El director y clavecinista Ton Koopman visita el Festival Internacional de Música y Danza una vez más, y en esta ocasión acompañado por solistas de la Amsterdam Baroque Orchestra, uno de los conjuntos que fundó hace cuarenta y cuatro años, y con el que ha cosechado fama internacional tanto por sus interpretaciones como por sus grabaciones, verdaderas referencias dentro de la discografía de música antigua. En su visita a Granada rinde homenaje al genio del barroco Johann Sebastian Bach. Si el miércoles ofrecía una magnífica Pasión según San Juan, anoche tuvo lugar una impresionante puesta en atriles de la Ofrenda Musical. 

La Ofrenda musical es, en sí, un estudio de las técnicas de composición utilizadas durante el Barroco. Johann Sebastian Bach lo compuso para el rey de Prusia Federico II, quien lo recibió en abril de 1747 en su corte y que le propuso, según las crónicas, el tema musical que el compositor utilizó como motivo para improvisar una fuga. En tan solo dos meses dicha improvisación se convirtió en el monumento musical que hoy nos ha llegado, consistente en un Ricercar a tres voces al clave, 9 cánones separados por una fuga canónica, una sonata trío en estilo galante (muy del estilo de Federico de Prusia, con la flauta como solista en homenaje al rey), y un Ricercar final para todos los instrumentos a 6. La obra es una rúbrica perfecta a la intelectual profundidad que desplegaba en su estilo el último Bach, habida cuenta de que el estilo estaba cambiando y de cómo sus hijos anticipaban ya los nuevos estilos de mediados del siglo XVIII.

Ton Koopman, profundo conocedor de la música de Bach, dirigió desde el clave, donde a su vez interpretó magistralmente el Ricercar inicial y las partes de continuo. Desde el primer momento articuló una interpretación de la Ofrenda musical medida y con un perfecto equilibrio de las distintas partes, de manera que en todo momento el discurso expresivo y el desarrollo intelectual de la obra fueron perfectamente perceptibles para el oyente. Cuando se asiste a una lección magistral de interpretación se experimenta una sensación de plenitud difícil de obtener con la música en directo, pero Koopman es garantía de calidad en este aspecto. La delicadeza y elegancia de su pulso, la exactitud de los tempi y la clarividencia en la organización del discurso fueron la tónica general de su interpretación, regalando al público del Festival una de las mejores versiones que hemos podido escuchar de la obra en los últimos treinta años.

Medalla

Al finalizar el concierto Antonio del Moral subió al escenario para entregar a Ton Koopman la medalla de honor del Festival. El clavecinista, organista y director de orquesta es profesor de clave en el conservatorio de la Haya y miembro de honor de la Royal Academy of Music. Debutó en Granada el año 1988, dirigiendo a la Orquesta Barroca de la Comunidad Europea en un programa con obras de Bach y Haendel. Regresó como organista en 1992, interpretando en la Iglesia de la Magdalena música barroca española y alemana. Este año vuelve al Festival como músico residente; en la presente edición ofrece varios recitales en solitario o acompañado por la Amsterdam Baroque Orchestra, y dará también una clase magistral de órgano en el seno de los Cursos Manuel de Falla. Dicha medalla se le ha otorgado por su labor de recuperación y difusión de la música barroca, su acción docente y su actividad concertística tanto en solitario como al frente de numerosas formaciones. Con humildad y sinceridad expresó sentirse honrado y agradecer este reconocimiento, y quiso compartirlo con todos los músicos que le han acompañado en esta andadura, deseando para el futuro “más música de Bach”.