COVID-19

Granada deja de lado las mascarillas: así ha sido el primer día sin la obligatoriedad del cubrebocas

Un repartidor con mascarilla accede a la autoescuela AutoVip, en la que es recibido por sus propietarios sin ella

Un repartidor con mascarilla accede a la autoescuela AutoVip, en la que es recibido por sus propietarios sin ella / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Algunos granadinos lo tenían marcado en rojo en su calendario. El día D ha llegado, y con él, la obligatoriedad de llevar mascarilla en los sitios cerrados ha finalizado. Granada ha disfrutado este lluvioso 20 de abril de volver a ver las caras completas a la gente y el cubrebocas ha pasado de ser un complemento necesario a una opción.

Entre los granadinos, de momento, hay precaución. El discurso casi de deportistas de ir "día a día, partido a partido" parece que se aplica también a quienes este miércoles recorrían las calles del centro en sus quehaceres diarios. Mucha gente, sobre todo personas mayores, no se desprendían de ella y se resistían aún a dejarla de lado.

"Yo de momento me la voy a seguir poniendo. Ya lo dice el refrán, más vale prevenir que curar. Yo lo he pasado muy mal con el virus y prefiero curarme en salud, estoy acostumbrada a llevarla y lo voy a seguir haciendo", comentaba Juana, una vecina del centro antes de entrar a un local de restauración.

Ese sentimiento de indefensión ante un enemigo invisible era el que primaba entre la gente. Porque el escudo frente al coronavirus nos ha protegido durante dos años, y hay muchos granadinos que no quieren librar esta batalla a cara descubierta. Al menos no de momento.

Otros, sin embargo, dejaban ver hoy su sonrisa. La posibilidad de poder ir a lugares sin necesidad de cubrirse nariz y boca ha sido una liberación, y quienes acudían hoy a comprar, realizar recados o acceder a lugares para hacer consultas sin ponerse la mascarilla han podido hacerlo sin miedo a ser juzgados por ello.

"Yo hoy he salido de casa y la he cogido casi como un acto reflejo, pero en vista de que no tenía que ir a la farmacia ni coger un autobús, la he dejado. Por fin ha llegado el momento de respirar, de sentirse libre y de poder enseñar sonrisa tanto en la calle como en los interiores", comentaba Paco, que salía de una tienda de móviles en la que tanto el dependiente como quienes esperaban dentro no llevaban mascarilla.

De momento, es aconsejable llevarla encima, puesto que no en todos los sitios es opcional. El Boletín Oficial del Estado deja claro las excepciones a la regla, y seguirá siendo necesaria ponérsela en todos los medios de transporte público, centros sanitarios, residencias de mayores y farmacias. Una desescalada progresiva que confiemos que vaya cambiando.

Una empleada de una peluquería lava el pelo a una clienta, ambas sin mascarilla Una empleada de una peluquería lava el pelo a una clienta, ambas sin mascarilla

Una empleada de una peluquería lava el pelo a una clienta, ambas sin mascarilla / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Entre los comerciantes de Granada, las opiniones eran dispares. Había establecimientos que recomendaban su uso en el interior, mientras que otros han optado por eliminar los carteles que informaban sobre el uso de la mascarilla y recibir a sus clientes sin ella puesta.

En la peluquería y salón de belleza 'Matizzes' hoy recibían a sus clientas, como cada día, con una sonrisa y buen ánimo. Pero por primera vez en dos años esa alegría y felicidad se podía ver reflejada en las caras sin que un trozo de tela las tapara. En ella han decidido decir adiós a la mascarilla, algo que también quienes acudían a arreglarse agradecían.

"No veíamos el momento de quitárnoslas. Ha sido una liberación por fin. Aquí no paramos, siempre estamos de arriba a abajo y con el calor de secadores y máquinas, el llevar la mascarilla puesta se hacía muy difícil, casi insufrible. Ahora es un alivio poder lavar el pelo sin miedo a mojar la mascarilla del cliente, por ejemplo", comentaban sus empleadas con una felicidad desbordante.

También ha sido un alivio para la dueña de una pequeña agencia de viajes en el Camino de Ronda, 'Katedra Viajes', que hoy subía la persiana, cogía llamadas telefónicas y atendía a sus clientes mostrando su sonrisa. Todavía conservaba la pantalla protectora en su mesa, pero cree que muy pronto la quitará.

"Es una liberación. Aquí al final la gente viene buscando esa complicidad, esa evasión de la mascarilla en viajes o escapadas, para mí no tenía sentido abrir hoy y seguir llevándola. De todas formas, si alguien me piden que me la ponga para atenderle, lo voy a hacer encantada. Ahora todos podemos elegir", ha asegurado.

Ponérsela o dejarla, esa es la cuestión

Esa opción de ponerse la mascarilla si el cliente lo pedía es por lo que han optado la mayoría de pequeños negocios de Granada. Las grandes empresas, sin embargo, se muestran reacias a dejarla de lado. Son muchas compañías las que hoy han optado por mantener la obligatoriedad en sus tiendas. Sobre todo supermercados y grandes multinacionales con locales en el centro de Granada.

Muchos establecimientos comerciales adaptarán sus políticas a la nueva normativa para que, a pesar de su naturaleza, se sigan previniendo contagios en los mismos. La famosa cadena de grandes almacenes El Corte Inglés, por ejemplo, mantendrá la obligación del uso de mascarilla para sus empleados cuando se atienda a un cliente, y este, por otra parte, deberá usarla obligatoriamente únicamente para ser atendido en mesas y barras de las secciones hosteleras de estos establecimientos, además de en la sección de platos preparados, pastelería y en los mostradores de productos frescos

La cadena de tiendas de ropa española Mango obligará a todos sus empleados a utilizar mascarillas en todo momento, pendientes de la evolución de la situación del coronavirus en nuestro país, mientras que otras como Ikea o Cortefiel han dado libertad. Donde si parece que seguirá exigiéndola es en los establecimientos de comida rápida, al menos si no se está consumiendo.

En gimnasios y centros deportivos, el cambio de obligatoriedad a posibilidad ha significado volver a ver a gente sin la mascarilla realizando todo tipo de ejercicios. En el granadino 'Yo10', sus empleados no la llevan puesta, y de hecho casi estaban deseando quitársela, aunque siempre con ella a mano por si alguien pide ser atendido con ella. Dentro, la gran mayoría de los deportistas efectuaba sus ejercicios sin ella, aunque había excepciones, sobre todo entre la gente más adulta.

Un camarero sirve un café con la mascarilla puesta Un camarero sirve un café con la mascarilla puesta

Un camarero sirve un café con la mascarilla puesta / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

La gran mayoría de los establecimientos hoteleros de la capital hoy seguía atendiendo a turistas y clientes tras la mascarilla, pero permitían a sus clientes pasear por los interiores de las instalaciones sin ella. Ocurría lo mismo en las pequeñas cafeterías y bares, en los que había empleados con ella puesta, sirviendo a gente que llegaba de la calle sin utilizar el cubrebocas. La restauración es uno de los sectores más expuestos al contagio, y es por ello por lo que parece que, de momento, la mascarilla sigue estando a la orden del día.

Otros, como la gran mayoría de los repartidores que entregan paquetes en el centro de Granada, seguían manteniéndola. El contacto continuo con gente sigue siendo un factor de riesgo en su trabajo, y ese escudo, aunque opcional, de momento sigue funcionando.

En la calle la gente ya podía hacer lo que quisiera. Muchos iban sin ella, y otros tantos todavía la seguían llevando puesta. Y es que después de dos años usándola, casi se ha convertido en un hábito. Llegar a un local, buscar en bolsillos o bolsos, y colocarse el cubrebocas ya es un hábito del que va a costar desprenderse.

Hay que destacar el comportamiento ejemplar de los granadinos a la hora de acceder al transporte público, uno de los puntos en los que sigue siendo obligatorio. Si bien en paradas de autobús o andenes del Metro de Granada al aire libre no es obligatoria, cuando llegaba el momento de acceder al transporte todo el mundo se ponía la mascarilla. Siempre hay quien utiliza la trampa de no cubrirse la nariz o estirarla para que entre mejor el aire, pero eran pequeñas excepciones.

Una ejemplaridad que también se sigue manteniendo en centros sanitarios y farmacias. "Los sanitarios son los que más han sufrido el Coronavirus, y es por ello que veo justo que nosotros sigamos llevándola para no contagiarlos. Son imprescindibles", comentaba una señora a su amiga a las puertas de una farmacia.

Granada deja atrás la obligatoriedad de las mascarillas con algo de reticencia, pero con la esperanza de que no sea necesario volver a imponer su uso. Un deseo que, de mantenerse, traerá consigo algo más importante. El triunfo del ser humano sobre una pandemia de la que todavía no hemos salido.

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