Ayer y hoy

Anne Harrison, la primera turista inglesa en Granada

  • Una reciente publicación, firmada por el profesor Sánchez-Montes, nos acerca a la primera turista que visitó Granada en el siglo XVII

  • Sus leyendas sobre la Alhambra se adelantan a las de Washington Irving.

Lady Anne Fanshawe. Valence House Museum.

Lady Anne Fanshawe. Valence House Museum. / J.L.D.

Conocida como Anne Fanshawe desde su matrimonio, esta inglesa ha pasado a la historia por las recetas culinarias que nos deja en sus Memorias, pero a través de la publicación sobre Los viajeros por el reino de Granada en el seiscientos (2020), el profesor Sánchez-Montes nos saca a la luz los viajes que Lady Anne giró a España en compañía de su marido Sir Richard Fanshawe, embajador del rey inglés Carlos II en la corte española en tiempos de Felipe IV. Enamorada de España y una vez viuda, Lady Anne (1625-1680) decide escribir unas Memorias que recogieran su estancia y recorrido por las tierras de España. Aparecen recetas de cocina de las diversas regiones, alusiones a la fabricación de perfumes, jabones, helados, sangrías, chocolates y hasta almendras garrapiñadas. Hace una radiografía de la vida y las costumbres de la España del seiscientos: sus gentes, fiestas, teatros...

Granada en el siglo XVII. Plataforma de A. de Vico. Granada en el siglo XVII. Plataforma de A. de Vico.

Granada en el siglo XVII. Plataforma de A. de Vico. / J.L.D.

Pero si la traemos hoy a nuestra página es por considerarla como la primera turista inglesa que visitó la Alhambra, sobre la que nos cuenta curiosas anécdotas con visos de leyenda que en cierto modo se adelantan a los famosos Cuentos de la Alhambra de Washington Irving.

Leyenda de la mano y la llave. Leyenda de la mano y la llave.

Leyenda de la mano y la llave.

Venir a Granada era viajar a la que fue exótica capital del último reino musulmán. Ciudad de moda en el cristiano-morisco siglo XVI. Pero no era fácil llegar en el siglo XVII; había que superar la complicada orografía; caminos tortuosos, cutres alojamientos y recorridos peligrosos plagados de salteadores. A pesar de todo fueron muchos los inmigrantes residentes en los barrios de la Duquesa, la Magdalena y las Angustias; sobre todo franceses y genoveses. Era señal de buena familia visitar como “turistas” Italia y España para completar una buena educación. Por aquí aparecen polacos, alemanes, franceses, ingleses, , borgoñones y portugueses de fuste.

Corría el mes de marzo de 1650; el matrimonio Fanshawe llega a Málaga, por Vélez Málaga viene a Granada y así lo describe Lady Anne: “Al día siguiente fuimos a Granada, habiendo pasado las montañas más altas que he visto en mi vida; al pie se encuentra el valle más hermoso, adornado con árboles altos, ricos pastos y un ancho y profundo río de aguas cristalinas…Sobre la ciudad ese grandioso palacio llamado Alhambra, adornado de jaspes, patios, fuentes y mosaicos que superan los más bellos esmaltes”. Esta catarata de piropos pudo ser una de las causas de que por aquí pasaran docenas de escritores, pintores, fotógrafos, entusiasmados con esa visión romántica tan acentuada en los siglos siguientes.

Monumento a los viajeros románticos. Monumento a los viajeros románticos.

Monumento a los viajeros románticos.

Lady Anne se apasiona con Granada a la que llegó embarazada (tuvo 15 hijos), y hasta se interesa por su Historia, por la conquista cristiana y por algunas de sus aventuras a las que ella parece darle carácter de veracidad. Es la primera vez que vemos escrita la célebre leyenda de “la mano y las llaves” referida a esos símbolos que figuran en las claves de los arcos musulmanes. Granada caerá cuando la mano y las llaves se unan. Y sucedió que “el rey Fernando lanzó una flecha y cortó la parte de la piedra que sujetaba las llaves y cayeron sobre la mano que estaba debajo”. Suele estar la mano siempre por encima; pero así quedó en la leyenda. Al poco Granada fue tomada.

Refiere Lady Anne haber oído ruidos de choque de armas a través de un portón de hierro en la ladera de una colina. Nadie pudo entrar desde que lo abandonaron los moros y los que lo intentaron murieron. “De esta verdad no puedo decir nada más, pero existe tal portón, yo lo he visto”. Interesante la colaboración del catedrático Sánchez-Montes sobre estos viajeros en la obra El Reino de Granada y la Monarquía Hispánica en el siglo XVII. Interesante, ciertamente, porque Granada sigue siendo ciudad de leyenda y, con permiso del virus, ciudad de turistas.

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