Jesús Mochón, retrato de un pintor dedicado a vivir
A lo largo de los 45 años de vida de Jesús Mochón los avatares personales han estado tan íntimamente ligados a los profesionales que forman un todo indisoluble. Pintor autodidacta, ha consagrado su existencia, a partes iguales, a disfrutar de los placeres mundanales y a formarse como artista. Un cincuenta-cincuenta que ha dado como resultado una trayectoria cien por cien bohemia.
Nacido en Granada, empezó a pintar de niño pero fue mientras hacía la 'mili' en El Ferrol cuando se dio cuenta de que podía convertirse en una forma de vida. Allí comenzó a utilizar sus habilidades para el retrato para inmortalizar a sus compañeros del servicio militar y empezó a recibir encargos de los jóvenes soldados. Los imberbes muchachos querían que sus imágenes acompañaran a sus novias para refrescar su recuerdo durante los meses de ausencia. Y de las peticiones de los compañeros pasó a las de los superirores, porque los mandos también se sumaron a la moda de esa promoción y solicitaban retratos de sus esposas e hijos.
Envalentonado por la facilidad con la que consiguió encargos durante el servicio militar se lanzó a recorrer mundo. Entonces arranca lo que Mochón autodenomina su "época hippy", cuando se lanzó a viajar España con el dinero que ganaba pintando en las calles cuadros con tizas de colores. La enfermedad de sus padres le hizo regresar a Granada, donde está afincado desde hace más de diez años. Hace tres que se dedica en exclusiva a la pintura y el año pasado logró el primer premio en el concurso de carteles para la ofrenda floral de la Virgen de las Angustias, un "reconocimiento público" que ya no esperaba y que le llena de satisfacción.
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