Día de la Toma de Granada

Día de la Toma: Mariana Pineda y las 4.000 banderas de España

  • Miles de personas asisten a esta edición de la cita histórica en la que no se produjeron altercados pese a los enfrentamientos verbales de los asistentes, que como cada año se congregaron en la plaza del Carmen

Día de la Toma de Granada y día de conflicto histórico. Jornada que cumple más de cinco siglos y que sigue arrastrando enfrentamientos ‘medievales’. Hoy es día 2 de enero, efémeride que rinde homenaje a la entrega de la ciudad por parte del rey Boabdil y a los Reyes Católicos.

Una rendición que cada año se celebra con la representación de la tremolación del pendón castellano que se ondeó hace quinientos años cuando la ciudad pasó a formar parte del reino de Castilla.

España aún no era España –al menos no como tal–, pero hay quienes recuerdan la fecha histórica con rencor y otros que lo ensalzan como si de patrimonio personal se tratara.

En cualquier caso la historia sigue viva en esta ciudad, y ayer, como cada cada 2 de enero, la polémica se instaló en la Plaza del Carmen, epicentro de la celebración.

Con el conflicto enquistado en esta casilla del calendario granadino y pese a que los sentires políticos están crispados desde los comicios andaluces del 2-D que han supuesto un vuelco histórico en la política de la comunidad con la salida del PSOE de la Junta y la irrupción de Vox, no hubo que lamentar ningún incidente.

Una tranquilidad inusitada dado un enjambre social agitado que se significó con la asistencia de colectivos radicales tanto de izquierda como de derecha –como Hogar Social– o con algunos tweets incendiarios como el firmado por Vox: “No queremos ni debemos olvidar, que hace 527 años de la liberación de Granada por las tropas españolas de los Reyes Católicos poniendo fin a ocho largos siglos de reconquista contra el invasor musulmán”.

Más de una hora antes de que diera comienzo la conmemoración el ambiente en el Ayuntamiento ya cogía temperatura. Soflamas a favor y en contra del 2 de enero como: “Día de la toma nada que celebrar”, “Mariana sí, Toma no” o “viva España y viva la Legión” –entre insultos xenófobos y clasistas varios– enfrentaban a los bandos de un lado a otro de la plaza con el cuerpo de la Legión apostado en el centro.

Mientras, a las 11:15 horas, tal como anunciaron, el Partido Popular de Granada repartía 4.000 banderas en apoyo y defensa del Día de la Toma que este año ha reunido a miles de personas en las inmediaciones de la plaza de un Ayuntamiento, que verá cómo en primavera se celebrarán elecciones municipales.

El despliegue policial fue potente, sobre todo como medida disuasoria de cara a evitar cualquier conato de violencia o enfrentamiento entre las partes.

Tanto en la plaza del Carmen como en la Catedral y en los principales accesos al centro de la ciudad, decenas de agentes de Policía Nacional y Local se apostaron atentos a cualquier movimiento violento. Al final de los actos no se ha producido ningún altercado ni detención.

Mientras el acto institucional empezaba a coger forma, en las inmediaciones de la Catedral varias decenas de simpatizantes de Vox, celebraban ‘su acto’ previo a la celebración oficial de la ciudad. El grupo contó con el apoyo tácito de Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, que difundía vía Twitter su participación en el Día de la Toma.

Llegó la hora (11:30) y las puertas del Ayuntamiento se abrieron para dar paso a la comitiva oficial, encabezada por la encargada de portar y tremolar el pendón castellano y edil del Partido Popular, Rocío Díaz. La concejal, custodiada por el cuerpo de la Legión esperó hasta que sonaran los himnos de Granada, Andalucía y España antes de que la marcha prosiguiera.

Con el toque de la banda los pitidos se intensificaron, así como las consignas por ambas partes.

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, junto a otros cargos de su Gobierno y del resto de grupos políticos en el Ayuntamiento se situaron a la cola de la marcha, que cerró el cuerpo de la Legión, quizás el más aplaudido de la jornada por los asistentes.

La comitiva llegó hasta la Catedral donde a las 12 del mediodía comenzaría la tradicional misa tras la que tendría lugar la tremolación del pendón en la Capilla Real y la ofrenda floral en la tumba de los Reyes Católicos.

Luis de Haro, concejal de Vamos Granada tremoló el pendón siguiendo el protocolo de saludos a representantes del clero y del Ayuntamiento de la ciudad. El pasado año rehusaron participar en las actos de la toma tanto el grupo Vamos Granada como Izquierda Unida.

Una vez finalizado, la comitiva regresó a la Plaza del Carmen y encaró la recta final de la conmemoración: daba comienzo la tremolación del pendón en el balcón por parte de Rocío Díaz y el famoso grito Granada qué.

Antes, la Legión recorría la plaza ante los gritos y pitidos del ala de la izquierda. Con el himno de España de la llegada, ambos lados –apostados en la plaza durante más de tres horas– reavivaron las ascuas en un intercambio de consignas políticas a favor y en contra de la Toma.

Emergieron incluso un par de banderas del colectivo de extrema derecha Hogar Social entre la nube de enseñas nacionales. Este año, quizás por el gesto del PP, se vieron en el acto muchas más banderas de España que otros años, aunque los gritos patrios también elevaron el tono.

Terminaba la cita y los miles de personas de la plaza se dispersaban. Buscaban el mejor lugar para ver el desfile de Moros y Cristianos que comenzaba a continuación y que cumple su tercera edición.

El alma ‘conciliadora’ de la cita que nació auspiciada por el gobierno de Francisco Cuenca. La colorida y alegre –en contraposición de la adusta y rigurosa Toma– marcha de 400 personas se encaminó hacia la ermita de San Sebastián, lugar donde siendo aún una rábita, Boabdil tuvo el último encuentro con los Reyes Católicos antes de partir hacia las Alpujarras.

Fuera de la celebración oficial, la asociación Granada Abierta celebró su acto alternativo Toma no, Mariana sí 2019. Antonio Manuel y Juan Pinilla participaron en el encuentro organizado en la Fundación Euroarabe.

Durante el acto, Antonio Manuel advirtió al Ayuntamiento que "la Toma es la fiesta sectaria y excluyente que necesita el fascismo para seguir creciendo: Con la Toma, el gobierno municipal está regalando a la extrema derecha un nuevo 18 de julio”.

Asimismo, criticaron a la corporación municipal “por asistir a la misa católica de la Capilla Real, incumpliendo la Constitución que es aconfesional”.

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