Carmen de San Miguel, un paraíso a la sombra de Torres Bermejas

Jorge Matas y Paqui Vílchez, dueños del Restaurante Carmen de San Miguel, con todo el equipo.
Brígida Gallego-Coín

14 de noviembre 2015 - 01:00

No sólo se come bien. Este lugar es uno de los más agradables de Granada por su encanto, su historia, su belleza y sus vistas. El Carmen de San Miguel tiene unos vecinos de lujo: Torres Bermejas y la Fundación Rodríguez Acosta. Está ubicado en un rincón único: el final del Callejón de los Niños del Royo. Por todas estas cuestiones y por muchas más que podrían llenar un libro entero lo recomiendo vivamente. Conserva el verdadero encanto granadino -cada vez más escaso- y por eso es una joya que merece la pena conocer. Para almorzar, cenar, tapear o tomar un chocolate caliente, un café o unas tostadas. Al mismo precio que en cualquier otro lugar de la ciudad.

Sus actuales dueños, Jorge Matas y su mujer Paqui Vílchez y todo el estupendo equipo del Restaurante hacen que traspasar el umbral se convierta en una experiencia inolvidable.

Si no, que se lo pregunten a toda una chica Bond, Olga Kurylenko, que lo ha frecuentado en varias ocasiones. O al actor Benicio del Toro, por citar algunos nombres de los muchos que han pasado por este lugar que se abre a unas espectaculares vistas de Granada y de la Sierra.

Detalles emocionantes como columnas de mármol que recuerdan a las de la Alhambra, azulejería y empedrado granadino, fuentes, caquis y granados y un sol que se derrama por todas partes son algunos detalles que enamoran. En el interior, una chimenea encendida que calienta un saloncito nos hace viajar a la Granada del siglo XIX. Es uno de los rincones más solicitados por su encanto.

A la hora de comer, Jorge Matas no para de inventar para satisfacer los paladares más exigentes. Ha sido alumno de la Escuela de Hostelería Hurtado de Mendoza. Su cocina es tradicional granadina, con productos de la tierra y de temporada. A la hora del tapeo destacan el remojón o la ensaladilla rusa. Para comer, acertaremos comenzando con un foie casero con membrillo, una pastela de rabo de toro o una ensalada de fruta con mango, caqui, granada, piña...

De primero destacan el carpaccio de ternera pajuna, las mollejas con setas y su huevo frito, plato que también se conoce con el nombre de "castañuelas", moraga de sardinas con sus piñones o la estrella de la carta: el cochinillo confitado con su canela y su vainilla que marida de maravilla con una Alhambra 1925. Otra propuesta estrella es la costilla de ternera pajuna con chocolate, que sabe mejor si se toma con una cerveza Alhambra Mezquita. También tiene mucho éxito la corvina asada con alioli de yogur y plancton.

Los postres más solicitados son el soufflé de chocolate y el parfait de turrón.

Por su original emplazamiento, en este Carmen se hospedó en 1845 el compositor Mijail Glinka, considerado el padre del nacionalismo musical ruso. Durante su estancia en Granada y sus viajes por España estudió la música popular que tanto influyó en su obra. Es una de las mucha s curiosidades de este Restaurante al que hay que tocar un timbre para poder entrar. Es mejor llegar en taxi, en el bus de la Alhambra que para a 200 metros o andando y disfrutando del Paseo. Cualquier evento aquí tiene un encanto especial.

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