Elecciones generales

Batalla de bloques en Granada: una derecha motivada frente a una izquierda muy justa

La derecha granadina ha cumplido con sus líderes nacionales. El resultado en esta provincia ha estado dentro de lo esperado por quienes pretendían un cambio de rumbo nacional con el PP o con el PP y Vox en el nuevo Gobierno español. En cambio, la izquierda, aunque a primera vista parezca haber hecho un importante ejercicio de resistencia, no llegó a movilizar a su electorado como hubiera sido necesario para parar el triunfo de sus rivales y, sobre todo, para moverse en las cifras de voto y representación que sí obtuvo en la primera cita electoral de 2019. Este bloque se ha defendido ahora en la provincia con lo justo, con su electorado más fiel.

La cabeza de lista del PSOE al Congreso, Carmen Calvo, tiene muy clara la fórmula electoral en España y así lo recordó durante la noche del domingo en la sede de Torre de la Pólvora: "Cuando la izquierda se mueve, la derecha se para". El problema es que este 23 de julio, su partido y el conjunto del bloque de la izquierda en Granada no han seguido esa senda, motivo por el que el lema puede valer para lo sucedido en el conjunto del país, pero no para el caso concreto de la provincia donde ella se presentaba.

La demostración está en la evolución de las cifras de votos y participación. El Partido Popular y Vox, como fuerzas de la derecha, han sumado 264.958 votos en Granada en estas elecciones generales de 2023. Con mucho mejor rendimiento del PP que el del partido de Abascal, pero, en definitiva, ésa es la suma del bloque y la cifra total de votantes de derechas que se han movilizado este verano. Ese dato es comparable al que todo el flanco derecho (si incluimos ahí a Ciudadanos) obtuvo en las primeras elecciones generales de 2019, las que se celebraron en abril -antes de la repetición electoral- y en las que la participación global en la provincia sí fue similar a la de esta ocasión. 

Aquel 28 de abril de 2019, el PP obtuvo uno de sus peores resultados en Granada (96.588 votos y un solo escaño), pero porque el voto de la derecha se dividió entre tres fuerzas que entonces resultaron muy equilibradas, PP, Cs y Vox. Fueron los comicios en los que Ciudadanos llegó a barajar el espejismo de que podría superar al PP con un pequeño empujón más. La división penalizó a los partidos de este bloque, que solo consiguieron un diputado cada uno, pese a haber obtenido en conjunto el voto mayoritario. 

En aquella cita electoral de abril, que podría compararse con la de ahora mucho mejor (por los índices de participación en torno al 70%), el PSOE resultó ganador con 177.478 votos, lo que le reportó tres escaños. Pero además, en la izquierda, Podemos obtuvo un gran resultado, al llevarse 71.466 apoyos, que se tradujeron en un diputado. En conjunto, su electorado les reportó 248.000 papeletas, 26.000 más que las obtenidas ahora por PSOE y Sumar. Ninguno de los dos partidos de izquierdas (si comparamos Podemos con Sumar) ha conseguido alcanzar cifras de voto similares en este 23J.

Esta última campaña electoral de la izquierda ha girado en torno al no pasarán, en alusión a la posible victoria de la derecha y, sobre todo, al temor de que Vox fuera necesario para un Gobierno del PP. El objetivo era movilizar a mucho electorado desencantado por distintos motivos (con el Ejecutivo de Pedro Sánchez o por la división de la izquierda). Con ese objetivo de servir de barrera a un cambio que pueda recortar libertades y derechos sociales, estos partidos confiaban en mover a todo el votante afín posible, por muy pocas ganas que tuviera de darles su apoyo aquel tradicional votante crítico. En Granada, los datos reflejan que PSOE y Sumar/Podemos se han dejado por el camino el apoyo de 26.000 votantes que en abril de 2019 sí les dieron su confianza.

Las cifras obtenidas por este bloque de la izquierda en esta cita electoral son, en conjunto, similares a las que consiguió en noviembre de 2019, en la repetición electoral, donde bajó la participación y fue evidente que buena parte del electorado se hallaba ya un poco aburrido. Entonces sumaron unos 220.000 votos, casi los mismos que ahora (222.172). El PSOE ha obtenido unos 4.500 más y Sumar unos 3.000 menos, pero en conjunto se equilibran.  

Por tanto, los votos conseguidos ahora por el bloque de la derecha son similares a los de abril de 2019 y los de la izquierda están muy por debajo de aquella cita electoral de gran movilización y más en línea con los que consiguió seis meses después, cuando hubo muchos más posibles electores que se quedaron en casa. 

Con estos datos en la mano, lo lógico no es pensar en un trasvase de votos, sino en una mayor movilización de un tipo de votantes que de otros en la provincia. Es decir, que buena parte de los que han hecho este verano el esfuerzo de hacer kilómetros, suspender sus vacaciones o hacer colas para votar por correo estaban más motivados a un cambio de Gobierno hacia la derecha que a servir de freno para que no se produzca ese giro.

Con todo, y dadas las previsiones, el resultado de la izquierda no ha sido malo porque ha salvado muy bien los muebles y ha frenado la caída que se venían dando en Granada desde las elecciones autonómicas. Pero a efectos prácticos ha sido negativo para los intereses nacionales del PSOE, que está muy limitado para poder formar gobierno. En la sede socialista granadina no se ocultaba que el objetivo era mantener los tres diputados que durante buena parte del recuento parecía que podría conservar. Al final, el escaño fue para Sumar, lo que a efectos de bloque tiene el mismo valor y otorga a la derecha la mayoría de representantes en el Congreso (4 para PP y Vox y 3 entre PSOE y Sumar). 

Reválida en la capital

La reciente victoria por mayoría absoluta holgada del PP en la capital de Granada en las municipales de mayo se ve refrendada con los resultados de estas elecciones generales del 23 de julio. El partido que lidera Marifrán Carazo en la ciudad obtuvo un 45% de los votos en la lucha por la Alcaldía y ese porcentaje se mantiene prácticamente igual en este cita nacional para su partido. 

Las mayores diferencias se dan en los resultados del PSOE y del resto de fuerzas con representación. El 27% de los apoyos que han conseguido los socialistas en la ciudad contrasta con el 33% que obtuvo el candidato Paco Cuenca casi dos meses. Las cifras indican que el candidato a la Alcaldía tuvo más apoyo que su propio partido en la contienda nacional.

Vox también mejora mucho su resultado en la ciudad, al pasar del 8% al 13% de los votos, lo que en cierta forma entra dentro de la lógica porque este partido siempre ha tenido un rasgo muy nacional.

En el caso de Sumar, habría que compararlo con el resultado obtenido por las dos confluencias que lideraron Podemos e IU en cada caso, ya que en esa cita electoral no consiguieron un acuerdo y acudieron separadas. La mejora es evidente, porque sumando los votos en las municipales se llevaron un 7,5% de los apoyos y ahora han conseguido un 13%. Es casi el doble y está muy cerca del resultado conseguido por Vox.

Estos días habrá muchos militantes y simpatizantes de estos partidos preguntándose si el resultado de las municipales hubiera sido muy diferente de haber ido con una misma papeleta. Podría ser que no se hubieran quedado sin representación en el Ayuntamiento, pero esto no es fácil de extrapolar porque cada elección tiene su particularidad.    

 

          

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