Una solución que llega muy tarde

El delantero nigeriano ofrece muchas soluciones en el ataque rojiblanco y cuaja un gran encuentro Pese a tener poca ayuda de la línea de medios, él mismo se basta para crear peligro

Isaac Success le generó muchos problemas a Kolodziejczak durante todo el partido.
Enrique López Granada

20 de abril 2015 - 05:02

Fue la principal novedad del once que alineó Abel Resino. La última esperanza para romper con la sequía goleadora fue el joven nigeriano Isaac Success, un futbolista que prácticamente nunca ha desentonado cuando ha sido utilizado por el primer equipo y que ayer dio una lección de ganas, calidad, fútbol y físico. Salió del ostracismo al que le había condenado el cambio de entrenador y cumplió con creces ante un equipo con centrales de mucho oficio y experiencia.

Su misión en la tarde de ayer no era fácil. El técnico rojiblanco lo puso solo en punta con dos extremos bien abiertos y dos centrocampistas de contención como Rubén Pérez e Iturra. Ambos tenían la función de dificultar la circulación del conjunto sevillista pero tienen mucha menos llegada que futbolistas como Piti o Rochina que han solido ocupar la media punta durante gran parte de la temporada.

Esto hizo que se tuviera que buscar las habichuelas y lo hizo, vaya que si lo hizo. Dio mucho respiro a su equipo, se fajó con Kolodziejczak y Pareja y sacó petróleo en muchas acciones en las que recibió de espaldas a portería y con la segunda línea sin opción de llegada.

Su primera acción destacada en el choque fue la amarilla que forzó a Reyes, al que Estrada Fernández le pudo perdonar la expulsión al frenar una contra. A partir de ahí se enchufó y ganó prácticamente todos los cuerpo a cuerpo con Kolodziejczak, al que trajo en jaque sobre todo por la tendencia a caer a banda derecha.

Su mejor acción y que levantó los olés de los aficionados rojiblancos llegó en el minuto 15. Recibió casi en la línea de fondo, encaró a Kolodziejczak al que superó con un caño terminando la acción en saque de esquina. Un córner que supuso el tanto de Diego Mainz de cabeza y con el que los de Abel se adelantaron en el marcador.

Dos minutos después, recibió de Candeias en la izquierda, se internó en el área y su centro lo cortó un zaguero visitante. Se le notaba con ganas de marcar y cada vez que entraba en contacto con el cuero sucedía algo. Incluso reclamó mediado el primer acto un penalti pero el colegiado no cayó en la trampa. Se había tirado y Estrada Fernández le advirtió que a la próxima no le volvería a perdonar la cartulina amarilla.

Es cierto que participó poco en la circulación de balón dado que cada vez que intervenía lo hacía en jugada individual ante el poco apoyo del centro del campo rojiblanco. En los últimos diez minutos apenas participó más.

En el segundo acto el dominio sevillista le hizo perder más protagonismo, pero sirvió de mucha ayuda al equipo al darle salida cada vez que recibía de espaldas. Un trabajo oscuro pero muy eficaz. Sus compañeros sabían que algo sacaría con lanzamientos al espacio. En una de ellas, encaró a su par y centró al corazón del área donde llegada Iturra pero M'Bia estuvo providencial evitando el 2-0 (54'). Sus últimas acciones destacables fueron un pase a Candeias que disparó alto y una contra en la que se hizo un autopase terminando la jugada en saque de esquina.

La recta final del duelo se le hizo eterna, con muchos problemas físicos sobre todo en los últimos diez minutos de ahí que se le viera constantemente hacer ejercicios de estiramiento y es que el esfuerzo que realizó fue digno de elogio. Fue una solución que estaba en casa, que nadie dio cuenta de ella desde la llegada de Resino al banquillo y que llega tarde. Más no pudo hacer.

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