Un granadino entre los grandes

Cristian García Espadas está en una nube. No es para menos. El culturista granadino firmó en 2011 una temporada de ensueño que ni él mismo se planteaba a principios de año: campeón de Andalucía y de España en la categoría sub 23 y clasificado entre los quince primeros en el afamado certamen 'Mister Universo' en talla atlética.

"Inicié el año con la premisa de estar entre los mejores, pero sin la presión de marcarme algún título como meta", confiesa el campeón a sus 23 años recién cumplidos.

La proyección de Cristian García ha sido meteórica. Comenzó a competir hace sólo cuatro años. "Al principio jugaba al fútbol como todos los chavales", explica. No obstante, el culturista asegura que en 2007 "empecé en el gimnasio y a hacer abdominales", y añade que "desde entonces me involucré en este mundo".

En cualquier caso, el granadino parecía destinado a acabar marcando músculo pues era lo que corría por su sangre. Y es que su padre, Silverio García, campeón de España y Mister Universo en su día, lleva más de 18 años en esto del culturismo. El progenitor afirma de su hijo que "aunque empezó muy flacucho -pesaba 57 kilos con 180 centímetros-, acabó motivándose y mira a donde ha llegado". "Le deseo que siga así. Que tiene un potencial muy bueno", recalca.

Para llegar tan lejos el esfuerzo debe estar entre los hobbies habituales. Cristian García señala que el culturismo exige un entrenamiento muy duro: "Por la mañana una hora y por la tarde otra. A esto hay que añadir 45 minutos de cardio cada dos días".

En esta línea, el culturista describe que "cuando estoy en volumen entreno muy pesado, mientras que en definición hago más bien circuitos". Al hilo, explica que "volumen trata de muchísimo peso y pocas repeticiones, mientras que definición es muchísimas repeticiones con muy poco peso". "Ahí, voy al fallo, es decir, hasta que el músculo no dé más de sí", dice García.

A pesar de la dureza de los ejercicios, el granadino se declara un deportista libre de dopaje: "La gente lo puede ver como quiera, pero yo no me dopo. Supongo que los habrá que sí, pero allá ellos".

Sobre la dieta, Cristian es sincero: "Me privo de todo. Lo único que como en periodo de competición es pechuga de pollo y arroz. Cuando estoy en volumen paso un hambre de muerte". Aún así, todo esto es poco para cumplir con los requisitos de los jueces. Aquí, su padre, que recientemente ha sido nombrado árbitro, comenta que "se fijan en las venas, los músculos, la definición, la calidad de masa de muscular e, incluso, en la puesta en escena con la coreografía".

La familia es una parte importante para llegar alto. Cristian cuenta con todo el apoyo de los suyos: "Son grandes campeones, pues me controlan las dietas y todas las comidas". Además, asegura que "han de aguantar el mal humor que me provoca la dieta en ciertas ocasiones".

En cuanto a su repercusión se refiere, García considera que el culturismo la tiene a nivel mundial, mientras que en España, no: "No hay becas. Tenemos que buscarnos la vida y cuando no consigues los premios es muy difícil. Los dos mil o tres mil euros que se lleva el ganador de un torneo, tampoco es mucho", subraya. Es por esto que, según arguye, "no se puede vivir de esto salvo que seas un gran campeón como lo son los estadounidenses". Así, Cristian se lo toma como "una afición", aunque dados los resultados no renuncia a vivir de ello. Si su destino es otro, le espera una ilusión: "Prepararme para ser vigilante de seguridad. Me gustaría trabajar y compaginarlo con mis actividades como profesor de aerobic y el gimnasio".

Ahora, Cristian García se plantea "un año sin competir demasiado, que no sin entrenar" para ponerse a la altura de los grandes en volumen y masa corporal. El objetivo: "ser campeón de España absoluto".