Isabel de Granada Inmejorable promoción turística

Historia De las páginas de los libros a la televisión; de la televisión a la promoción turística

La serie de TVE sobre la Reina Católica centrará varios capítulos en la Guerra de Granada, la Toma, sus largas estancias en la ciudad, la expulsión de los judíos y la partida de Cristóbal Colón

Retrato de Madrazo de la reina Isabel de Castilla.
Gabriel Pozo / Granada

25 de noviembre 2012 - 01:00

Granada tendrá un notable protagonismo en la serie Isabel durante los años 2013-14. La dirección de Televisión Española ha encargado a la productora Diagonal la grabación de nuevos capítulos tras el gran éxito de audiencia que está teniendo su emisión. A comienzos del nuevo año va a empezar un rodaje que abordará la madurez de los Reyes Católicos; en esa madurez jugará un importantísimo papel la guerra y toma de Granada, así como la intermitente estancia de la corte en esta ciudad entre 1491 y 1502. Hay que tener en cuenta que durante más de la mitad del reinado de Isabel, Granada fue centro de sus preocupaciones, alegrías y penas: entre 1481 en que comenzó la guerra para conquistar el Reino Nazarí hasta 1504 en que murió.

En la nueva etapa televisiva aparecerán personajes que jugaron un importantísimo papel histórico en nuestra provincia: Muley Hacén, Aixa, Isabel de Solís, Boabdil, Abén Comixa y varios personajes musulmanes, el obispo Talavera y el Cardenal Cisneros, Pérez del Pulgar, se acrecentará el papel de Gonzalo Fernández de Córdoba (Gran Capitán posterior), Hernando de Zafra…; también será presentado Cristóbal Colón, quizás para enlazar con nuevos capítulos relacionados con América.

Aparecerán en la serie aspectos paisajísticos, urbanísticos y sociales de la Granada musulmana en transición a la Granada renacentista. Habrá referencias a las tomas de los castillos de frontera (Alcalá, Montefrío, Moclín…), a la fundación de Santa Fe, a la escaramuza del Laurel de la Reina, a la tala de la vega y, por supuesto, a la capital amurallada que no pudo aguantar el cerco y capituló el 25 de noviembre de 1491.

Granada será esbozada en la serie Isabel como la ciudad mitológica y simbólica de una cruzada cristiana europea de varios siglos; la ciudad de mayor población de toda la Península y el lugar donde, en pocos años, fueron enterrados por voluntad propia los tres últimos reyes de la dinastía Trastamara y el primero de la de Austria, además de un Príncipe de Asturias. Será una época crucial para la España unificada, en la que se reformó profundamente la administración, la que atrajo a los mejores arquitectos y artistas para trabajar en su profunda transformación urbana y humana, pero también la que unificó criterios religiosos y culturales con mano de hierro, la de la Inquisición, la que expulsó a los judíos y la que incumplió todo lo pactado con los vencidos. A finales del siglo XV y principios del XVI, Granada fue la capital de España por deseo de Isabel.

Final de una cruzada de siglos

Una bula del Papa Sixto IV de 1479 instaba a acabar de una vez la cruzada contra el reino musulmán de Granada, en respuesta a la toma de Constantinopla. La ultracatólica Isabel le hizo caso y aprobó al arreón final en las Cortes de Toledo de 1480. En abril de 1481 comenzaron las correrías de cristianos por las vegas del Genil; en 1482 tomaron Alhama y ya no cesarían hasta, diez años después, entrar triunfantes en la agotada capital del reino. Mientras se cerraba el cerco, los cristianos se habían ocupado de acrecentar las divisiones internas en la familia nazarita hasta provocarles una guerra fratricida.

El final de aquel apasionante periodo histórico es de sobra conocido: Boabdil capítulo para evitar un baño de sangre entre su gente; aseguró la salvaguarda de vidas y bienes para todos, incluida la comunidad judía, y se retiró a su señorío de la Alpujarra. En tan sólo siete años, para finales de 1499, los perdedores constataron que la realidad era otra. Los unificadores de los reinos de España (aunque aún quedaba por incorporar Navarra) comenzaron a transformar la ciudad de Granada para dar satisfacción a los nuevos gustos cristianos y acoger a los nuevos pobladores que no dejaban de llegar, especialmente todo tipo de órdenes religiosas.

El incumplimiento de las Capitulaciones conllevó la expatriación escalonada de la población musulmana, especialmente las clases altas; esto, sumado al abandono de la judería desde 1492, dejó en manos de cristianos las propiedades de buena parte de las casas, lo que propició el nacimiento de centenares de nuevos edificios de corte cristiano incardinados en la medina musulmana. Pero, en general, las trazas de las instituciones musulmanas fueron respetadas en principio, muy especialmente la Alhambra, aunque en la mayoría de casos se le añadieron o modificaron partes para adaptarlas al gusto del vencedor. En otros muchos puntos los nuevos regidores acometieron construcciones de importancia extramuros de la ciudad recién conquistada.

De musulmana a isabelina

No descubrimos nada si decimos que Isabel estuvo enamorada de Granada desde que tenía 30 años (1481) hasta que se enterró aquí con 54 (1504). Lo dejó bien claro al dictar su testamento cuando se sintió muy enferma: "Que se haga la obra de la Capilla Real de Granada para Panteón Real (…) Que cuando su cuerpo haya sido depositado en el Monasterio de Santa Isabel la Real de la Alhambra, sea trasladado hasta allí el cuerpo de su hija doña Isabel (…) Que se dieran todas sus joyas y bienes a la Capilla Real".

Isabel no tuvo tiempo de ver plasmada ninguna gran obra del ambicioso programa de reformas que ordenó nada más conquistar la ciudad, pero lo dejó todo bien ordenado en su testamento y con propuesta de financiación. El corazón comercial, administrativo y religioso musulmán (zona actual de la Catedral) sería la zona de la ciudad más perjudicada, pues su desaparición estaba cantada desde el mismo momento en que se pensó en darle uso de iglesia mayor y panteón real. Durante las décadas siguientes, la aljama musulmana fue demolida para dejar sitio al complejo actual formado por la Catedral, Capilla Real, Sagrario y Lonja; sólo se salvaron de esa zona la Madraza (universidad) y la Alcaicería (mercado de sedas).

A partir de la muerte de Isabel, sobre todo tras el impulso dado por su nieto Carlos V, comenzaron a florecer edificios inspirados por la reina católica. El principal de ellos es sin duda la Capilla Real. La reina murió en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504; el 18 de diciembre, tras un tortuoso traslado en mulas bajo un diluvio, su cuerpo fue enterrado bajo una losa en el Convento de la Alhambra (actual parador). En la primavera de 1505 comenzaron las obras de la Capilla Real. En 1516 falleció el rey Fernando y sus restos, por deseo suyo, fueron enterrados también en el convento de la Alhambra. En 1521, por decreto de Carlos V, los cuerpos de sus abuelos fueron bajados hasta la Capilla Real. Pero no para reposar en tierra bajo una modesta losa como fue el deseo de Isabel, sino bajo un suntuoso cenotafio en mármol de Carrara que encargó el rey viudo al escultor Doménico Fancelli.

Por decisión de Carlos V unos años después, los restos de Juana I (la Loca) y Felipe I (el Hermoso), sus padres, también fueron trasladados a la Capilla Real de Granada.

El cenotafio de los Reyes Católicos estuvo solo y centrado en el panteón real hasta comienzos del siglo XVII. El mausoleo de Juana y Felipe también fue esculpido en Carrara, pero no fue colocado donde está ahora hasta 1603, para lo cual hubo de ser desplazado el de los Reyes Católicos; había permanecido olvidado en el puerto de Cartagena y en el Hospital Real de Granada desde que llegó en 1533, sólo se movieron las autoridades granadinas cuando quisieron llevárselo a Valladolid.

En la cripta real, rehecha en 1945, hay depositados en la actualidad los cadáveres de Isabel, Fernando, Juana, Felipe I y el infante Miguel, nieto mayor de los Reyes Católicos fallecido en Granada con sólo dos años. Hasta 1574 estuvieron también los cuerpos de la primera esposa de Carlos V -Isabel de Portugal-, la primera esposa de Felipe II -princesa María- y dos hermanos de Felipe II -infantes Fernando y Juan-.

Los cuerpos de estos cuatro últimos están hoy en El Escorial, así como buena parte de los libros que donó la reina Isabel a la Capilla Real.

Otro de los personajes importantes de la serie televisiva Isabel, Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán), jugó un importantísimo papel en la toma de Granada, negociación con Boabdil y posterior conquista de Italia. Fue un personaje muy querido por Isabel y del que sentía celos Fernando por sus notables éxitos militares. También el Gran Capitán eligió Granada para vivir sus últimos años y enterrarse. La iglesia de San Jerónimo la construyeron sus herederos como panteón funerario.

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