Medio ambiente

Cambio climático en Granada: la respuesta es adaptarse

  • El proyecto Life Adaptamed presenta los trabajos llevados a cabo en Sierra Nevada para proteger los ecosistemas y sus servicios al cambio climático

Acequia de careo en la Alpujarra, en la zona alta del barranco del Poqueira

Acequia de careo en la Alpujarra, en la zona alta del barranco del Poqueira / J. J. Medina

Las soluciones siempre estuvieron ahí, pero había que prestarles atención. O conservarlas. Y en este caso, valorizarlas. En el campo, en la naturaleza, están buena parte de las respuestas frente a la amenaza global del cambio climático, que en estos días vive una nueva cumbre mundial en Glasgow, Escocia, una nueva cita de líderes mundiales llenándose la boca de conservación, medio ambiente y bla, bla, bla, pero que delegan en sus perros de presa para que todo siga igual mientras el planeta se va al garete. Solo proyectos como Life Adaptamed, que desde el año 2015 trabaja en tres espacios naturales significativos de Andalucía como Doñana, Cabo de Gata-Níjar, y Sierra Nevada, se desarrollan para encontrar respuestas de adaptación del medio al calentamiento global con estrategias que parten desde lo básico: restablecer la relación entre humanos y naturaleza.

Durante esta semana se ha desarrollado en los espacios naturales de Sierra Nevada y Cabo de Gata una visita para dar a conocer parte de las conclusiones del proyecto Life Adaptamed, cuyo principal objetivo es la protección de los servicios ecosistémicos en tres grandes áreas protegidas de Andalucía mediante acciones de gestión adaptativa, que más adelante puedan seguir desarrollándose en estos y otros espacios naturales. Los trabajos se iniciaron en 2015, siendo este el primer proyecto aprobado por la Comisión Europea, y finalizan este año aunque se ha pedido una prórroga de un año, debido sobre todo a la pandemia, según explicó Javier Cano, uno de los coordinadores de Life Adaptamed.

Una acequia de careo situada por encima de Capileira Una acequia de careo situada por encima de Capileira

Una acequia de careo situada por encima de Capileira / J. J. Medina

En concreto, el proyecto ha desarrollado en la provincia de Granada seis acciones en el Parque Nacional de Sierra Nevada. Tres de ellas relativas a la gestión adaptativa de pinares de repoblación, muchos de ellos ya con una antigüedad de entre 60 y 70 años, que se encuentran demasiado masificados y los hace más vulnerables al cambio climático. En la Sierra, cerca de 132 hectáreas. Para ello, explicaron los responsables, se realizan 'clareos' controlados para plantar otras especies que favorezcan la diversidad y al mismo tiempo los haga más resilientes a los cambios y retengan más carbono. De manera similar, en la Alpujarra granadina, otra de las acciones se destina a la gestión de los bosques de encinas y robles, 50 hectáreas, como los que coronan la parte alta del municipio de La Taha de Pitres, donde se han realizado resalvos y podas experimentales destinadas a fortalecer el vigor de estas masas forestales de las cuales se benefician los habitantes de la zona con la explotación controlada de sus recursos.

Pero todo esto no se entendería sin lo que podría llamarse la joya de la corona del proyecto Life Adaptamed en la provincia de Granada: la puesta en valor de las acequias de careo, una técnica ancestral que hunde sus raíces en la época musulmana. Se trata de aprovechar al máximo los recursos hídricos que proporciona el macizo de Sierra Nevada, donde además son cada vez menos frecuentes las precipitaciones de nieve, que en muy pocos años han caído entre un 18 y un 20% desde 2014, con una media de cinco días menos de duración de la nieve en las montañas, explicaron los responsables del proyecto.

Un periodista fotografía el robledal de La Taha de Pitres Un periodista fotografía el robledal de La Taha de Pitres

Un periodista fotografía el robledal de La Taha de Pitres / J. J. Medina

En concreto se ha actuado en dos acequias de este tipo, una en la cara norte de la Sierra, y otra en Bérchules, en la Alpujarra, y de la cual se benefician cerca de 600 agricultores. La función de estas estructuras tradicionales es clave: no sólo conducen el agua, sino que la 'siembran' dejando que se filtre y aflore montaña abajo, ya sea en forma de manantiales o fuentes, pero también siendo claves para mantener bosques, mantener un ecosistema propio con enebros, agracejos y y sabinas, regar cultivos, y abastecer a la población. Se estima que en Sierra Nevada hay cerca de 840 kilómetros de acequias de careo, aunque no todas están conservadas como debería.

Mantener y conservar este tipo de sistemas es básico para poder aprovechar sus servicios, que son de tres tipos: abastecimiento (alimentación, madera, medicamentos, energía y fibras), regulación (purificación de agua, descomposición de residuos, polinización, regulación del clima y control de enfermedades), y culturales (paisajísticos, espirituales, mentales y de ocio). A partir de esta conservación crece una industria sostenible y asociada a la simbiosis con el entorno y que favorece la fijación de la población. Cooperativas como Las Torcas, situada en Los Tablones de Órgiva, que trabaja con producto ecológico ya no sólo de la Alpujarra, sino de la Costa Tropical o La Contraviesa; o Natures, especializada en turismo de geoparques y que ahora puede encontrar una salida más en el del Norte.

Cooperativa ecológica Las Torcas, de Órgiva Cooperativa ecológica Las Torcas, de Órgiva

Cooperativa ecológica Las Torcas, de Órgiva / J. J. Medina

El proyecto, que cuenta con financiación europea de un 60% de los 5,2 millones de euros que tiene de presupuesto, está coordinado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y cuenta como beneficiarios a la Agencia de Medio Ambiente y Agua, el CSIC, las Universidades de Granada y Almería, el Parque de las Ciencias, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y se encuentra cofinanciado por Aguas de Lanjarón.

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