La fragilidad atrás lo condiciona todo

El equipo de Fabri paga su falta de intensidad para defender y demuestra que tiene capacidad para más cuando se estira

Julio Piñero

22 de noviembre 2010 - 05:02

Estaba por ver si Fabri iba a salir de inicio con Mensah y Orellana, o bien la daba la oportunidad a Lucena y Collantes, con los que había trabajado durante toda la semana de preparación del partido frente al Numancia. Al final el gallego optó por repetir el once de las últimas semanas y contó tanto con el ghanés como el chileno. Después de lo visto le salió mal apostar por el central africano, que volvió a estar un peldaño por debajo del resto y transmitió inseguridad a todos. El error no estuvo en el planteamiento y sí en la falta de intensidad en la gran mayoría desde un principio. Cuando se quiso entrar en el encuentro, ya casi estaba visto para sentenciar.

Se deja avasallar

Son varios los aspectos en los que se fallaron. El equipo estuvo blando en el trabajo defensivo, se dejó avasallar por el rival y se vio desbordado en el centro del campo y en la parte trasera. No hubo contundencia para contener el empuje de los futbolistas locales y eso creó demasiados problemas. Tanto por los laterales como por dentro, el Numancia se presentó y desbordó con relativa facilidad ante la falta de presión en la medular. El segundo gol fue una muestra de ello. Íñigo Vélez tiró a placer desde el borde del área y colocó el esférico donde quiso, sin ninguna oposición ante una defensa rota.

Sin conexión arriba

No se mostró capacidad para hacer daño. Si pésimo estuvo el conjunto de Fabri a la hora de defender, igual de mal estuvo en la parte de ataque durante la primera parte. Dani Benítez no desbordó con su velocidad. Parece haber pegado un bajón en las dos últimas semanas en una de sus mejores cualidades. Orellana sí estuvo algo más incisivo, pero le faltó capacidad de decisión en determinados momentos. Ni tiró a puerta cuando debía ni la pasó en momentos que era la mejor opción.

Reacción con todo perdido

La reacción llegó una vez cuando el Granada CF se vio con el agua al cuello y con casi todo perdido. Con poco que hizo, casi empata, aunque no hubiera sido lo más justo desde luego. Con Felipe como media punta, Carlos Calvo a la izquierda y Collantes a la derecha, se plasmó más profundidad y mayor sensación de peligro. Acabó jugando Íñigo López como delantero. Se intentó levantar un encuentro que se puso muy torcido desde la primera parte por las tremendas facilidades que se dieron. Así será muy difícil puntuar fuera de casa. Son errores que habrá que corregir. Este equipo está capacitado para dar mucho más si sale convencido desde el principio y no se duerme.

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