Es casi un dogma que en los centros de salud está el corazón de la sanidad pública. En este caso, el del coronavirus y sus estragos, el tratamiento y la atención a pacientes no se reduce a los hospitales, el papel más importante para la tarea de frenar el virus y no colapsar los hospitales recae en los médicos de familia, la Atención Primaria. De hecho no se realizan test de Covid-19 a todo el que presenta síntomas por lo que el número de positivos que hoy anuncia la Junta de Andalucía en Granada a fecha de ayer 1.182 no es el total de personas infectadas en la provincia, el número corresponde solamente a quienes se les ha practicado la prueba, es decir, aquellos con síntomas graves que han acudido al hospital o profesionales de primera línea con síntomas que tienen que confirmar la presencia del virus para apartarse de sus labores y no contagiar a nadie.
Con esta premisa clara se puede confirmar que en Granada hay muchos pacientes que están siendo atendidos vía teléfono por sus médicos de familia a quienes les trasladan cada día o cada dos sus dolencias y les realizan el seguimiento. A fecha de ayer había 508 granadinos que son atendidos desde los centros de salud de Granada en sus casas, pero no es un número absoluto, hay otros muchos que no se hayan realizado el test y se les haga un seguimiento médico a distancia porque han acudido a la valoración telefónica de sus dolencias.
En el Centro de Salud del Albaicín realizan a diario unas 30 llamadas de pacientes con diagnóstico clínico de Covid-19 (atienden a Beas, Huétor Santillán y El Fargue) y en el de la Zubia alrededor de 20, según confirman médicos de familia de los ambulatorios. El trabajo de la Atención Primaria ahora se ha desdoblado, no solamente atienden a los pacientes de coronavirus que permanecen en su casa con un cuadro leve también tienen que seguir atendiendo a sus pacientes habituales que además suelen ser personas mayores. María Pedrosa, médico de familia en la Zubia y vocal del Colegio de Médicos de Granada explica que ella y sus compañeros reciben unas 200 llamadas diarias.
Ahora, como primera trinchera, han cambiado también su manera de trabajar doblando esfuerzos. Pedrosa explica que la mayoría de centros de salud se han organizado internamente para poder llegar a todas las demandas. En la Zubia, explica, son 11 profesionales y dos personas están en consulta presencial y una persona para avisos. También hay dos residentes que realizan consultas virtuales y el resto están en casa pero atendiendo su consulta. "Los pacientes me piden cita como siempre y yo las atiendo vía telefónica", explica Pedrosa que concreta que en su centro de salud pueden hacer unas 200 llamadas al día de consultas de sus pacientes. Todo ello entre pacientes con cita y el listado de aquellos que requieren seguimiento no solo por Covid-19, también otros pacientes como embarazadas o diabéticos.
En cuanto a las sospechas de coronavirus, tanto el centro del Albaicín como el de la Zubia así como el resto de la provincia operan del mismo modo: si les dicen que tienen síntomas que pueden pertenecer al cuadro que se presenta con un Covid-19 y son leves (como tos) los médicos de familia comienzan a hacerles un seguimiento telefónico durante un par de días. De este modo al no estar en el Centro de Salud y citando y recitando pacientes desde casa también se impiden nuevos contagios y que se infecten los profesionales.
Por otro lado, la facultativa reseña a las enfermeras que "están haciendo una labor genial porque llaman a los inmovilizados, realizan las curas y acuden a domicilios como en los casos de pacientes con sintrón".
En el centro de salud del Albaicín, conocido en la ciudad por ser un centro neurálgico de la sociedad del barrio también hacen gala de ello durante estos días de crisis sanitaria. Miquel Farrés es médico residente del ambulatorio y explica que ellos también se han organizado de forma interna para acotar cuanto puedan esta pandemia. Por ahora no cuentan con bajas de profesionales por contagio del coronavirus, siguen resistiendo pese a que ellos también tienen que fabricarse sus propios trajes y material de protección para trabajar.
Farrés cuenta que su organización ha llegado incluso a exportarse a otros centros de salud de Andalucía porque están funcionando muy bien. Atienden telefónicamente todo lo que se puede para evitar que una población mayor como es la del barrio se desplace hasta el centro y además, como varios de los médicos adjuntos del ambulatorio son mayores de 60 años y algunos presentan patologías, han establecido que sean los más jóvenes y los residentes quienes acudan a las consultas a domicilio. Este residente se ocupa también de la consulta presencial para patologías respiratorias que puedan ser coronavirus pero en estado leve, si presenta síntomas graves directamente lo derivan al hospital, como en el caso de la Zubia.
Los casos en los que se sospecha que puedan tener una patología grave sí les piden que acudan al centro para ser auscultados y si ven algo lo derivan al hospital, en cambio si ven que son síntomas que pueden ir controlando cada dos o tres días lo llaman por teléfono. "Esto lo hacemos así para que los hospitales no estén tan sobrecargados", explica Pedrosa. Esta cadena que realizan ambos centros queda muy facilitada por el trabajo previo de triaje telefónico en el que se hace una valoración previa de los casos.
Un aspecto interesante del trabajo que están realizando en el Albaicín es el seguimiento de los pacientes más frágiles. "Tenemos listas de personas de más de 80 años o con enfermedades complejas a los que vamos llamando para ver cómo están y revisando que todos estén bien".
"Creo que estamos haciendo una labor bastante importante, lo que pasa es que somos hormiguitas y no se nos ve. Estamos conteniendo a mucha gente, además del trabajo con las personas ancianas que están solas, que son muchas y hay que estar con ellos", eplica Pedrosa.
Farrés coincide Pedrosa en que son ese primer dique de contención en esta crisis sanitaria. "Con nuestro trabajo conseguimos bajar la demanda del hospital y desaturar las urgencias. También sirve para que los pacientes que obtienen el alta puedan tener mejor seguimiento y quienes están asustados no lleguen al centro de salud sin motivo y poder informarles".
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