La picardía rompe cerrojos y sirve para ganar partidos

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González repite sistema aunque no supera al rival hasta que sale Barral

Miguel Lopes se intenta ir de Sergio Álvarez.
Miguel Lopes se intenta ir de Sergio Álvarez.
Javier Aguilera Granada

04 de marzo 2016 - 05:02

Suele decir una regla no escrita de los entrenadores que no hay que tocar lo que funciona. José González debutó en el banquillo del Granada el pasado domingo en Riazor con un once titular que rindió casi a la perfección, ya que el equipo ganó, que era lo principal, logrando además que la mejora defensiva respecto a cuando estaba al frente del plantel José Ramón Sandoval fuera grande. Sin embargo, el nuevo técnico ya avanzó en la rueda de prensa del miércoles la posibilidad de realizar algún cambio de cromo con el objetivo de mejorar aún más al equipo teniendo en cuenta que el choque ante el Sporting se antojaba muy distinto a cómo fue el del Deportivo. Dicho y hecho. El preparador gaditano quitó músculo de la medular con la salida del once de Krhin y metió talento con la entrada de un Fran Rico al que unas décimas de fiebre apartaron de actuar de inicio en el anterior encuentro. Ante la necesidad de tener más la pelota, de verse obligado a crear más fútbol por tener los suyos menos espacios, González cambió al esloveno por el gallego.

LA INCÓGNITA

Si había alguna duda en cuanto al rendimiento individual de algunos futbolistas rojiblancos en el choque antes del mismo, este radicaba principalmente en la posición de Success y de Rochina, especialmente del segundo, ya que el 1-4-4-2 que el técnico usó, calcando el dibujo de su estreno, colocaba al valenciano en la banda como posición de salida. Desde el otro costado arrancaba Success, con la diferencia respecto al técnico anterior de que al tener por delante a dos delanteros en lugar de uno, su implicación defensiva debía de ser mucho mayor. Pese a que Rochina trató de volcarse al centro siempre que pudo, incluso colocándose a veces como pivote defensivo para tratar de encontrar balón, su trascendencia en el juego ofensivo del equipo fue casi nula.

LOS LATERALES

Ante un Sporting muy bien replegado en su propio campo, los dos laterales rojiblancos, Biraghi y Miguel Lopes, que en Riazor apenas se prodigaron en ataque, se convirtieron casi en los únicos jugadores que encontraron espacio para progresar con libertad y enviar centros al área.

POCOS RECURSOS

El Granada llevó claramente el peso del choque en el primer tiempo, aunque los dos delanteros casi nunca enlazaron, sin espacios no pudo lucir Peñaranda, y Success, el más incisivo pese a estar siempre muy vigilado, no era suficiente para batir a un Cuéllar que, pese a todo, tuvo trabajo.

LOS CAMBIOS

Pese a la poca fluidez y falta de continuidad del Granada en ataque, no realizó cambios González en el descanso. Hasta el minuto 65 no movió el árbol el técnico gaditano, momento en que dio entrada a Rubén Pérez por Fran Rico, por lo que no cambio nada. Sí que trató de mejorar a los suyos Abelardo con la entrada del peligroso Halilovic cuando más igualado estaba el duelo.

LA PILLERÍA

Se puede hablar de mil cosas, mas el que decidió el choque fue Barral, que nada más entrar en el campo se inventó un penalti que acabó con el cerrojo visitante. La pillaría, la picardía, también cuenta en esto del fútbol. La posterior entrada de Isaac Cuenca sirvió para reforzar la medular, trabajando mucho el extremo para atrás, aunque lo cierto es que no pasó por demasiados apuros el Granada para defender una renta que aumentó al final Success, que volvió a marcarse otro notable partido.

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