Queyras trasciende en el Hospital Real

Crítica

El canadiense hace un repaso por varias de las grandes obras de la música en un concierto único

Schiller, Bach y Kodaly volvieron a vivir entre las cuerdas del violonchelo

Queyras durante su concierto en el Hospital Real.
Queyras durante su concierto en el Hospital Real. / F. Rodríguez / Festival de Música
Jorge Rodríguez Morata

20 de junio 2024 - 17:29

Cuando asistes a un concierto de violonchelo solo, sabes a lo que vas, no hay engaño, estás tú, el intérprete y el violonchelo. Esto tiene muchos matices, pero en esencia es la verdad. Empecemos por los matices, el lugar, el Hospital Real, cuenta, nos acercamos al 475 aniversario del gran incendio que tuvo lugar en ese lugar, donde, el luego San Juan de Dios, libró de quemarse en el mismo a tantos y tantas granadinos que habitaban dicho hospital. Por eso el comienzo, taciturno de la obra del músico turco Ahmed Adnan Saygun, se llenó de ecos y de historia. Era la primera vez que sonaba en España y él la dedicó a la memoria del gran Friedrich Schiller, pero ya saben, en un concierto así, la mente viaja y se deja seducir, y nuestro Hospital Real, con el debido silencio, cuenta muchas cosas, y ayer estaba locuaz.

De ahí, el canadiense Jean-Guihen Queyras, pasó a Bach. Dejó a un lado la tablet con la partitura, se concentró un momento y comenzó su exposición de una de las páginas más sublimes de la historia de la música, y una de las partitas de Bach para violonchelo más extensa y exigente. Fue un verdadero recital. Mucho más allá del disfrute. La recreación de este Bach, que nos proporciona esta Suite para violonchelo nº 6 en re mayor, BWV 1012, tan lejos de los textos religiosos y de la gravedad, en manos de Quyras fue más que un auténtico lujo. Era (utilizando términos de Liszt) auténtico virtuosismo trascendental. Nada te ataba a lo terrenal, era tan virtuoso que olvidabas precisamente eso, se palpaba la conexión con el universo de Bach, su gusto por la música italiana, su gracia en los movimientos de danzas como la giga o la courante, la monumentalidad del preludio…y todo eso “a solas”, que es un auténtico disfrute. El silencio que recorría el Hospital Real era un silencio natural, nada impostado, fruto de un grupo de público que había decidido compartir un rato de silencio para disfrutar de todos los sonidos que alberga un violonchelo, que son incontables, ayer se demostró.

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73 Festival de Música y Danza de Granada.

Miércoles 19 Junio. 21:30 Crucero del Hospital Real

Ciclo Grandes Intérpretes

Jean-Guihen Queyras, violonchelo

Programa

Ahmed Adnan Saygun (1907-1991)

Partita para violonchelo solo, op. 31 To the Memory of Friedrich Schiller (1955) *

Lento

Vivo

Adagio

Allegretto

Allegro moderato

Johann Sebastian Bach (1685-1750)

Suite para violonchelo nº 6 en re mayor, BWV 1012 (1717-23)

Prélude

Allemande

Courante

Sarabande

Gavotte I

Gavotte II

Gigue

Zoltán Kodály (1882-1967)

Sonata para violonchelo solo, op. 8 (1915)

Allegro maestoso ma appassionato

Adagio (con grand’ espressione)

Allegro molto vivace

Finalmente Kodaly, con una obra en tres movimientos en los que no se deja nada, está la tradición, cantos campesinos, cíngaros, polifonías imposibles. La obra comienza con un monumental Allegro maestoso ma appassionato, en la que el canadiense, con un preciosismo de cirujano desgranó ambas indicaciones de Kodaly. De ahí al Adagio (con grand’ espressione), en la que desplegó unas polifonías en espejo, donde se combinaban pizzicatos con extensas notas tenidas y ganó terreno la parte más cantábile. Y finalmente el absoluto virtuosismo en el tercer movimiento. Un recital de concentración, destreza, actitud y belleza el que desplegó Queyras para esta obra de virtuosismo radical. Especialmente el Allegro molto vivace, con el que se culmina la obra y que es uno de los pasajes más difíciles de toda la literatura para violonchelo.

La velada fue un auténtico disfrute, trascendente.

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