"No envíe a mis naves a luchar contra los elementos", dicen que exclamó Felipe II cuando las tormentas mandaron a la Armada (no tan) Invencible al fondo de los mares.

Entonces no se tuvo en cuenta la posibilidad de que el tiempo desbaratara todo un desembarco. Esto mismo, pero de forma más pacífica, intentó el Covirán Granada el pasado viernes en Lérida. El devenir del conjunto granadino durante la presente temporada invitaba a un moderado optimismo ante un conjunto que empezó con fuerza pero que a lo largo de la competición había perdido fuelle.

Las isobaras

Pero estaba escrito que el encuentro en la capital ilerdense iba a estar viciado antes de que los colegiados lanzaran el balón al aire. La borrasca se oteó en el horizonte cuando a Alo Marín se le torció lo que resta de temporada a la par que lo hacía su tobillo. La llegada de Xabi Oroz amortiguó la baja del gaditano, pero a trascartón le tocó el turno a Bortolussi, al que una rotura fibrilar le dejó sin viajar a Lérida.

José Pérez, que está protagonizando una gran temporada, no pudo jugar en Lérida

Además, a última hora, la baja de Josep Pérez supuso ya la tormenta perfecta para poner el encuentro demasiado cuesta arriba, porque el base valenciano es uno de los que más está aportando al equipo.

Lucha

A pesar de todo, los de Pin estuvieron metidos en el partido hasta que se acabó la gasolina. Así como hay que contar con la posibilidad de que haya lesiones, también entra en los planes perder partidos. La lucha por meterse en play off va a ser bonita e intensa. Hay ambición y muchas ganas.

Carlos Corts, en el choque ante el Lleida

Ahora, a pasar página, a esperar que la enfermería se vacíe cuanto antes y a pensar en el partido del sábado ante el Huesca, equipo ante el que hay una cuenta pendiente pues en la ida a los de Pin se les escapó un triunfo que tenían en las manos por no saber administrar bien los instantes finales del choque.