El Gallo de Morón era de Granada
Se atribuye la leyenda del gallo a la chulería de Juan Esquivel, enviado a Morón por la Chancillería de Granada. Si visitas Morón serás bienvenido, pero cuida no te pase lo que al gallo granadinoCuando se vaya a Morón de la Frontera hay que dejar a un lado la chulería para evitar lo que le pasó al gallo
DE las dos Chancillerías que había en España en el siglo XVI, una estaba en Valladolid y la otra se vino a Granada tras la conquista cristiana y por una decisión de los Reyes Católicos en 1505. "Pusieron los Reyes Católicos el gobierno de la Justicia y cosas públicas en manos de letrados, gente media entre los grandes y pequeños, sin ofensa de los unos ni de los otros, cuya profesión eran letras legales, comedimiento, secreto, verdad, vida llana y sin corrupción de costumbres". Esto dejó escrito Diego Hurtado de Mendoza. Empezó a funcionar en la época de Felipe II en 1587 en el edificio de Plaza Nueva que mandó levantar Carlos V y su jurisdicción se extendía por toda Andalucía. Morón, precioso pueblo de Sevilla, se decía de la Frontera porque entonces hacía límite con Granada
Cuenta la leyenda que para dirimir un problema entre los vecinos del pueblo sevillano de Morón de la Frontera, enfrentados airadamente con la nobleza y con la administración por cuestiones sociales y económicas, había que mandar periódicamente agentes de las Audiencias de Sevilla y de la Chancillería de Granada. De nada servían los intentos de concordia por las buenas. Los alcaldes de ambos bandos no se ponían de acuerdo. El pueblo mantenía su orgullo y ni mandando jueces de Madrid lograban pacificar los ánimos.
Hasta que en 1597 apareció un recaudador de impuestos llegado desde la Chancillería de Granada llamado Juan Esquivel, cuyo carácter chulesco y altanero caldeó aún más los ánimos de los vecinos de Morón, que encarándose envalentonados y sacando pecho se negaron a obedecer.
Al engreído doctor Juan de Esquivel no se le ocurrió otra cosa que enfrentarse al pueblo argumentado que para gallo, él. "Aquí no hay más gallo que yo", dicen que dijo.
Mal encajó el pueblo semejante chulería y, según cuentan los cronistas, se organizó una encerrona hábilmente preparada contra el señor Esquivel. Lo sacaron de noche, lo desnudaron y lo apalearon, invitándole luego a que se fuera del pueblo. Todos convinieron en que habían dejado al gallo "sin plumas y cacareando". Desde entonces el pueblo vio en el gesto un símbolo de libertad que enarbola con orgullo hasta el punto de levantar en el Paseo de la Peña un monumento público al gallo desplumado.
Esta curiosa leyenda tuvo su eco en ultramar, porque también la acuñan en Morón (Argentina) y en Morón (Cuba) a donde llegó al parecer de la mano de unos españoles apellidados Morón que, en recuerdo de lo ocurrido en la bonita ciudad andaluza, quisieron asentarla también allí.
En 1955 el entonces presidente de la República cubana Fulgencio Battista llegó a inaugurar un monumento al gallo en la ciudad caribeña de Morón, perteneciente hoy al municipio de Ciego de Ávila, evocando el acontecimiento protagonizado por aquel granadino engreído de apellido Esquivel. Luego fue destruido por recordar al dictador. Pero en 1982 la escultora Rita Longa levantó un monumento al Gallo de Morón esculpido en bronce. Hoy algunos quieren identificarlo con el símbolo de la insumisión revolucionaria y socialista cubana.
En el Morón argentino ubicado en el Área Metropolitana, muy cerca de Buenos Aires, el gallo levantado luce sin embargo un estupendo plumaje; tal vez influido más por las populares peleas de gallos que allí eran tradicionales que por el recuerdo del desplumado gallo granadino.
Precioso pueblo sevillano éste de Morón de la Frontera que luce con orgullo su monumento al gallo esculpido en bronce por Márquez Fernández en 1916. Una réplica de la cual, obra de Otilio Ruiz Valladares, se ubica en el Paseo de la Alameda.
Ya sabes, hermano, si visitas Morón serás bienvenido; pero ándate con cuidado, déjate de chulerías y no te las des de muy fino para que no te pase lo que al gallo granaíno.
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