Directores en busca de autonomía
Saturados de trabajo, los máximos responsables de los centros demandan más potestad para la gestión y escoger el perfil docente · Educación les exigirá que sean ellos quienes sancionen a sus compañeros
Los directores son la máxima autoridad en los colegios e institutos de Granada, tienen la responsabilidad civil y penal de todo lo que ocurre en el interior de sus centros, con capacidad para sancionar a los alumnos díscolos y con potestad para elegir la política educativa y de gestión que regirán durante los cuatro años que duran sus mandatos. Pero la sociedad cambia, se hace cada vez más compleja, incluidos los beneficiarios del sistema educativo, y necesitan más autonomía para que su cometido siga siendo eficaz.
La Consejería de Educación ha captado sus súplicas y se ha puesto manos a la obra para elaborar una nueva normativa que regule el funcionamiento interno de los centros educativos, el llamado Reglamento Orgánico de Centros (ROC), y todo indica que los directores van a ser la piedra angular de este proyecto.
Entre los 165 directores de Secundaria que hay en la provincia de Granada se encuentra María Jesús Cortizo, que cumple su segundo año en el Fray Luis de Granada como máxima responsable, aunque su andadura en la dirección se remonta al 2000, fecha en la que se estrenó en el instituto Pedro Antonio de Alarcón. Esta docente tiene claro cuál es la cualidad más útil para un director de un instituto: "mucha paciencia para escuchar". Cree que el despacho del director es como un "consultorio", por donde diariamente pasan jefes de departamento, tutores, alumnos, personal de administración y servicios, familiares de estudiantes, etc. "Y debemos tener claro cuáles son las prioridades de la organización, porque si no se van las horas en atender a todos", dice.
Su homólogo en el IES Emilio Muñoz de Cogollos Vega, Manuel Román, cumple su noveno año como director y destaca la dificultad que supone consensuar todas las decisiones, porque el director "es el centro de un difícil triángulo: alumnos, docentes y familias".
A diferencia con los colegios privados, el equipo de dirección de los centros públicos no puede escoger a sus docentes, ya que consiguieron su plaza por oposición. Pero Educación ha dado indicios de que el ROC va a otorgar cierta potestad a los directores para que puedan elegir el perfil de los enseñantes que demanden para nuevas vacantes. "En función de los programas que tenga el centro, podremos solicitar enseñantes especializados", añade Román. "E incluso sugerir al profesorado que ya está en el centro que se forme en la labor que la dirección considera prioritaria", matiza Cortizo al referirse al pulso que está echando Educación a los docentes con el bilingüismo en las enseñanzas regladas.
Manuel Porcel está entre los 260 directores responsables de los centros de Infantil y Primaria de Granada. Es un ejemplo del docente ligado a un colegio, en este caso al Julio Rodríguez, donde ejerció ocho años como jefe de estudios y hace seis se postuló a la dirección. Suspira al unísono con sus compañeros cuando se le pregunta por su gestión y horarios. "Es tal la carga de trabajo, que la planificación siempre se nos desborda", dice Porcel. Las reuniones semanales con coordinadores de proyectos, equipo técnico y comisiones varias lidian con el tiempo que les ocupa dar clases, y les obliga a echar a la cartera toda la documentación para tramitar que se culmina en casa.
La autonomía de los directores va a ir más allá de la elección del perfil de los docentes. La Junta ha anunciado que en noviembre ya podrán tener en sus manos el gran caballo de batalla que supone la cobertura de las bajas. Pero el precio que han de pagar es alto, porque al nombrarlos "jefes de personal", la Junta también dejará en sus manos la responsabilidad de sancionar al profesorado. "Esto acarreará problemas -dice Román-, porque somos directores temporalmente, luego debemos volver a la docencia".
Aunque también podrán establecer la forma de relacionarse con las familias del alumnado y volver a hacer efectivas "las cuatro reuniones anuales que acercaban a profesores y progenitores".
Un siglo después de que surgiera por primera vez la figura del director escolar (1903), los momentos de gloria siguen siendo los mismos que antaño: "Cuando te reencuentras con un alumno que está en la Universidad o ha encontrado un trabajo cualificado y entonces te dices a ti mismo que tu gestión como director no tuvo que ser tan mala".
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