Sin fallos pero sin profundidad
Trabajo discreto de Carlos Martins en su regreso al once tras dos partidos fuera
El esperado regreso de Carlos Martins al once titular del Granada tras cumplir una sanción de dos partidos se saldó con blanco y negro. Victimizado por un partido muy táctico, el portugués estuvo lejos de brillar en beneficio de un trabajo más entregado al equipo. Sus números son inmaculados, sin apenas fallos, y los que tuvo, compensados con aciertos. Y de nuevo su rendimiento decayó al tiempo que pasaban los minutos y el físico volvía a pedirle más cabeza y menos explosividad.
Menos decisivo de cara a gol que otras veces, Martins apenas encontró recovecos durante los primeros instantes de partido. Iniciaba la presión en la salida del balón bermellón junto a Ighalo, y por momentos daba mucho efecto porque el Mallorca sesteaba con sus centrales el balón sin encontrar a nadie que les sacase del atolladero. A balón parado fue su primera intentona de hacer daño a los locales. Una falta escorada a la banda izquierda, que se prestaba más a un centro que a un disparo, fue ejecutada por el mediapunta rojiblanco con tanta potencia que se marchó claramente por encima del larguero. No fue la única vez que probó de esta forma. En la segunda mitad una acción similar acabó en las manos de Aouate en un 'centro-disparo' que despistó a sus compañeros, a la defensa, y a sí mismo. También se encargó de ejecutar los saques de esquina, aunque ninguno acarreó peligro a favor del Granada.
Durante la primera mitad su territorio abarcaba una porción de campo relativamente pequeña para su importancia en la canalización del ataque. Martins cayó más a la izquierda, buscando asociaciones con Dani Benítez y Siqueira. Pero, pese a tal potencial por banda, la solución para que el luso entrara con más peligro para el Granada estaba en la figura de un Uche imperial. Encontrarse con el nigeriano fue una buena noticia para el equipo, ya que este le dejó muy buenos balones de cara y tiraba desmarques con los que Martins podía hallar huecos. Una acción que dibuja este panorama fue una combinación al espacio que corrió Uche. Aouate salió y despejó, Martins acompañó la jugada y, al intentar, llevársela el arquero israelí la sacó a córner.
Más atrás de donde hace verdadero daño durante la primera entrega del partido, en la segunda se olvidó del lado zurdo y empezó a moverse más en la zona de tres cuartos. Ahí se suele notar su presencia pero el físico volvió a decirle que entre el minuto 60 y 65 el depósito entra en la reserva. Le bastó su posición y que el Mallorca tampoco es que fuera un portento atlético para tener presencia. Inició varios contragolpes, dio salidas a los suyos, pero no aportó la profundidad necesaria para ganar.
Pareció notarse poco. Acostumbrados a la explosividad y verticalidad que irradia cuando está fino, su aportación más ciega de ayer la alumbran sus números. Acertó en sus 37 pases y sólo falló en tres. Estos últimos supusieron siete pérdidas de balón compensadas con la mismas recuperaciones.
El cambio, cantado al final, tardó en llegar. A los 86 minutos Abel lo quitó por Fran Rico.
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