Granada

"Llegamos con ansiedad a las guardias de Urgencias y hay quien sale llorando"

  • Los MIR denuncian el exceso de trabajo durante las guardias y la mala formación

  • Aseguran que muchos compañeros descartan Granada como destino de residencia

Hay un dato sintomático de este estado crónico en el que viven los médicos en formación, los MIR (Médico Interno Residente). La del viernes 27 será la tercera huelga de residentes celebrada en Granada en solo una década. Es otro mal endémico de una patología mucho más severa y arraigada: la falta de personal. Y de nuevo, donde más se somatiza es en las Urgencias. Es en ese área donde se llevará a cabo la huelga de los MIR anunciada este domingo en un comunicado.

Según el Sindicato Médico, en Granada hay en la actualidad 597 MIR, unos 150 profesionales por curso, aunque de estos hay muchos que abandonan por el camino. Una de las razones nace en cómo viven su residencia, que queda lejos de ser una experiencia enfocada a la formación. Algunos de ellos, dice, sobre todo los destinados en Urgencias, lo hacen con miedo y ansiedad de cara a que llegue su próxima guardia.

Los MIR están atendiendo pacientes graves y firmando altas desde su primer año

Así lo describe Mikel Farrés, miembro del comité de huelga y uno de los MIR que se ocupan de la comunicación del movimiento. Está a punto de entrar en el tercer año de residencia en la especialidad de Medicina de Familia y comunitaria lo que le lleva a hacer guardias en las urgencias del Virgen de las Nieves.

Las urgencias flotan, dice, porque los MIR se encargan de sacar la mayor parte de trabajo en las guardias junto con los médicos adjuntos, que son los encargados de supervisarles y enseñarles. Farrés hace hincapié en que son "imprescindibles". Tanto es así, añade, que en el servicio de Urgencias durante una guardia en el Virgen de las Nieves, hay ocho MIR y solo seis adjuntos, que además están colapsados con el volumen de pacientes.

La mala organización de las Urgencias, sumada al déficit crónico de personal, hace que este grupo de profesionales se organizara hace cuatro meses para exigir un cambio en la dinámica. La firma de su manifiesto inicial contó con la adhesión de 210 residentes y "algún adjunto". La situación de exceso de trabajo, responsabilidad y falta de medios y tiempo para su formación, ha ido fraguando durante años en este grupo de MIR el sentimiento de malestar que finalmente, y tras agotar las vías internas, ha hecho que convoquen la huelga del próximo viernes.

Al principio, cuenta Farrés, eran reacios a hacer sus exigencias públicas, y todos los movimientos, salvo el comunicado que fue lanzado el pasado domingo, han sido a nivel interno. Esta discreción se debe, continúa Farrés, a que aún confían en no tener que celebrar la huelga, y que sus exigencias sean escuchadas. "Esperamos poder negociar, por nosotros y por los pacientes", explica de cara a esta huelga indefinida que si nada cambia, comenzará a las 15 horas del viernes, "cuando comience la guardia". Este movimiento comenzó con los colapsos en las urgencias en el Virgen de las Nieves de la pasada Navidad. Fue en ese momento, explica Farrés, cuando se les presentó una serie de cambios que, "aunque fueran necesarios, eran insuficientes, y que además pasada una semana ya no se estaban cumpliendo".

Otro de los intentos por cambiar la situación y no tener que llegar a la huelga indefinida vino a principios de este mes, cuando se produjo la primera y única reunión con la directora médica del Virgen de las Nieves. "En dicha reunión nos dijo que no conocían la situación que reclamamos y que, aunque no estaban de acuerdo con algunas cosas, sí harían algunos cambios (pese a que al principio negaban los hechos) que solo afectan a 3 de los 13 puntos que pedimos y entre los que no se encuentran el tema de aumentar plantilla". Así, denuncian los MIR, "sin cambiar nada sustancialmente y sin subir plantilla, no sirve de nada que se afirme que un adjunto va a estar pendiente de su residente cuando este profesional tiene una carga de trabajo brutal". Pese a todo, insisten en que tras la desfusión están en un momento importante donde creen que hay "una oportunidad para no tener que hacer la huelga". Por su parte, Sandra García declaraba ayer que estaba dispuesta a escuchar las peticiones de los MIR.

La principal demanda de los MIR radica en la supervisión de los residentes, "concretamente de los R1 (residentes de primer año, recién salidos de la carrera), que han de estar muy supervisados por los adjuntos según la legislación y realmente no lo están". Además como denunciaban en su comunicado: "No hacemos guardias: hacemos turnos ininterrumpidos de 17 y 24 horas".

Por otro lado aparece el problema adquirido de los otros dos anteriores: la responsabilidad que cogen estos residentes. "Estamos dando altas, atendiendo pacientes muy graves cuando no deberíamos hacerlo y además con un volumen de pacientes fuera de lo normal y de toda regla", sentencia el MIR que concreta que ningún adjunto de ninguna planta lleva tantos pacientes como ellos en urgencias; llegan a atender hasta una veintena. El problema de la baja supervisión, apunta, no está en sus compañeros adjuntos sino en el volumen de trabajo, que no les permite poder atender a sus MIR de manera adecuada.

"Las cosas están muy mal y éste es el precio que hay que pagar por una residencia muy buena en especialidades y urgencias. Y cuando la gente tiene que elegir sus plazas hay gente que se echa para atrás por esto que está pasando". Cuando los que están pensando si venir o no a hacer la residencia en Granada les preguntan a ellos para sondear y Farrés dice que les advierten: "Aquí las urgencias no son como el cualquier hospital, aquí estás tirado de la mano de Dios". Hay gente, subraya, que elimina Granada de sus opciones y gente que abandona su residencia, y "hay quienes salen de las guardias llorando, hay quien tiene ansiedad anticipatoria de las guardias".

Otro sector que suma su voz al debate sanitario de esta ciudad. Como Farrés dice, Granada tiene llamada para los MIR, y hay quienes se quedarían en estos hospitales en un trabajo posterior, eso sí, si las condiciones y la formación fueran deseables.

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