Hace poco menos de cuatro años se produjo el mayor cambio vivido por la Junta de Andalucía. Tras décadas de socialismo, el PP accedía al poder en San Telmo con el apoyo expreso de Ciudadanos y el implícito de Vox. Empezaba una nueva era con un partido que nunca había gobernado la comunidad y, sobre todo, era el momento de comprobar si, tras tanto tiempo detrás de 'desalojar' al PSOE, el cambio era real. Que si la gestión de la Alhambra y la Sierra se quedaba en Granada, si se apostaba por la sanidad pública tras apoyar las protestas por la fusión hospitalaria, que harían con el Metro después de haber criticado su utilidad, o si se favorecería la educación privada en detrimento de la pública, entre otras muchas promesas electorales.

Infraestructuras

El gobierno de la Junta en Granada tras la apertura del proceso electoral deja ahora mismo muchas cosas en el aire. Lo más llamativo son las infraestructuras. En esta materia se ha notado la mano de Marifrán Carazo como consejera de Fomento. La granadina ha 'tirado' para su tierra y ha recuperado y puesto en marcha proyectos que parecían enquistarse en el tiempo. El resultado más importante ha sido, sobre todo, acometer las obras complementarias a la construcción del Metro de Granada, regenerando zonas y calles que seguían en estado ruinoso desde antes incluso de que se pusiera en marcha el servicio. Al arreglo de los Paseillos Universitarios o el acceso a Maracena se va ha culminado antes del inicio de las elecciones el arreglo casi completo del Eje Arabial-Palencia, que en algo más de dos años está completo a falta del tramo central entre el río Genil y el colegio Regina Mundi, cuyas obras acaban de ser licitadas.

Precisamente el Metro ha sido la gran 'sorpresa' de la gestión del último Gobierno de la Junta. Y una de las cosas que está en juego es la ampliación de la infraestructura. La sorpresa se produce porque el propio PP se pasó todas las obras de construcción del Metropolitano augurando el fracaso del mismo, para al poco de aterrizar en San Telmo abrazarse a él hasta tal punto de plantear la extensión del recorrido en tres secciones: una por el Centro de la capital, otra hasta la plaza de toros de Atarfe, y la que está más avanzada, la ampliación Sur hasta Churriana de la Vega y Las Gabias, que cuenta con financiación europea de fondos Next Generation creados a raíz de la pandemia. Así que uno de los grandes proyectos de la Granada del futuro está ahora mismo en juego si hubiera cambio de Gobierno en Andalucía.

Lo que se va a quedar sin aprobar todavía es el Plan de Transportes del Área de Granada, que marcará el futuro de la movilidad en el Cinturón con vías de alta capacidad, y que implicará también la reordenación del transporte público. Se ha quedado ahora en el proceso que aún ha de abrirse de información pública.

Sanidad

En materia de Salud, Granada tiene sobre la mesa los mismos problemas que el resto de Andalucía: la gestión posterior a la pandemia. Sea como fuere, no ha sido la legislatura deseada por la coalición de centro-derecha al cambiar el paso a mitad de la misma a causa de la crisis del Covid-19. Antes de la pandemia el gran éxito estuvo en el plan de choque destinado a acabar con las listas de espera, pero polémico al obligar al personal sanitario a realizar horas extra. No se acabó con ellas pero se aliviaron los tiempos de espera.

Con el coronavirus la polémica llegó con el despido de decenas de miles de profesionales de la medicina, sobre todo médicos, cuando la crisis sanitaria empezó a menguar. Los sindicatos reclamaron en su momento y, siguen haciéndolo, la contratación de todo el personal de refuerzo en los hospitales y centros de salud, sin que la Junta haya ni siquiera amagado en volver a contratarlos. En juego también están en el corto plazo el mantenimiento de las inversiones para hacer frente a la modernización de los complejos sanitarios de la provincia, incluidos los hospitales de referencia de cada comarca.

Educación

Habitualmente en el apartado de asuntos sensibles junto con la sanidad, la educación supone un elemento singular en los discursos electorales. Granada, como el resto de provincias andaluzas, se juega en estas elecciones elegir quién esbozará el desarrollo autonómico de la nueva ley educativa, la Lomloe, aprobada por el Gobierno del PSOE y Podemos. En el aspecto normativo también será clave qué ocurrirá con aspectos como el pin parental que fue punta de lanza de Vox y que suscitó la crítica de determinados sectores de la comunidad educativa o determinados contenidos (desde el estudio curricular del Estatuto de Autonomía al desarrollo de proyectos sobre diversidad familiar, por ejemplo). Por otro lado, en los próximos años se tendrán que renovar, de nuevo los conciertos educativos, momento siempre delicado en la gestión de una Consejería que, en manos de Ciudadanos, ha dado solución a reivindicaciones laborales como la equiparación salarial de los docentes. Eso sí, se hizo ya en la recta final de la legislatura. No es novedad el hecho de que el próximo Ejecutivo andaluz deberá abordar nuevas infraestructuras educativas, fundamentalmente en el Área Metropolitana.

Universidad

La Universidad de Granada ha mostrado capacidad de negociación con el área liderada por Rogelio Velasco, de Ciudadanos. Con él al frente de la Consejería se ha logrado avanzar en el nuevo modelo de financiación de las universidades públicas de Andalucía, trabajo que deberá rematar el próximo Ejecutivo. Un aspecto pendiente y en el que la Universidad de Granada tiene también interés es el mapa de titulaciones. Si en un primer arrebato se planteó la necesidad de ordenar el número de títulos en la comunidad, hoy ese debate se ha aplacado, pero sigue latente, alimentado por pasos como la implantación de Medicina en Jaén y Almería. Otro de los elementos que pueden marcar la política universitaria en los próximos años es la gestión que se haga desde San Telmo de las peticiones de desarrollo de proyectos universitarios de carácter privado, que no son una novedad en el escenario andaluz, pero que ahora parecen ganar un nuevo empuje gracias a la docencia online.

En el terreno de lo más particular, la UGR tiene claro que es el momento de invertir en infraestructuras tras años de contención. Para ello necesitará financiación. Además de esta apuesta, avanza en el desarrollo de su plan estratégico, que culminará en 2031. De las urnas saldrá el compañero de viaje para avanzar en la consecución de los objetivos que marca este documento, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con políticas que buscan la igualdad de oportunidad