¿Desayunar una tostada con jamón en el bar de siempre? ¿Tomarse una caña con esa tapa de caracoles con la que se lleva meses soñando? Es la nueva normalidad que ya ha llegado a todas las provincias de Andalucía, excepto Málaga y Granada. Y las fotos de este mediodía de Sevilla, ya en la fase 1 de la desescalada,  demuestran que, pese a que lo peor de la crisis del coronavirus pasó hace apenas unas semanas, muchos ciudadanos no se han resistido a volver a esas tabernas que eran en parte el epicentro de la cotidianeidad. A 300 kilómetros, en Granada, la foto fija de la última semana no ha cambiado y sigue siendo una provincia en chándal en la fase 0, donde sólo están permitidos los paseos a ciertas horas del día.

Un bar de Sevilla esta mañana.

Desde esta mañana, los establecimientos de hostelería de Sevilla cuentan con el 50% de las mesas y sillas permitidas en su licencia siempre que respeten una distancia de dos metros entre el mobiliario. Algo de aire para un sector importante en la ciudad.

La tónica general es que han sido pocos los bares que se han animado en el primer día de la fase 1 de la conocida desescalada hacía la nueva normalidad. La Asociación de Hosteleros calcula que han abierto 1.000 de los 4.500 establecimientos. Las previsiones es que ese número crezca gradualmente, ya que muchos tienen necesidad de facturar pese al mal tiempo que se barrunta hasta el domingo.

En Granada habrá que esperar para saber cuántos establecimientos suben la persiana cuando se pase a la fase 1. De momento, la gran novedad de hoy en la provincia es la tormenta política que ha dejado la decisión de dejar a la provincia fuera de esta fase.