Economía

O&B desarrolla un simulador de viento extremo para deportistas

  • La 'spin off' granadina Oritia & Boreas destina cuatro millones de euros al proyecto, que empezará a construirse a finales de año y estará en funcionamiento a principios de 2014

Inclinarse o erguirse, alejar o acercar los brazos al tronco, dibujar un ángulo más o menos pronunciado con las piernas... todo ello es determinante a la hora de ganar velocidad cuando se practican deportes como el esquí, el ciclismo o la natación. Por ello, muchos deportistas, tanto profesionales como amateurs, se esfuerzan en mejorar su postura para ofrecer menos resistencia al viento, una tarea en la que puede ayudar, y mucho, el simulador desarrollado por la empresa andaluza Oritia & Boreas (O&B).

Nacida en el seno de la Universidad de Granada a mediados de 2010, esta spin off especializada en estudiar el efecto del viento en cualquier sistema que haya sobre la superficie del planeta (ya sean rascacielos, edificios singulares, puentes, molinos de viento, paneles solares...) está volcada en la puesta en marcha de su proyecto estrella: el diseño de un Simulador Ambiental de Vientos Extremos (SAVE), una instalación pionera de última generación que supone un paso adelante con respecto a los túneles de viento tanto en tecnología como en destinatarios finales.

"Nuestra plataforma es más compleja que un túnel de viento tradicional porque es tridimensional, mientras que aquéllos suelen ser bidimensionales", explica el profesor José María Terrés-Nícoli, director ejecutivo (CEO) y uno de los impulsores fundamentales de la empresa con un amplio prestigio profesional a sus espaldas (ver texto adjunto). Precisamente, gracias a esa tecnología avanzada, el simulador puede generar flujos más complejos de vientos extremos como tornados y no quedarse sólo en un régimen de tormenta.

El objetivo del SAVE es, asimismo, estar a disposición del gran público, del usuario de a pie, y no sólo al servicio de la edificación, la ingeniería civil, el medio ambiente o la producción industrial de aviones o coches. El segmento al que va dirigido tiene un perfil muy concreto: deportistas de élite y aficionados que, pese a no dedicarse a ello de forma profesional, están muy volcados con la actividad. "Aquél que se compra una bicicleta de más de 3.500 está entre nuestro público objetivo, y los números indican que, en España, se venden más de 9.000 unidades de este tipo al año", pone como ejemplo Terrés-Nícoli.

La intención es que estas personas midan su coeficiente aerodinámico en el simulador para que puedan mejorar su postura a la hora de desempeñar el deporte, perfeccionar sus movimientos y optimizar su forma de entrenar o su técnica deportiva. Para ello se someterán a corrientes de viento de hasta 120 kilómetros por hora, aunque lo habitual será que se muevan en una horquilla de 0 a 80.

Esquiadores, ciclistas, nadadores y otro tipo de deportistas podrán analizar, así, cuál debe ser su posición ideal para ganar unos milímetros o unas centésimas que les aproximen a su máximo rendimiento o, incluso, a la victoria si están formando parte de una competición. Según Terrés-Nícoli, el servicio no será caro. "La experiencia se prestará en grupos y se hará a lo largo de una jornada; el precio por persona rondará los 300 euros", adelanta. Los usuarios recibirán unas lecciones de aerodinámica y harán un calentamiento antes de entrar en el simulador, donde se realizarán las mediciones. Al final del proceso, recibirán su coeficiente aerodinámico y una serie de recomendaciones para mejorarlo.

Pero el simulador de O&B no sólo se destinará a personas, también aprovechará su tecnología punta para el diseño de equipamiento deportivo. Los fabricantes interesados en realizar ensayos avanzados a sus productos podrán someterlos a flujos de hasta 220 kilómetros por hora, la velocidad máxima que podrá alcanzar el SAVE. "Se podrán poner a prueba desde tiendas de campaña para alpinistas, hasta gafas y cascos para ciclistas...", avanza Terrés-Nícoli.

Los planes pasan por que el simulador de la firma granadina empiece a construirse a finales de año y entre en funcionamiento a principios de 2014. La inversión será de envergadura, cuatro millones de euros -frente al medio millón aproximado que suele costar un túnel de viento de capa límite tradicional-, de los que ya tienen asegurada su financiación. Más del 50% de la cifra provendrá de un préstamo participativo público, mientras que el resto procederá de un grupo de inversores semiprofesionales -no de capital riesgo, sino de un consorcio de business angels-.

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