Mano a mano

El Juli y el Fandi se dan la mano en Granada

  • Dos grandes figuras de la tauromaquia comparten cartel en la segunda de abono en la Plaza de Toros de la capital

Un momento de la jornada

Un momento de la jornada / Jesús Jiménez / Photographerssports

El Fandi, que sigue abriendo la puerta grande de la Nueva Plaza de Toros de Granada, anoche lo hizo por cuarenta y ocho veces, celebra de la mejor manera su 21 aniversario como doctor en tauromaquia, esta vez acompañado por El Juli, que también compartió cartel aquel 18 de junio de 2000.

Mano a mano entre dos grandes de la tauromaquia actual, cada uno con su estilo, pero ambos con la vergüenza de dar todo lo que tienen y con el foco puesto en agradar al público, y perseguir que la próxima temporada vuelvan a verlos torear.

Abrió la tarde El Juli con Misagato, un toro negro mulato, de 472 kilos, de la ganadería de Victoriano del Río, que ya se cayó en el capote. Tiene el diestro que embeberlo en la muleta para lograr sacar algún pase, que solo consiguió por el pitón derecho en contadas ocasiones. Lo intentó al natural, pero eso era imposible. Ante tanta falta de clase y sosedad, el de Madrid va a por la espada, clava media tendida, escuchando palmas.

El segundo de su lote, tercero de lidia, de nombre Toledano, negro meano de capa, del hierro de Santiago Domecq, que marcó en la báscula 490 kilos, lo recibió El Juli con el capote toreando a la verónica, sacando al toro a los medios, rematando con dos medias lucidas. Al entrar al caballo, lo hizo al revés, cambiando el tercio con el toro sin picar, lo que fue protestado por parte del público. Algo ve El Juli en este toro, y lo brinda al público. Comienza la faena de muleta doblándose por bajo, pero recibe dos puntazos en la cara con una banderilla, por lo que en la siguiente tanda se la arranca. Realiza la faena principalmente al natural, pases largos y profundos que traga el toro. Le da pausa, le deja recuperarse, se muestra delante de su cara, cita y viene pronto el animal, incluso parte la tanda en dos, con descansito en medio. La Banda toca la marcha mora La Entrada y el Juli empieza a bordar la faena, ahora, por el pitón derecho. Pies quietos, toreando en una perra gorda, dos grandes circulares cambiando de mano. Se augura éxito, pero falla con la espada y todo queda en ovación saludando desde el tercio.

Cierra su actuación con el quinto de la tarde, un colorao bragao, de 510 kilos, del hierro de Garcigrande, de nombre Fogoso. El Juli entiende que no debe irse de Granada sin tocar pelo y va a por todas, no entra en sus cálculos volver al hotel con la cesta vacía. Recibe con el capote en el centro del albero, a la verónica, pero sin pasión. Brinda la muerte del astado a su compañero El Fandi, seguro que como premio a su aniversario. Mima al toro, no quiere que se violente lo más mínimo, la da tiempo, le da sitio, pero el animal no está por complacer. Aunque comienza los pases humillando, sale de la franela con la cara alta o dando un derrote, desluciendo la labor del Juli. Pero el torero no se rinde, y logra alguna tanda intersante, aunque no para recordar. No le queda otra que darse un arreón, pisa terrenos de cercanía y esto lo agradece el público. Pone mucho cuidado en montar la espada y cuadrar al toro, no puede permitirse fallar por tercera vez con el acero. Clava arriba casi entera, y cae el toro fulminado. Su tesón es premiado con dos orejas, que le permiten salir a hombros por la Puerta Grande.

El torero granadino comenzó su tarde recibiendo con dos largas cambiadas de rodillas Gavilán, un toronegro, de Santiago Domecq, de 480 kilos, para seguir con el capote toreando a la verónica, rematadas con chicuelinas y media. En el quite se faja por chicuelinas muy apretadas. En banderillas, dos pares de poder a poder y uno al violín, como siempre sobrado en esta suerte. Comienza la faena toreando en redondo, repite el toro con facilidad, pero acaba el pase con bastante violencia, lo que descoloca en ocasiones al diestro. Por el pitón izquierdo, imposible, cierra la faena cerca de los pitones, incluso con un comprometido desplante de espaldas, faena de mérito que no acaba de llegar al tendido. Estocada entera que le sirve para cortar la primera oreja de la tarde y de su lote.

El Fandi comenzó su tarde recibiendo con dos largas cambiadas de rodillas Gavilán

Con el cuarto de la tarde, segundo de su lote, de nombre Alabardero, un bonito toro negro burraco, de la ganadería de Victoriano del Rio, no puede El Fandi lucir con el capote, en cambio sí lo consigue en el tercio de banderillas. Con la muleta, ante un toro que comienza muy distraído y pendiente de todo menos de la muleta del torero, este es capaz de encelarlo, dándole distancia el animal acude al cite, lo que aprovecha El Fandi para sacarle buenas tandas, lo intenta al natural, pero tiene que perderle paso y no acaba de ensamblar. Va a por la espada de verdad, y la entierra totalmente en el lomo del animal, echándose encima en el embroque. Cae en el centro del ruedo, como si fuera bravo, y es premiada la faena con otra oreja.

Cierra la tarde el toro Ocho-Gatos, de capa negra, que presenta la ganadería de Domingo Hernández, y que alcanzó los 504 kilos en la báscula. Quería David redondear la tarde noche y ampliar su triunfo, recibió con una larga cambiada junto a tablas del 3, para seguir toreando a la verónica y rematar con un farol en el centro de la plaza. Clavó hasta cuatro pares de banderillas, de distintas facturas, pero puso todo con la muleta, antes brindó la muerte de este último toro al público. Le ponen al toro en tablas del tendido 4 y, desde el centro del ruedo, le cita de rodillas, cinco pases y dos redondos, sin levantarse, el público se pone en pie. Pero no satisfecho, repite rodillas en tierra, y vuelve a realizar otra tanda, con el valor añadido que, entre pase y pase, tenía que retener al toro que quería coger las de Villa Diego. Con la muleta, comienza la faena en el centro del ruedo, pero el toro no quiere ese terreno, buscando las tablas, tiene que recorrer el torero toda la plaza detrás del toro, intentando sacar algún pase. Cuando se disponía a cuadrar al toro para entrar a matar, este comienza a caminar, El Fandi lejos de pasarlo, y volver a buscar el cuadre perfecto, entra a matar, consiguiendo una estocada entera de mucho valor. De nuevo, es premiado, con otra oreja, y fuerte petición de otra.

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