Ayer y Hoy

Lola Flores en Granada: ¿Qué pasó?

  • Mientras se rodaba ‘Todo es posible en Granada’, protagonizada por Merle Oberón, apareció en el Hotel Alhambra Palace

  • Venía al estreno de ‘Pena, penita, pena’ y a poco forma la Marimonena

Lola Flores y el cartel de la película 'Pena, penita, pena'

Lola Flores y el cartel de la película 'Pena, penita, pena' / G. H.

Corría el año 1953. Granada nombraba alcalde a Manuel Sola y el Granada CF, el de Piris, Vicente, Millán y González, le ganaba al Málaga 1-0 en Los Cármenes, aunque nuestro futbolista Amaro le partió la tibia y el peroné a un jugador boquerón.Era por diciembre; Lola Flores llegó a Granada y estuvo a punto de armar la Marimorena. Procedente de Sevilla y acompañada de su madre y su hermana Carmen irrumpió en el vestíbulo del Hotel Alhambra Palace, mientras se rodaba la película Todo es posible en Granada, protagonizada por Merle Oberon y Francisco Rabal.

Dicen que Lola Flores apareció “como un meteoro, oscureciendo con sus grandes y luminosos ojos los potentes focos allí instalados por el equipo técnico”. Sobre su pecho lucía un medallón de la Virgen de Guadalupe, regalo de Agustín Lara en Méjico, con la inscripción “Dolores, que Ella te cuide”. La popular artista visitó Granada para promocionar su última película Pena, penita, pena que se estrenaba en el Cine Olimpia en el mes de diciembre de 1953. Acababa de separarse de Manolo Caracol (1951) antes de su gira americana.

Pero no fue casualidad su repentina aparición en el hotel. Se hizo presente en pleno rodaje intentando hacer sombra a la protagonista de Todo es posible en Granada. La prensa local dedicó más columnas a la fulgurante aparición de Lola Flores que fue mil veces piropeada y agasajada con numerosos ramos de flores. Por entonces piropear a las mujeres no estaba mal visto (aunque depende del piropo).

Lola Flores repartiendo la Olla y los Piononos Lola Flores repartiendo la Olla y los Piononos

Lola Flores repartiendo la Olla y los Piononos / J. L. D.

Presumía la Faraona de haber triunfado en su gira por América que duró diecinueve meses y de donde se trajo, según decía, “siete millones de pesetas y nueve kilos menos de peso”. Pérdida de peso que achacaba a la cantidad de verduras que le hicieron tomar y al miedo que pasaba en los aviones.

El cadillac de Lola Flores en la Gran Vía El cadillac de Lola Flores en la Gran Vía

El cadillac de Lola Flores en la Gran Vía / J. L. D.

Fue la artista mejor pagada de América. Contaba que en un programa de la televisión de Nueva York fue seguida por más de 40 millones de telespectadores del año 1952. Alardeaba de haber firmado una exclusiva por cuatro años con el productor Cesáreo González para el rodaje de varias películas, entre otras Polvorilla, Morena Clara, Carmen la de Ronda…

A su llegada al Cine Olimpia en un lujoso Cadillac 1950, colapsó la circulación ante la aglomeración de público y tuvieron que parar los tranvías hasta que Lola Flores pudo entrar a la proyección de su Pena, penita, pena, abriéndose paso a duras penas. Nueva aglomeración en la puerta del Teatro Isabel la Católica, donde le organizó una fiesta íntima el empresario Juan García de la Fuente, a la que acudieron las gitanas del Sacromonte y en la que ella misma se marcó un baile por soleares entre el aplauso general.

Pero cuando mejor lo pasó Lola Flores en Granada fue cuando, a las numerosas invitaciones con las que fue obsequiada por las fuerzas vivas de la ciudad, deshechas en sonrisas, piropos y algunas babas, se unió el Jefe Provincial del Espectáculo, Ricardo Martín Campos y los empresario organizadores de una “Olla Gitana” en la popular Venta El Grillo; comida típica que la propia Lola repartió entre los comensales, en un alarde de experta madre de familia numerosa. A los postres apareció la típica tarta de piononos de Santa Fe.

Fiesta en el Isabel la Católica Fiesta en el Isabel la Católica

Fiesta en el Isabel la Católica / J. L. D.

En plena conversación surgió la anécdota; contaba Lola que en uno de los buffets libres en América, su padre, que no sabía inglés, iba despistado por el comedor sin encontrar los tenedores; le preguntó a Rafalico, uno de los bailaores de la compañía que, ensimismado con buscar su comida, no le hizo ni caso; fue cuando el padre de Lola, sorprendido, le dijo en su castizo andaluz: “Faico, mi arma ¿tu tampoco me entiendes?”

Lola se ganó al público y el Cine Olimpia se llenó. Pues felicidades Lola, que el viernes de Dolores es tu santo y hoy te recordamos en Granada Hoy.

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