Aunque se ha convertido en una bebida de moda, vendida en supermercados o máquinas expendedoras de países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, en España ha penetrado a través del mercado de la alimentación saludable. Dos jóvenes ingenieros andaluces, Raúl de Frutos y Fernando Martín, ha comenzado a fabricar la kombucha en una planta ubicada en Granada y han apostado por este producto con la intención de cambiar la industria nacional de las bebidas sin alcohol, donde hay pocas opciones al margen de los azucarados.

Después de estudiar la carrera en Madrid, donde se conocieron, ambos emprendedores vivieron durante cinco años en Estados Unidos. Allí descubrieron la kombucha, una bebida con "un sabor casi indescriptible", por su singularidad. "No se parece a nada", explica Raúl, aunque se puede decir que apenas tiene alcohol y azúcar (varían durante la fermentación), tiene burbujas naturales muy finas y no está pasteurizada.

La kombucha se hace con té, que es su ingrediente principal, pero no sabe a té. En el proceso experimentado por estos empresarios andaluces, éstos agregan una serie de ingredientes (jengibre, cúrcuma, fresa, espirulina, hibisco...) que producen acabados diferentes a los productos que salen de la nave ubicada en el municipio de Atarfe. Su marca, Víver, se puede encontrar en el mercado con tres sabores diferentes: Original, exótica y Oceánica.

Al volver de Estados Unidos, decidieron apostar por este producto de moda allí y comenzaron la producción de la kombucha a finales del año pasado (aunque el desarrollo de la idea a durado dos años). Ya había otros fabricantes en España, pero Víver ha nacido como un producto cuya proyección va más allá del sector bio o gourmet. Su idea, a través de la experiencia de marketing adquirida en el extranjero, es contribuir a que la kombucha se asiente en España como una opción para cualquier tipo de público que cuando piensa en tomar algo sin alcohol pueda elegir algo "rico y sano" a la vez.

Los beneficios de la kombucha que se predican son muchos, desde la buena digestión a la prevención de enfermedades importantes. El secreto está en la fermentación, lo que convierte el contenido de estas botellas en un producto "vivo". De ahí el nombre de la marca. 

Raúl y Fernando, de Cádiz y Granada respectivamente, han asentado el negocio en una nave industrial junto a Mercagranada, desde donde ya sirven 6.000 botellas al mes a 300 puntos de venta de todo el país. "Es una historia de superación", explica Raúl, y no sólo por el difícil proceso de emprender, sino además por el momento escogido. En cuanto sacaron su primera bebida al mercado llegó la pandemia de coronavirus y el confinamiento, en marzo de este año. Esto les obligó a cambiar su estrategia y servirse del teléfono y los medios digitales para difundir su producto. Ambos esperan que, a la larga, su Víver se extienda y permanezca entre entre la gente mucho más que el innombrable virus.