriba. Después, con la sustitución de Nyom por Ighalo, el Granada se quedó con defensa de tres, colocándose Piti como enganche entre la medular y una delantera formada por tres puntas natos, aunque con Ighalo y Riki partiendo desde las bandas. Esta situación provocó una contradicción curiosa, y es que mientras Ilori no progresó ni una vez por su banda tras convertirse en falso lateral diestro, Angulo no dejó de subir en todo el segundo tiempo por su flanco zurdo hasta terminar siendo uno de los pocos jugadores de su equipo que se salvó de la quema.

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