El acierto en el área define

El cuadro de un recién estrenado Sandoval se impone a su rival a pesar de concluir el duelo con menos tiros El Arabi y su doblete aún creen en el milagro

Lass Bangoura trata de zafarse de los zagueros del Getafe Alexis -a la izquierda- y Escudero -a la derecha-.
Lass Bangoura trata de zafarse de los zagueros del Getafe Alexis -a la izquierda- y Escudero -a la derecha-.
Víctor Olivencia

04 de mayo 2015 - 05:02

El Granada CF logró ayer un triunfo que le permite todavía creer en el milagro de la salvación. Y lo hizo a pesar de disparar menos que su rival y de no ser el conjunto con mayor presencia en el área enemiga. Los números del encuentro arrojan un dictamen desfavorable para los de un recién estrenado en el banco granadinista Sandoval. Los puntos, las unidades verdaderamente importantes en el comúnmente llamado circo del fútbol, fueron a parar al lado de los que, teóricamente, menos méritos estadísticos acapararon. En la práctica, en cambio, los rojiblancos fueron merecedores de la victoria en un envite en el que realizaron, en determinados momentos, un juego de bastante calidad.

Los andaluces concluyeron el duelo con dos disparos menos que el Getafe CF y con tres intervenciones más de su arquero. Los madrileños, además, pisaron el área rival en 24 ocasiones, por las 14 en las que lo hicieron los granadinos. Todo, cuestión baladí. Los de rayas horizontales percutieron menos en general, pero fueron más certeros. De sus 11 tiros, 6 fueron dirigidos entre los tres palos de la meta del valenciano Guaita. Y de ellos, dos acariciaron las mallas getafenses. Los guarismos 'azulones' en los mismos capítulos fueron de 13, 5 y 1.

La mejora en el manejo del esférico respecto a citas anteriores -con más profundidad, más efectividad y mejor elección de pase en todo momento-, empero, no fue el único aspecto que varió para intereses del Granada CF. La lacra de los tantos encajados en los últimos minutos también apareció ayer, mas esta vez los visitantes se sobrepusieron. Se habían adelantado por medio de la transformación de una pena máxima por parte de El Arabi, aunque la patología crónica volvió a dejar ver sus efectos cuando Escudero -lateral izquierdo del equipo dirigido por Pablo Franco y que estuvo en la órbita granadina- cambió la orientación del juego. El esférico llegó a un imaginativo Pedro León que, tras un control que bien valió la entrada al evento, buscó un hueco e introdujo el balón en el único resquicio existente entre las piernas de Juan Carlos Pérez, las manos de Roberto Fernández y el palo. De la nada, un empate. En el 44'.

Parecía que Sandoval y los suyos revivirían una historia muy conocida para la entidad antes sita en Recogidas 3. Pero un gran Piti, un intermitente pero siempre amenazante Rochina, un intrépido Bangoura y un goleador nacido en Caen de origen marroquí hicieron efectivo el peligro que fueron capaces de crear.

El Granada CF estrenó entrenador, e imagen. Y también apetito. Decía Valdano que un equipo debe demostrar desde el inicio que está convencido de vencer. Para ello, tiene que hacer la primera falta del choque, botar el primer saque de esquina y tirar antes que su contendiente. Y los rojiblancos parece que se grabaron a fuego esa curiosa sentencia. Acabaron con más infracciones que el Getafe, con más cartulinas amarillas y con más saques de esquina. Síntoma de una agresividad bastante diferente a la mostrada en el primer acto de su anterior encuentro. Sólo queda comprobar si el efecto es efervescente o no.

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