Juan Vida y la pequeña Lola: un regalo con el que juega toda la familia
El pintor todavía no se ha estrenado retratando a la pequeña yorkshire que fue un regalo de cumpleaños para su hija La anterior, Bonnie, aparece en muchas de sus obras
LOLA es una "diabla". Así define Juan Vida a la preciosa yorkshire que hace un año y cuatro meses le regalaron a su hija Julia para su décimo cumpleaños. Desde ese día en su casa están todos como locos con esta pequeña perra. "Hasta que tuvo el primer celo era indomable. Todo el día jugando, mordiendo, ladrando... Y además que se tiraba a la piscina. Le tuve que hacer una rampa de acero para que subiera, porque no sabía salir", comenta Vida sobre el pasado 'rebelde' de Lola, que ya ha sentado un poco la cabeza.
"Son listos y aprenden rápido, pero lo que tratan es de ocupar tu terreno y hacer lo que ellos quieren", comenta el pintor, que tiene una larga experiencia con perros desde que era pequeño, porque su familia siempre ha tenido. Y la última novedad en la que parece que se está logrando imponer Lola es tener abierta toda la casa cuando llega la hora de acostarse. "Pasaba las noches en el estudio pero Julia dejó un par de veces que durmiera con ella y ahora se pone a arañar a las cuatro de la mañana. Intento varias veces que vuelva a dormirse pero al final le abro y que haga lo que quiera".
Aunque en esa batalla la balanza se está inclinando del lado de Lola, vaya en su descargo que ya no se tira a la piscina y que ha aprendido a lanzar el hula hoop, un juego compartido con el pintor que confiesa que puede destinar a este pasatiempo hasta una hora diaria. "No del tirón, a lo mejor media hora, otro rato después... Se lo enseñé el verano pasado y luego en invierno ella me lo pedía. Empezaba a ladrar y tenía que salir al jardín con el frío", confiesa Vida, quien asegura que Lola es "una perra muy divertida".
A ella aún no la ha pintado. El perro que sus seguidores conocerán porque ha salido en muchas de sus obras era Bonnie, una perra mestiza que acogió en 1987 y que tuvo 14 años. Ella era todo amor : "Tu los alimentas y ellos te dan todo su afecto. Además, como esta era callejera, era más avispada", explica el pintor, quien señala que uno de los retratos de Bonnie se encuentra en el despacho del presidente de la Diputación de Granada. "Sebastián Pérez me decía que todo el que llegaba preguntaba por el cuadro. Además, por el despacho han pasado ya tres presidentes y ella todavía sigue allí", bromea Vida. "Para mí es más difícil pintar un yorkshire, con tanto pelo. Quizás sea más fácil en acuarela. Al óleo es más complicado", comenta sobre los motivos por los que Lola todavía no sido su musa.
Los que también fueron retratados en numerosas ocasiones fueron los gatos que tenía en su casa. Hasta media docena de felinos que él plasmó siempre en papel. "Vivían aquí, comían aquí y se dejaban coger para ir al veterinario, pero eran del barrio. Los gatos son más independientes. Es su esencia".
Sobre la elección de los animales como tema pictórico explica: "Son una metáfora de nuestra propia vida porque ellos repiten lo que nosotros hacemos y también nosotros vemos en ellos lo que queremos ver, porque nos gusta representarlos con actitudes humanas".
Y, sobre los motivos que le llevaron a elegir a Lola como regalo para su hija, declara que los perros son perfectos para educar a los niños. "Julia la baña, le limpia los ojos... Y aprende otras muchas cosas. Un vecino -porque siempre hay gente mala y lo hace con los perros del barrio- le ha echado dos veces veneno dentro de la casa. La primera vez la cogimos a tiempo con la bolsa en la boca pero la segunda vez estuvo a punto de morir. La niña trata así con una situación crítica, se relacionan con esa faceta de los seres vivos que es la muerte".
Por suerte Lola salió sin secuelas y, según las previsiones de la familia Vida, el verano que viene enseñará otra lección: la reproducción. "Estos perros paren uno o dos cachorros. Conocemos quién quiere uno, pero luego sé lo que nos pasará y nos quedaremos con alguno".
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