Pasado con presente incluido

Cándida García, el mundo en la mochila

  • Conocida como 'Kandy, la abuelita mochilera', esta mujer de 84 años se ha convertido en un referente nacional del envejecimiento activo porque no para de viajar por países de todos los continentes

Kandy recomienda andar ligeros de equipaje.

Kandy recomienda andar ligeros de equipaje. / G. H.

Es pequeña, lleva una especie de chándal gris y se mueve nerviosa en la silla como si fuera la alumna de un colegio de monjas que espera oír a donde la llevan de excursión. Tiene el pelo rojo porque dice que le da más vitalidad y el peinado corto, con un mechón colgante que le permite pensar que algún día tuvo una larga y rubia cabellera. En sus orejas se ha tatuado unos pendientes ("así no se me pierden, además de que pesan muy poco", dice) y su rostro es propenso a adquirir todos los gestos de la emoción que acompañan a sus palabras.

Su voz, potente y grave, remite a una mezcla de cigarrillo de hebra y torta de Motril. De su mirada qué voy a decir, tal vez que nunca he contemplado un brillo tan joven en unos ojos que tanto han visto. Menuda, inquieta, con pocas arrugas y una lozanía facial que desmiente los años que ponen en su carnet de identidad, parece maquillada con cosmética de teatro, lo que atenúa e incluso hace desaparecer cualquier normal menoscabo de su edad.

En un momento del encuentro con Cándida García en Carchuna. En un momento del encuentro con Cándida García en Carchuna.

En un momento del encuentro con Cándida García en Carchuna. / A. C.

Su gentileza es evidente y tiene la virtud de inocular optimismo a quien le escucha y de contagiar la alegría a quien está a su lado. Toda una mujer que ha visto mucho mundo y que da ánimos a quien están en la última etapa de su vida. Dice, como su admirada Teresa de Calcuta, que "cuando por los años no se pueda correr, hay que trotar; cuando no se pueda trotar, hay que caminar; cuando no se pueda caminar, hay que usar el bastón; pero nunca, nunca, hay que detenerse".

Se llama Cándida García pero mediáticamente es conocida como Kandy, la abuelita mochilera. Su historia tiene que ver con una mujer que a los 66 años, tras su jubilación, dio la vuelta al mundo sola y con una mochila en las espaldas. Desde entonces -ahora tiene 84 años- no ha parado de viajar y de visitar países en los que se siente como en casa. Aquella muchacha que vivía en un camping de San Sebastián y que quiso un día volar, hoy es una abuela que ha recorrido miles de kilómetros y que no está dispuesta a parar hasta que su ánimo diga basta. Y a ella se le atribuye una frase que se ha hecho viral: "Tengo los años que me quedan por vivir, porque los que he vivido ya no los tengo".

Vallisoletana de nacimiento

En este momento está sentada en la terraza del camping Don Cactus, en Carchuna, que regenta su hermano. La preciosa luz mañanera que se reverbera en el mar que hay de fondo y la tranquilidad de la mañana ponen en el ambiente el tono de estar en un paraíso cercano. "Mucha gente me pregunta por qué estoy siempre por ahí cuando vivo en una casa preciosa al lado del mar. La respuesta es sencilla: no soporto la monotonía, quiero despertarme y que algo me sorprenda cada día".

Si casi todos los entrevistados de esta sección son jubilados que están de vuelta de la vida y que tienen mucho pasado que contar, la persona que traigo hoy es al revés porque es partir de su jubilación cuando tiene algo importante que decir, cuando se abre la etapa más apasionante de su vida.

Y sepan ustedes, estimados lectores, que para concertar mi encuentro con ella he necesitado varios meses, me he tenido que poner en lista de espera porque siempre tenía un compromiso mediático que atender, estaba en uno de sus viajes o en plena preparación de otro. El día en que nos vimos, el martes pasado, acababa de venir de Birmania y el próximo día 22 sale para Laos y Vietnam. La India, la nación que la tiene entusiasmada, la ha visitado en 18 ocasiones.

Con una expedición en el sur de la India. Con una expedición en el sur de la India.

Con una expedición en el sur de la India. / G. H.

Kandy nació en nació en el pueblo de Iscar, en Valladolid, en donde también tuvo su primera cuna la bailarina y coreógrafa Mariemma. Allí vivió la aventurera hasta los 20 años en que su familia se fue a vivir a San Sebastián.

-Mi padre montó allí un camping, cuando en España aún había muy pocos. Casi todos los viajeros que recalaban en el establecimiento eran extranjeros. Venían en grandes furgonetas y a mí me daba mucha envidia cuando me contaban en los países en los que habían estado. Fue ahí cuando me di cuenta de que tenía espíritu aventurero. Me prometí a mí misma que algún día yo también sería una gran viajera. Como el camping abría solo seis meses al año, lo que ganaba me lo gastaba en recorrer Europa.

En el camping vivió hasta que se casó con un holandés, que tal vez fuese errante a juzgar por el deseo que le inoculó a Kandy de ir de un sitio para otro. El matrimonio vivió un tiempo en Utrech y después se vino al sur de España porque Kandy ya estaba harta del frío.

-Mi marido era abogado pero cuando vino a España su título no se lo convalidaron, por eso tuvo que prepararse para ejercer la abogacía otra vez. Como yo no tenía otra cosa mejor que hacer, también me matriculé en Derecho. Y me hice abogada. La verdad es que me gustaba la profesión, pero no estaba satisfecha conmigo mismo. Necesitaba volar.

La vuelta al mundo

Fue en Motril donde ejerció hasta la jubilación. Mientras tanto el matrimonio tuvo tiempo de tener un hijo y de separarse. Así que cuando el hijo creció y ella se vio libre de las ataduras laborales, quiso cumplir sus sueños viajeros: colgó la toga, cogió la mochila y se fue a dar la vuelta al mundo. Me cuenta Kandy que comenzó su periplo en Argentina y que lo terminó en la India. Nueve meses en total en los que visitó decenas de países, durmió en centenares de albergues y compartió experiencias con miles de viajeros como ella.

-Fui sola, con la consiguiente preocupación que sembré en mi hijo. Pero le dije que así era yo feliz y me comprendió. Durante mis viajes por supuesto que me han pasado cosas desagradables, pero jamás he tenido miedo. He viajado en autobuses atestados de gente, he dormido en sitios infames y en alguna ocasión he estado en peligro, pero siempre me pueden más mis ansias de conocer sitios que la inquietud que puede acarrearme cualquiera de mis viajes. Procuro que las dificultades, los miedos y los problemas no sean algo que me impida moverme. Creo siempre que todo va a ir bien, que la gente es buena y que el mundo me está esperando.

Con una 'mujer jirafa' en Thailandia. Con una 'mujer jirafa' en Thailandia.

Con una 'mujer jirafa' en Thailandia. / G. H.

Kandy es tremendamente expresiva y emplea mucho las manos para afianzar sus palabras. A pesar de vivir tanto tiempo en Granada sigue manteniendo esa corrección lingüística de los que han nacido en Castilla. Me cuenta que después de dar la vuelta al mundo se dio cuenta de que no podía estarse ya quieta en ningún sitio. Por eso comenzó a planear viajes y a visitar países de todos los continentes. Cuando llegó Internet a modificar nuestras vidas ella se abrió una cuenta en el Facebook y un blog para contar sus experiencias y colgar sus fotos. En España empezó a conocerla como La abuelita mochilera.

-Así me bautizaron los mochileros jóvenes que me encontraba en los hostels. Me veían sola, menuda, viejita y con una mochila al hombro y me pusieron la abuelita mochilera.

Ahora, para ella ir a la India o a Thailandia le resulta más fácil que venir a Granada a resolver un papeleo. Desde que empezó su fiebre viajera ha estado en casi todos los países de Suramérica, en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Jordania, Emiratos Árabes, Australia, Nepal, India, China, Indonesia… En total 70 países. Dice que de África solo conoce Marruecos y Argelia pero que es un continente que no le atrae demasiado. También dice que no es turista, sino viajera y que, hasta hace poco, solía cambiar los destinos de sus viajes sobre la marcha porque "eso es lo que le da la salsa a un viaje".

La mochilera mediática

Ahora se ha hecho famosa, ha escrito un libro y da conferencias allí donde la llaman para que hable de sus experiencias. Su mensaje es claro. Ella piensa que los años no pesan, que lo que pesa es el arraigo, las ataduras, la rutina y el miedo a todo lo desconocido. Dice que cada día es un regalo que le hace la vida, un paquete que le envía el Universo para que lo abra. Lo repite en todas las entrevistas que le han hecho y así se lo dijo hace poco a Risto Mejide cuando habló con ella en su programa televisivo.

La abuelita mochiler, en el 'Chester' de Risto Mejide. La abuelita mochiler, en el 'Chester' de Risto Mejide.

La abuelita mochiler, en el 'Chester' de Risto Mejide. / G. H.

Se ha convertido en un referente nacional del envejecimiento activo gracias a su vitalidad y sus ganas de vivir. Eso sí, me dice que ya no viaja sola y que prefiere hacerlo en grupo en viajes que ella misma organiza. Y dormir en hoteles en vez de en albergues. Así, de alguna manera, deja más tranquila a su hijo y su nieta de nueve años, que la llama Abucaqui y que quiere ir con ella a la India.

-A mi edad pienso que también tengo que ser sensata. Ahora hay teléfonos móviles y contacto con mi familia y las personas que conozco a través del correo electrónico. Además mi hijo quiere que lleve siempre colgada al cuello una placa en la que dice mi nombre y mi teléfono por si alguna vez me pasa algo. Suelo organizar viajes con jubilados. Es curioso que se apuntan más mujeres que hombres. Los hombres sois más cagados para estas cosas.

Kandy dice que prefiere cansarse antes que oxidarse, aunque a su manera y siempre siendo más viajera que turista:

-Hay mucha gente que me pregunta qué se me ha perdido a mí en todos esos países que visito. Yo les digo que no se me ha perdido nada, que voy a descubrir cosas nuevas. Hay gente acomodada incapaz de salir de su zona de confort y pienso que están perdiendo la oportunidad de las emociones que siempre da un viaje a un país muy distinto al tuyo. Y con el sueldo de un jubilado se puede viajar por el mundo, eso sí hay que ir buscando alojamientos baratos y comiendo en la calle. El tener siempre un autobús en la puerta del hotel que te lleve a todos sitios no es viajar, eso en todo caso es hacer turismo y para eso es mejor ir a una agencia de viajes. Lo más caro son los vuelos, pero yo, por ejemplo, he dormido en un hotel en Thailanda por 20 euros y he encontrado apartamentos en los que he estado un mes por 150 euros. Yo salgo de España y ahorro.

Su ropa viajera está ya personalizada. Su ropa viajera está ya personalizada.

Su ropa viajera está ya personalizada.

Kandy es partidaria, como Antonio Machado, de ir por la vida ligera de equipaje. Dice que una de las cosas que tiene que aprender un buen viajero es saber qué cosas son imprescindibles y cuáles no. Y que de alguna manera eso es una metáfora de la vida.

-Últimamente llevo una mochila que pesa tres kilos. He aprendido a quitar cosas superfluas, que es lo que tienes que hacer todos los días, aprender a saber qué es lo importante para el trayecto de la vida y lo que no. A mí ya no me preocupan las arrugas o la edad, me miro todos los días al espejo y me digo: Kandy, ¡qué guapa estás! ¿A dónde vas a ir la próxima vez?

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