Granada

Antropología cierra su laboratorio por falta de seguridad, higiene y espacio

  • La medida afecta a unos 85 alumnos entre máster, investigadores extranjeros y doctorandos. Riesgos laborales y la Inspección de Trabajo han alertado de las deficiencias del espacio.

El Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada ha decidido cerrar su laboratorio de Antropología de la Facultad de Medicina por falta de seguridad, de higiene y de espacio. Un problema que llevan arrastrando casi desde su apertura en 1971 y que ya no están dispuestos a soportar más.

El cierre del laboratorio, decidido unilateralmente por los miembros del Departamento para "no poner en riesgo" a los alumnos y al propio personal, afecta a unos 85 estudiantes entre los 70 de máster, especialistas extranjeros y doctorandos.

"No podemos aguantar más. Llevamos así 40 años y hemos decidido que ya no se puede seguir metiendo aquí a los alumnos. Esta situación la conoce el rector, la facultad y toda la universidad", aseguró ayer el director académico del laboratorio, Miguel Botella, apenado por la decisión de clausurar uno de los laboratorios de antropología más prestigiosos del país y de prestigio mundial y por la falta de apoyo por parte de la institución académica.

El laboratorio se ubica en los sótanos de la Facultad de Medicina desde 1971. "Entonces nos ubicamos ahí de forma provisional por falta de espacio y así llevamos 40 años", matiza Botella. Los problemas de seguridad, higiene y espacio son tales que los informes de riesgos laborales realizados por la propia Universidad han indicado que el espacio no cumple "ni un ítem" de los analizados. La propia Inspección de Trabajo también urgió a la Universidad a tomar medidas para arreglar el espacio de forma urgente.

"El rector sabe que este espacio no reúne las condiciones necesarias y hemos tenido diferentes reuniones, tras lo que se comprometieron a realizar obras de mejora", detalla Botella. Unas obras que pretendían mejorar el espacio aunque no así ampliarlo y que estaban valoradas en 100.000 euros. Según el Departamento, las obras comenzaron hace unas semanas y se han parado el pasado 2 de diciembre "sin que hayan dado motivos", por lo que han decidido no aguantar más y tomar esta medida de no hacer la actividad de investigación en el laboratorio, aunque sí continúan las clases teóricas y las tutorías.

La falta de espacio es evidente ya que, según cuentan, la sala sería un sitio para unas 8 personas y en realidad están 31 entre alumnos y personal. "No cabemos, no hay luz suficiente al estar en el sótano, no hay espacio para guardar bien las muestras y conservarlas y hasta elementos de riesgo biológico hay que desecharlos por el fregadero", matiza Botella.

El Departamento solicitó hace un tiempo, con la salida del Instituto de Medicina Legal de la Facultad, instalarse en el Parque Tecnológico de la Salud, ocupar ese espacio para tener más metros y recursos. "Pero nos lo denegaron", resaltan. Consiguieron en negociaciones con el rector el compromiso de arreglo del espacio actual pero al pararse las obras han decidido no "aguantar" más por la falta de apoyo también por parte del Decanato de Medicina.

Además, el tiempo que resta todavía para la mudanza de la facultad al PTS -donde tendrán un espacio en la tercera planta de la nueva facultad- lo calculan todavía en "año y medio o dos años", demasiado para seguir en esta situación, según el Departamento.

Fuentes de la Universidad de Granada aseguraron a este periódico que la UGR "no ha cerrado ningún laboratorio" sino que ha sido una medida del Departamento que, en cualquier caso, no le corresponde. Una aseveración ante la que el Departamento asegura que han decidido por unanimidad no acudir más a este espacio ni meter allí a los alumnos, algo que ya sabía el rector, al que lo habían notificado antes por deferencia.

Con todo, la Universidad asegura que mantendrá el clima de diálogo y que están abiertos a reunirse porque su voluntad es la mejora de la infraestructura y sobre todo la de no perjudicar a los alumnos. Además, inciden en que la paralización de las obras de mejora del laboratorio se puede deber a un problema puntual pero no implica su aplazamiento sine die.

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