Una tradición morisca cultivada en el barrio granadino

Las zambombas desde Persia al Albaicín

  • Hace más de cincuenta años se fabricaban en talleres familiares de Otura y Monachil y se exportaban a toda España

  • En Jerez y Arcos de la Frontera tienen la protección BIC

Un puesto callejero de zambombas como los que había en la Plaza de Bibarrambla.

Un puesto callejero de zambombas como los que había en la Plaza de Bibarrambla. / G. H.

El origen de este instrumento tan típico de las fiestas navideñas, o por lo menos uno muy parecido, dicen está en Persia; lo usaron después en España los musulmanes para sus fiestas de leilas y zambras y luego fue reconvertido por los cristianos como sencillo instrumento típico en los acompañamientos de coplas y villancicos, junto al pandero, la pandereta, la carrañaca, el almirez y la botella de anís.

No es tan fácil adivinar el origen de la palabra zambomba aunque puede estar relacionado con el sonido onomatopéyico del ronco y monótono runrún que produce el parche de piel de cabra o conejo, al fricar el carrizo con la mano húmeda. Luego la palabra zambomba es usada como sinónimo de fiesta relacionada con la Navidad.

Ya en el siglo XVII vemos empleada la palabra en el poeta Manuel de León Marchante, racionero de la iglesia de Alcalá de Henares, compositor de numerosas coplas y villancicos, según se recoge en la Obra Poética póstuma, publicada en el siglo XVIII. Así dice una de sus coplas: "Los pastores viendo al Niño / se hacen rajas por cantar/y al Joseph el carpintero / le piden eche el compás / mientras voces e instrumentos/se concuerdan a la par… /a la gayta bayló Gila / a la sambomba Antón Pasqual...".

Dicen que la palabra zambomba viene de unir a la palabra zampoña (flauta) un bombo de resonancia y de ese maridaje se deriva lo de zam-bomba; pero eso será mejor que lo aclaren los musicólogos.

Nuestras tradicionales zambombas de hace más de 50 años se fabricaban en los talleres familiares de Otura y Monachil. Se hacía primero a mano el cono de arcilla y lo secaban al sol y luego al horno. Manufacturaban cada año más de medio millón de zambombas de todos los tamaños, además de panderos con adornos de cascabeles, platillos y florecillas de colores. Después llevaban el producto a la cuesta de San Ildefonso donde de nuevo unos talleres familiares cubrían el cono colocando el pellejo y el carrizo de junco.

Con anterioridad se fabricaban en el Albaicín siguiendo la tradición morisca, la fábrica estaba por la Placeta de Abad, pero los talleres de estos dos pueblecitos granadinos se hicieron con prácticamente el total de la producción al tener mejores instalaciones, hornos más amplios y la leña seca, usada como combustible, más a mano.

Mujeres adornando zambombas. Mujeres adornando zambombas.

Mujeres adornando zambombas. / G. H.

Eran las mujeres las que se dedicaban a los adornos de los panderos confeccionando ellas mismas las flores con papel de colores, teñido con anilina. El producto ya terminado se vendía luego en puestos callejeros y especialmente en la Plaza de Bibarrambla, aunque se exportaba a toda España y a Portugal. Constituían un curioso objeto de recuerdo muy apreciado por los turistas que en esas épocas navideñas visitaban Granada.

A pesar de lo aparente del pesado instrumento de barro, lo más importante resultaba ser el frágil carrizo de junco seco sin el cual no sonaba. De modo que cuando a lo largo de las fiestas se habían roto los carrizos, había que tirar las zambombas. Desde siempre han sido los hombres los más expertos en hacer sonar el instrumento y casi estaba mal visto que fuera una mujer la que tomara la iniciativa. Tal vez Freud explique el por qué y los malpensados tengan la respuesta.

Desde el bonito pueblo alpujarreño de Mecina Fondales nos llegan estos hexasílabos con los que terminaba una antigua cancioncilla: "Zambombas, zambombas / carrizos, carrizos / los hombres del campo / no comen chorizos. Tal vez por eso sobra tanto chorizo en España".

Pero si hay en Andalucía un lugar identificado y agradecido a la zambomba es la bonita zona gaditana de Jerez y Arcos de la Frontera, donde el popular instrumento navideño, acompañando al flamenco, ha sido catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural).

Así termina un sencillo villancico: "Zúmbale al pandero / al pandero y al rabel. / Toca la zambomba. / Dale al almirez. Nosotros les deseamos Felicidades con la misma sencillez".

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