Festival Música y Danza Granada

La London Symphony Orchestra marca el sábado granadino como El día de Beethoven

  • La primera actuación de la Sinfónica de Londres bajo la batuta de John Eliot Gardiner presenta un programa que tiene la virtud de moverse en la periferia de la popularidad 

London Symphony Orchestra

London Symphony Orchestra

La London Symphony Orchestra con John Eliot Gardiner como director y Maria João Pires al piano ofrecen un concierto sinfónico de programa beethoveniano este sábado a las 22:30 horas en el Palacio de Carlos V. La primera actuación de la Sinfónica de Londres con la batuta de Gardiner y Pires al piano es un programa que tiene la virtud de moverse en la periferia de la popularidad. Toda la obra orquestal de Beethoven ha sido muy difundida, pero aun así hay todavía espacio para reivindicar que la Obertura Leonora II, la escrita para las primeras funciones de Fidelio en 1805 (y que para Schumann era ''demoníaca''), puede funcionar tan bien en un concierto como la muy tocada Leonora III; que el Concierto para piano nº 3 estrenado en 1803 es absolutamente gozoso y refleja una clara evolución en su literatura pianística; y que la Cuarta sinfonía es una delicia del primer al último compás y no supone una vuelta atrás, sino un puntal en ese camino de doble vía que Beethoven siguió en su obra sinfónica.

Programa

Beethoven revisó dos veces su única ópera, Fidelio y, en lo tortuoso de su gestación,escribió hasta cuatro oberturas diferentes. Las diferentes características y construcción y, sobre todo, la diferente duración, parecen sugerir que no terminaba de estarsatisfecho, no tanto con la calidad de la música como tal, sino con la medida en laque la obertura cumplía la función deseada de servir como preludio programático ala ópera en sí. La obertura Leonore II fue la utilizada en el estreno de la ópera, titulada entonces Leonora o el triunfo del amor conyugal. Como su sucesora (Leonore III), tiene una introducción lenta seguida de un allegro decidido y efusivo, solo interrumpido por un elemento dramático fundamental de la ópera: la llamada, desde fuera de escena, de las trompetas que anuncia la inminente salvación de Florestán y Leonora.

No están del todo claras las fechas de composición del Concierto en do menor. Conseguridad fue escrito entre 1800 y marzo de 1803. Sea como fuere, lo cierto es que,en el momento de su estreno (abril de 1803), Beethoven no había escrito la partesolista. La anécdota, relatada por el compositor y director austriaco Ignaz von Seyfried (1776-1841) merece ser recordada: ''En la interpretación del Concierto me pidió que pasara las páginas por él; pero –¡que el cielo me ayude!– eso fue más fácil de decir que de hacer. No vi más que páginas vacías; a lo sumo, en una u otra página, algunos jeroglíficos egipcios totalmente ininteligibles para mí, garabateados para que le sirvieran de pistas, pues tocaba casi toda la parte solista de memoria''. La parte solista solo se completaría el año siguiente, para su interpretación por Ferdinand Ries. Obra fronteriza, que deja atrás la más amable y luminosa galantería de los dos primeros, para adentrarse, sobre todo en el Allegro con brio, en una oscuridad dramática que lo emparenta con el concierto K 491 de Mozart en la misma tonalidad. Carl Czerny escribió con buen tino el emocionante Largo como una música que debía evocar ''una armonía sagrada, distante y celestial''. El rondó final, como en el resto de conciertos de Beethoven, es el momento más alegre, pese a mantener la tonalidad de do menor.

Sinfonia nº 4

Tras la ruptura que la Heroica había supuesto en el progreso de la creación sinfónicade Beethoven, la Cuarta ve la luz en 1806, en una época particularmente prolífica de su autor, en la que surgen también grandes partituras como los Cuartetos Razumovsky, el Concierto nº 4 para piano, o el Concierto para violín, por no hablar de la primera versión de Fidelio. Beethoven parece confirmar la idea de obras intensas y dramáticas para las impares, y jubilosas y exaltadas, más optimistas y luminosas, en las pares. Sorprende la casi misteriosa introducción (Adagio), más larga y oscura que las de las dos primeras sinfonías, todavía una reminiscencia haydniana, y lo hace aún más la súbita y jubilosa explosión del Allegro vivace. No abandona el clima luminoso el amable Adagio, con la tierna melodía acompañada por un ritmo casi militar.

El director

John Eliot Gardiner John Eliot Gardiner

John Eliot Gardiner

John Eliot Gardiner comenzó a dirigir a los quince años. Fue alumno de la Universidad de Cambridge. Fundó el Coro Monteverdi en 1964. Después de graduarse estudió con Thurston Dart en Londres y con Nadia Boulanger en París. Gardiner realizó su debut operístico en Londres con La Flauta Mágica en 1969 en la English National Opera y dirigió por primera vez en el Covent Garden en 1973 con Ifigenia en Tauride de Gluck. También ha dirigido la Ópera Sadler's Wells en el Covent Garden.

En 1968 fundó la Orquesta Monteverdi y diez años después la transformó en los Solistas Barrocos Ingleses, que presentó en el Festival de Música Antigua de Innsbruck en 1977 con una interpretación con instrumentos de época de Acis y Galatea de Haendel. Histórica fue su interpretación de Les Boréades de Rameau en el Festival de Aix-en-Provence de 1982. Fue director principal de la Orquesta de la Radio Canadiense de Vancouver desde 1980 a 1983. Fue director musical de la Opera de Lyon (1983-88). Desde 1981 hasta 1990 fue director artístico del Festival Haendel de Gotinga y desde 1991 hasta 1994 fue el director principal de la Orquesta Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania.

Su discografía abarca desde Claudio Monteverdi hasta Benjamin Britten, cubriendo no solo la música antigua y barroca, por la que es muy renombrado, sino también un amplio rango de música clásica y romántica incluyendo todas las sinfonías de Beethoven, La condenación de Fausto de Berlioz, y Falstaff de Giuseppe Verdi.

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