Cuenta atrás para la 'reválida' de adultos

Unos 1.800 alumnos mayores de 18 años están convocados mañana en siete tribunales de Granada para realizar las pruebas libres que les permita obtener el Graduado en Enseñanza Secundaria Obligatoria

Alumnas del Ceper Zaidín Fuentenueva repasan los apuntes en clase para consultar las últimas dudas antes del examen.
A. Beauchy / Granada

06 de junio 2008 - 01:00

Cuando eran jóvenes no tuvieron ocasión de continuar sus estudios, formaron parte de los elevados índices de fracaso escolar o empezaron demasiado pronto a trabajar. Se les considera adultos porque tienen más de 18 años, pero la mayoría está fuera del sistema. Mañana tienen la oportunidad de cambiar este destino y obtener el graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO), la primera puerta a un mercado de trabajo que les estaba vedado.

A uno de los 23 centros de Granada donde se imparte Educación Permanente (Ceper), el del Zaidín Fuentenueva, llegan los alumnos a cuentagotas. La puerta del aula de adultos de Rafael Baz se abre a partir de las seis y media de la tarde y, poco a poco, se van incorporando mujeres de mediana edad y jóvenes que saben muy bien cuál es su sitio.

Baz lleva casi veinte años como profesor de adultos, y cree que a este tipo de alumnado no se le puede controlar la asistencia. Tiene matriculados unos 60, pero no más de la mitad acude regularmente a sus clases. Vienen cuando pueden y siempre son bien recibidos.

La primera en llegar es Elena Simbaño, una ecuatoriana de 49 años que lleva viviendo en Granada desde hace ocho y hasta ahora sólo ha encontrado trabajo como empleada de hogar. "Necesito este título para optar a otros trabajos. Si apruebo me gustaría hacer Trabajo Social".

Simbaño encarna, según Baz, uno de los cuatro perfiles en los que se divide este alumnado: "mayores de 40 años, jóvenes (veinteañeros) insertados en el mercado laboral, jóvenes desempleados e inmigrantes, la mayoría latinoamericanos".

Están un poco nerviosos porque en un par de días se examinan y saben que es una buena oportunidad para cambiar su suerte. Llevan nueve meses estudiando, pues aunque el programa de adultos está dividido en dos cursos escolares, casi todos tratan de obtener el título de ESO en un año. "Los que aspiran a conseguir un trabajo no pueden esperar tanto tiempo", explica Baz.

Es el caso de Juan Ramón Carvajal, un joven de 24 años, carpintero de profesión desde los 16 años, que estudia para poder presentarse a las oposiciones de la Guardia Civil. "Tengo el graduado escolar, pero no el de la ESO, que es el que exigen ahora", dice.

La materia que se estudia en Educación Permanente es distinta a la que se imparte en la enseñanza obligatoria, que se cursa entre los 12 y 16 años. Los contenidos no están divididos por asignaturas, sino por ámbitos: el lingüístico, que contempla lengua, literatura e inglés; el científico-tecnológico, con matemáticas y ciencias naturales, que incluye también física, química, biología y geología; y, por último, el ámbito social, que cubre las asignaturas de historia, geografía y algo de cultura andaluza.

Los tres exámenes que van a cursar mañana se realizan todos en un mismo día, como si de una selectividad se tratara. Pero, a diferencia de las pruebas pre-universitarias, en éstas no hay por qué aprobar los tres ámbitos a la vez, una vez superada una materia ya no es necesario examinarse de la misma nunca más.

Son personas con muchas inquietudes, que desean mejorar su situación laboral, su formación, o simplemente estudian para mantener activa la mente. No hay tanta diferencia de edad con los estudiantes de la reglada, pero al estar ya inmersos en el mundo laboral, les cambia la forma de pensar. Ellos no van a perder el tiempo a las aulas, de ahí que en los centros de adultos no existan los problemas de disciplina que abundan en la mañana.

Sin embargo, los adultos tienen otra problemática. "La principal causa de abandono escolar es -según el profesor del Zaidín- porque encuentran trabajo, precario, pero un trabajo al fin y al cabo; y el horario les impide estudiar".

También "hay madres que vienen para superarse a sí mismo o para ponerse al mismo nivel que sus hijos", agrega Baz.

Es la asignatura pendiente que tenía Conchi González, que a sus 50 años retomó unos estudios que abandonó con doce porque no entendía las matemáticas. Un folleto de información del centro le hizo decidirse. "Ahora que mis hijos son mayores -dice González- me dije: ya es hora de que haga algo por mí misma".

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