Medio siglo de turismo en la Costa Tropical
mirada al pasado Recorrido histórico por los primeros hoteles en la comarca
Los más famosos hoteles de Almuñécar, Motril y Salobreña se llenaron en sus primeros años de grandes historias y de personajes célebres, al más puro estilo de Hollywood.
En los años 20 el ex vicecónsul austríaco Rodolfo Lussnigg ideó la marca Costa del Sol para englobar al litoral granadino y al malagueño por la bondad de su clima. Así, "Motril era el kilómetro cero", según desvela el historiador local Gabriel Medina, una versión que apoyan los malagueños. Con los años, la Costa del Sol se circunscribió a la provincia vecina, desgajándose de Granada.
Las paternidades en estos casos siempre son discutidas, pero algunas fuentes consultadas indican que fue Francisco Pérez García, cronista de Motril, el primero que habló en los años 30 de Costa Tropical o Subtropical, aunque fue promocionada bajo esta denominación muchos años más tarde. Sin embargo, el nombre que acoge las 6.000 plazas hoteleras actuales nació hace más de medio siglo.
El 13 de noviembre de 1954 abrió en Almuñécar sus puertas el mítico Hotel Sexi, que se constituyó en emblema turístico de la comarca. Francisco Prieto Moreno, arquitecto granadino y conservador de la Alhambra, fue el responsable de la obra. Cuentan los que lo conocieron que tenía una terraza circular que emulaban la del Hotel París de Montecarlo.
Su director, Tomás Girón, que este año ha sido elegido hijo adoptivo de Almuñécar, es un testigo privilegiado de lo que él llama los "años gloriosos" del turismo en la zona. Se trató de tres décadas glamurosas, en las que pasaron por este hotel estrellas de Hollywood, políticos o intelectuales. Aquí empezaron a venir los extranjeros, sobre todo, nórdicos e ingleses. "Se hizo una buena propaganda", explica este pionero, a pesar de que los medios nada tenían que ver con las promociones actuales.
Girón recuerda cómo en el Sexi se fraguaron importantes proyectos que cambiaron para siempre la fisonomía de Almuñécar. El arquitecto Prieto Moreno unió la Caletilla con San Cristóbal y creó la Punta de la Mona. Precisamente, aquellos huéspedes adinerados del Hotel Sexi fueron los primeros que compraron pisos en esa ubicación, enamorados del destino turístico.
En 1975, el emblemático hotel cerró sus puertas para siempre y fue derribado. El resto de alojamientos de los prometedores inicios de Almuñécar corrieron la misma suerte, como el Palace, el Caribe y el Portamar.
En este último hotel entró a trabajar Paco López, un joven botones que fue testigo de aquella época dorada. Actualmente es encargado del también pionero Chinasol, donde lleva más de 30 años.
"Entré en el Portamar en 1969", relata. De entonces cuenta que la temporada de verano "era más larga, llegaba hasta octubre, no como ahora que se condensa casi todo en agosto". Asimismo, recuerda los festivales en los que venían a actuar Juan Pardo o Al Bano. Este último, junto a Romina y sus hijos, de los que dice que "eran una familia encantadora". Este hostelero echa de menos el trato con el público que había antes. "Se ha perdido mucho con el bufé", lamenta, ya que él prefiere intercambiar impresiones con sus clientes. Así pudo hacerlo con Juanito Navarro, Rafaela Aparicio o los hermanos Calatrava, que se alojaban allí cuando venían a rodar alguna película o antes de actuar en las fiestas. O María Jiménez y José Sancho …
También opina que el tipo de turista cambió cuando se construyeron apartamentos y llegaron muchos compradores de clase media. "Al principio venían escandinavos, suecos o noruegos y hubo años que también alemanes, franceses o ingleses con mucho dinero".
En Salobreña eran coetáneos de aquella época el Hotel Salobreña y el Salambina, que permanecen abiertos. Mientras, en Motril, tan sólo estaban el Costa Nevada y algunas pensiones y hostales, como el Tropical o La Campana, que han seguido funcionando.
Antonio Manzano abrió las puertas del Hostal La Campana "hace unos 70 años, forzado por la clientela de su restaurante de los pueblos de alrededor, como Ítrabo o La Mamola. Venían a la consulta del médico y tenían que pernoctar porque no les daba tiempo a volver por las carreteras que había y con solo un autobús al día", relata su hijo José, que junto a su hermano Antonio continúan con el negocio. "En aquel entonces, las habitaciones no tenían número, sino que se llamaban por el nombre de quien se quedaba", comenta.
José Sáez, el hombre que construyó la calle que todo el mundo nombra así, fue uno de los visionarios de la época. Construyó El Maraute en Torrenueva y el Hostal Tropical. El 3 de septiembre de 1969 José Tirado lo compró y desde entonces lo regentan él y sus dos hermanos. Por el comedor de estos pioneros de la gastronomía tropical han pasado personajes tan dispares como Imperio Argentina, Blas Piñar o Santiago Carrillo. Antes, José había trabajado en el primer hotel importante de la ciudad, el Costa Nevada.
"Enrique Martín Cuevas se anticipó en creer que Motril reunía unos parámetros ideales, por su clima o su vega", según Francisco Lorenzo, antiguo director del mítico hotel. "Don Enrique evidenció que la ciudad no tenía un hotel que pudiera acoger al visitante o turista, y que era fundamental para el desarrollo de la misma", continúa el que estuviera al frente de este establecimiento desde 1967 hasta 1971.
El hotel se inauguró el 11 de mayo de 1962. Dicho acto supuso un gran acontecimiento social en toda la comarca. "Aquel día todo el personal lucía sus flamantes uniformes confeccionados en Galerías Preciados", rememora Lorenzo. El edificio ocupaba 5.200 metros y el resto, hasta los 11.700, estaban destinados a terrazas, aparcamientos, jardines, piscinas, pista de tenis y salas de fiestas, entre ellas Los Bongós, "donde acudían las suecas, que tenían locos a los motrileños", señala su ex director. De aquellos tiempos, el pintor Pepe Baena comenta que se podía ver a una caravana de hombres que subían hacia el Costa Nevada "soñando con una aventura". En el año 2000 cerró sus puertas y en su lugar hoy hay una residencia de ancianos, aunque en la memoria colectiva permanece, sobre todo, por sus celebraciones de bodas.
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