¿Es posible un Genil sin cemento a su paso por Granada?
biodiversidad
La primera gran inundación de la que se tiene constancia en Granada ocurrió en verano de 1478
Desde entonces el entorno urbano y la ciudad han mantenido una relación basada en la necesidad
La intervención en el río Genil en su tramo más céntrico por la ciudad de Granada supone una oportunidad para determinar el alcance de las decisiones tomadas en su momento y la posibilidad de revertirlas. ¿Es posible quitar la faja gris de hormigón al río Genil a su paso por la capital? ¿Qué opciones hay? ¿Por qué se decidió en su momento recubrir el lecho y trocear el río? ¿Es estética o realmente son necesarias las compuertas en el cauce?
La relación de Granada con sus ríos, Beiro, Genil, Monachil y Darro, ha estado marcada por la necesidad de 'domar' el entorno y adecuarlo al crecimiento urbano y a la transformación de los usos. Si el Beiro fue en un momento dado un arrabal, en el que fue necesario intervenir incluso por motivos de salud pública (era el extrarradio, tal y como muestran las imágenes del siglo XIX, pobre y sin intervenciones de ordenación urbana), en el Genil y Darro la cosa se complicaba. Ambos ríos discurren por pleno centro de la ciudad y las recurrentes avenidas hacían necesario plantear, probar y desechar medidas de contención que impidieran catástrofes de las que se tiene constancia a lo largo de los siglos. Como la de 1478. En junio de ese año se produjo la primera gran inundación de la que se recuerda en Granada. El Darro, como ha ocurrido en varias ocasiones, se desbordó después de una intensa tormenta. La fuerza del agua arrancó árboles que taponaron la salida natural del agua. El tapón propició que el río inundase Zacatín y la Alcaicería. ¿Por qué ocurrió? Durante siglos las laderas que dan forma al entorno natural de Granada fueron modificadas para nuevos usos, urbanos y agrícolas. Esto propició que, ante trombas como la de aquel lejano junio de 1478, el río se desbordara. Apenas cuatro años más tarde de este primer episodio registrado otra riada produjo varias víctimas mortales. A lo largo de la historia se han sucedido capítulos similares. Así, en 1648 la crecida del río dañó la Plaza del Humilladero; o en 1860 una granizada que cubrió de blanco la ciudad conllevó una nueva crecida del Genil.
Si bien ha sido el Darro el que más calentamientos de cabeza ha dado a los que, siglo tras siglo, han dado forma a la ciudad de Granada, el Genil también ha supuesto un reto. La última vez que se inundó fue en marzo de 2018, cuando provocó daños en la Vega, fundamentalmente en el municipio de Huétor Tájar. La apuesta ahora es buscar la renaturalización del cauce en su discurrir por Granada. El tramo, en los años 90, fue cubierto de hormigón en una gran obra que se inauguró con la presencia del rey Juan Carlos y doña Sofía. Hasta entonces, cuando el lecho estaba seco, era posible ver pastores con rebaños, crecía la vegetación y poco más.
Aquella obra cimentó el tramo urbano del río y se instalaron siete compuertas. Así era posible 'rellenar' parte del Genil de agua prácticamente a demanda, mantener esa agua sin que se fuera cauce abajo y dar a la ciudad una nueva imagen. La primera compuerta se instaló junto al Puente verde, en el Paseo del Salón, y la última junto al Hospital La Inmaculada.
Debajo de esa lámina de agua una losa de hormigón armado de 35 centímetros de espesor y paredes también de hormigón armad y revestidas de mampostería permitían que no hubiera filtraciones. Por contra, se hacía necesario, cada tanto, abrir compuertas, 'vaciar' el río y limpiar los limos, sedimentos y basura. Las dos caras de la ciudad, la urbana y la natural, se manifestaron en este breve tramo de río como incompatibles.
La renaturalización del río Genil se ha puesto de nuevo sobre la mesa a cuenta del proyecto Genil Vivo, que preveía entre sus actuaciones a lo largo del cauce una "renovación ambiental el cauce del río para devolverlo a su estado más natural" y además "eliminar las compuertas o clapetas actuales, en toda la longitud del tramo urbano evitando barreras transversales que eviten el paso de los caudales de avenida". Estos dos objetivos propuestos se propusieron para el tramo que va 75 metros por encima del Puente Verde -justo al final del canal de aguas bravas que está al lado del parque de Bola de Oro- hasta el puente de Camino de Ronda. En total, un tramo de 1,42 kilómetros de río, que actualmente está segmentado por esas compuertas.
Con el fin de conseguir los dos objetivos propuestos -un río "más natural" y sin compuertas- se proponía la ejecución de un canal de aguas bajas en toda la longitud donde se quería intervenir. Así, el proyecto recogía la necesidad de eliminar la solera actual del cauce y dejar una anchura suficiente como para formar una sección más reducida. El trazado en planta se propuso "ondulado aleatoriamente" con el fin de imitar el "comportamiento natural de los arroyos". El proyecto reconocía que "los muros laterales actuales no pueden eliminarse.
En cuanto a las dimensiones de ese canal bajo, se propuso que fueran suficientes para el caudal ecológico. la dotación de riego de los usuarios de la Acequia Gorda y las necesarias para las máximas avenidas necesarias. El resto del cauce (ya que los muros no se iban a tocar) quedaría reservado para las avenidas extraordinarias.
Las riadas a causa de crecidas del Genil se han sucedido en la capital a lo largo de los siglos. La última se registró en 1963, cuando el crecimiento de este río y del Darro obligaron al desalojo de quienes residían en las riberas. Se registraron además daños en la zona de confluencia de los dos ríos, en pleno centro. En 1954 se produjeron también importantes inundaciones. La lluvia provocó también corrimientos de tierras. El reventón del Darro en el 51 había puesto sobre la mesa la necesidad de tomar medidas. Una de las propuestas era unir los dos ríos con un túnel de algo más de un kilómetro bajo la Alhambra.
Las crecidas simultáneas de Genil y Darro provocaron daños en 1889 y 1881, cuando se anegaron el Paseo del Salón y de la Bomba. Lluvias torrenciales y el deshielo son dos de los fenómenos que explican la recurrencia de estos episodios. En Genil Vivo se propuso que la escollera prevista en la iniciativa debía cimentarse "adecuadamente" con el fin de evitar problemas de arrastres durante las escorrentías. Estas escolleras habrían formado parte de la idea de dotar al río se sendas peatonales con el fin de acercar a la ciudad a su río.
Además de dotar al río de sendas, se incluía la eliminación de barreras transversales. En el proyecto Genil Vivo se especificaba que "aunque las compuertas son abatibles, no llegan a desaparecer por completo manteniendo una barrera física insalvable para el caudal y poniendo en riesgo por inundación el medio urbano circundante". Los tramos urbanos del Genil y el Darro figuran como áreas de riesgo potencial significativo de inundación, clasificación dentro de los mapas de peligrosidad elaborados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
De las siete barreras que existen en el Genil, el proyecto preveía eliminar seis. "La denominada 0 no podrá eliminarse a medio plazo por motivos operacionales", destacaba el informe de la propuesta, que recogía la posibilidad de automatizar el mecanismo para que la altura se modificara en función del nivel del agua. "Esta automatización constituye una mejora importante en la prevención de riadas, permitiendo reducir el tiempo de reacción ante éstas", añade la memoria.
El proyecto Genil Vivo siguió su cauce. Por otro lado, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tiene previstas intervenciones en el río a cuenta del programa de medidas propuesto en abril de este mismo año, dentro del Plan Hidrológico de la demarcación para el quinquenio 2022-2027. En ese documento se prevé para antes de 2027 un proyecto de restauración fluvial del río en los términos municipales de Granada, Cenes de la Vega y Pinos Genil con una inversión de 2,7 millones y que se incluye en el área de iniciativas de gestión del riesgo de inundación. Sin fecha tope aparece asimismo la propuesta de estudio coste beneficio e implementación de mejoras en la inundabilidad del río Genil a su paso por Granada, iniciativa que se prevé tenga un presupuesto de 50.000 euros.
El trazado urbano del río es uno de los enclaves en los que pueden darse inundaciones en Granada a causa del desbordamiento del río y también de las posibles avenidas de aguas de lluvia. La zona del Paseo del Salón era escenario de imágenes de inundaciones cada vez que se registraban precipitaciones de intensidad en la capital, como ocurrió en 2014. La instalación de un colector de aguas permite desde que fue instalado, en 2016, que las aguas de la margen derecha del Salón desemboquen en la confluencia entre el Darro y el Genil.
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