Río Breogán-Covirán Granada | Crónica y resultado

El Covirán Granada entra en barrena

  • El conjunto de Pablo Pin ofrece una paupérrima imagen en el duelo ante Río Breogán, que llegó a estar 41 puntos por delante

Alex Renfroe perdió numerosos balones en Lugo.

Alex Renfroe perdió numerosos balones en Lugo. / ACB Photo (Lugo)

El Covirán Granada ofreció un patética imagen en su duelo ante el Río Breogán (99-67) en el que un mal primer cuarto y las numerosísimas pérdidas al descanso (17), marcaron la décima derrota seguida de un equipo que necesita reaccionar ya. Los gallegos llegaron a tener 41 puntos de ventaja, que finalmente quedó en 32.

Hay partidos de baloncesto en los que ambos contendientes no llegan a los 60 puntos. En Lugo, el Breogán anotó 59 en los primeros 20 minutos. Así, es imposible ganar en la Liga Endesa. Y es que los de Pablo Pin ofrecieron un paupérrimo nivel en tierras gallegas, sobre todo en la primera mitad, en que parecieron un equipo de Liga EBA más que de ACB.

Pobre espectáculo

El 2-4 inicial de los rojinegros hizo albergar esperanzas a la afición granadina de que el choque se podía pelear. Nada más lejos de la realidad. A partir de ahí, el Covirán se desconectó de tal manera que ofreció un trístisimo espectáculo tanto en defensa como en ataque. Nada menos que un parcial inicial de 10-0 que provocó un tiempo muerto de Pin y que tras el mismo se amplió a 20-0, le endosó el cuadro de Mrsic a los de Pin, que se vieron superados en todas las facetas del juego. Con 22-4 tras cinco minutos sin anotar, los locales comenzaron a encarrilar el choque ayudados por la incapacidad para, ni siquiera, subir el balón a cancha contraria de los granadinos.

El carrusel de pérdidas en la primera mitad fue bochornoso

Si ya de por sí le dieron facilidades a su rival, comenzó un carrusel de pérdidas de balón que desesperó al cuerpo técnico y que hundió moralmente a los jugadores. Nada menos que 17 pérdidas al descanso (salvó Niang y Jacobo, todos perdieron balones) condenó a un equipo que bajó los brazos desesperado ante su escaso acierto. En esa faceta destacó negativamente Alex Renfroe. Pese a su experiencia, perdió él solo seis balones y, aún así, Pablo Pin lo dejó en pista. Incomprensible.

Desidia

Con el base y referencia en la dirección fuera del partido y el Breogán anotando con suma facilidad, la renta gallega fue en aumento. Con 29-12 terminó el primer cuarto y con 30-12 el segunda. Desidia a todos los niveles que llevó a Pin a parar el choque y decirle, textualmente a sus jugadores, “vamos a jugar con el puto cerebro”. Nadie se salvó de la quema. Porque encajar 59 puntos es una auténtica barbaridad. La diferencia de juego colectivo de uno y otro conjunto era evidente. Diez asistencias de diferencia lo dejó todo claro.

Lluís Costa fue de los pocos que se salvó del mal juego del Covirán. Lluís Costa fue de los pocos que se salvó del mal juego del Covirán.

Lluís Costa fue de los pocos que se salvó del mal juego del Covirán. / ACB Photo (Lugo)

Y el arranque de la segunda mitad no fue mejor. Dos triples seguidos de los celestes elevó a 41 puntos la renta gallega. Una racha que cortó Moore, que anotó el primer triple de los rojinegros. Lo único que quedaba era tirar de orgullo y mejorar las prestaciones sobre todo defensivas, de lo contrario el ridículo iba a ser mayúsculo.

Mala imagen

Las sensaciones de equipo triste y hundido es lo que peor que le puede pasar a un colectivo y esa fue la imagen que ofreció en el Pazo Provincial Dos Deportes. Levantar la dinámica no va a ser fácil para Pin, que ya cuenta con un plantilla más amplia y tres incorporaciones que aportaron muy poco. Mal señal de cara al futuro. Ndoye estuvo muchos minutos en pista pero está muy lejos de ese jugador que sea una referencia en el interior. Pese a ello, su entrenador lo mantuvo en pista para que se fuera haciendo con los sistemas, ‘sufriera’ físicamente y mejore, porque el Covirán lo necesita. Caicedo estuvo como gran parte de sus compañeros desaparecido. Moore, al menos, ayudó en el rebote pero no es un jugador que marque diferencias como ya avisó Pin.

El choque se terminó jugando con dos colegiados al lesionarse Héctor Báez

A la mínima reacción, Mrsic paró el choque porque no quería ni un ápice de relajación. A ello se sumó la lesión del colegiado Héctor Báez, y desde entonces se jugó con dos árbitros. Todo impidió que ese atisbo de mejora fuera a más. Para Breogán la segunda mitad le sirvió para mejorar detalles de su juego.

Maquillaje

Con el duelo sentenciado tras el paso por los vestuarios, las pérdidas siguieron en aumento y vaya que si lo aprovecharon los lucenses. Con 80-39 en el electrónico, habían anotado 28 puntos tras pérdida por cero el Covirán. Y es que los locales únicamente habían perdido dos. El control del balón fue determinante. A ello se sumó los malos porcentajes en tiros de campo. En definitiva, un caos que debe olvidarse cuanto antes porque el próximo sábado visita el Palacio de Deportes Fuenlabrada, que también perdió. Pero vivir de las rentas tiene un límite.

Los últimos diez minutos sirvieron para que Pin probara a Moore de tres, David Iriarte cogiera confianza en la cancha, y Renfroe se desquitara de su horroroso segundo cuarto y maquillara sus números. El Breogán se tomó el resto del encuentro con más pausa y aún así la ventaja no bajó de los treinta, para terminar venciendo por 32 puntos. Un día para olvidar que no se debe volver a repetir. De lo contrario...

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