¡Qué grande!

Loja y su afición vivieron de una forma muy especial el ascenso de su equipo. Había ganas de vivir este momento y, después de rozarlo el año pasado, nadie quería que ahora se escapase la oportunidad. Y a la primera, objetivo cumplido. No cabía más espera, todos veían complicado el ascenso en caso de que los lojeños no hubieran podido superar esta eliminatoria, ya que habría que ganar otras dos rondas.

El domingo se vivió intensamente. La gente madrugó para ir al quiosco a comprobar qué decía la prensa sobre el partido. Luego, hubo tiempo de tomar el aperitivo al mediodía. Después, comida, café y las calles que empezaron a animarse. Ante el movimiento a través de las redes sociales, numerosos aficionados se movilizaron para estar en el Medina Lauxa antes de que llegaran sus jugadores, a los que se recibió a las puertas del estadio.

Durante el calentamiento, los cánticos se hicieron presentes. Las banderas dieron color a la grada. Y muchos seguidores con la camiseta de su equipo.

La salida de los equipos al terreno de juego ofreció otro momento intenso de emoción, cuando todo el estadio mostró un enorme mosaico preparado para la ocasión con los colores del Loja. El primer gol pareció ya conseguido, pues el jugador número 12 se había encargado de lograrlo antes de que el colegiado murciano Ros Gómez diera inicio al enfrentamiento.

Álex Bautista hizo el primero a la media hora a la salida de un córner y se llegó al descanso con la eliminatoria igualada. En la segunda parte, Gato se erigió en el protagonista. Con sus dos goles llevó el éxtasis en la grada. Ya no se les iba a escapar a los lojeños el sueño del ascenso.

Los tantos hicieron temblar el Medina Lauxa y el pitido final dio paso a una explosión de júbilo y alegría que no se puede narrar con palabras, ya que la emoción se desbordó por todos los rincones del estadio, mientras todos cantaban "¡el año que viene en Segunda B!" o el "¡campeones, campeones!". Loja ya está donde su equipo y su ciudad merecen por tradición e historia.