Granada

Mirasierra: 145 escalones para ir al médico

  • Los vecinos se quejan de que tras perder su Centro de Salud los ancianos e impedidos, la mayor población del barrio, no pueden llegar hasta el ambulatorio de Bola de Oro

Que algunos granadinos tengan que coger un autobús para poder llegar a su centro de salud puede situar al lector en un escenario extraño. No se trata de tremendismo, es lo que tienen que hacer muchos vecinos de Mirasierra y lo hacen porque no tienen más remedio. Para llegar a su centro de salud tienen que pasar 500 metros de obstáculos. 145 escalones que se hacen eternos o una cuesta es lo que les separa del nuevo centro de salud de Bola de Oro, el que ahora les corresponde tras el cierre del que disfrutaban hasta ahora, el de Mirasierra.

Dejando de lado los 145 escalones que recortan el desnivel y que solo pueden elegirlos los más en forma, llega la cuesta de la discordia para los vecinos. Una superficie suficientemente empinada para que personas en sillas de ruedas o con movilidad reducida como los ancianos con bastones o andadores (la mayor población que acude al ambulatorio de manera crónica) no le sea posible traspasar es barrera de esfuerzo.

Los intentos de los vecinos por conservar el centro de salud que les ha dado cobertura durante años no han bastado para convencer a la Delegación de Salud de la Junta de Indalecio Sánchez-Montesinos que hace una semana cerró definitivamente el centro para trasladar los servicios al de Bola de Oro.

La farmacéutica Xili Barrionuevo La farmacéutica Xili Barrionuevo

La farmacéutica Xili Barrionuevo / alex cámara

Tampoco han conseguidos los cientos de vecinos que la delegación hiciera efectivas “las promesas que se hicieron”, según los vecinos, en las diversas reuniones entre Salud y la asociación, que llegó a recoger casi 5.000 firmas para frenar el cierre, o al menos, tal como afirman que se prometió, dejar “una dotación mínima abajo” para que atendiera a los vecinos impedidos. Otro de los espejismos de la delegación, afirman, fue el servicio de recogida a domicilio de estas personas para que pudieran asistir al Bola de Oro.

Salud por su parte, desmiente que se hubiera prometido la permanencia de un equipo en el ambulatorio de Mirasierra para atender a los usuarios más impedidos y matiza que el servicio de recogida, que según los vecinos del barrio no se está efectuando, no era para los ancianos, sino para las personas con problemas de movilidad. En este caso, muchas personas mayores. Según Salud, la plataforma de vecinos “no lo vieron idóneo” por lo que consideraron mejor pedir visita domiciliaria cuando lo necesitaran.

Rosa y José Luis, un matrimonio en el que ella usa silla de rudas y él es ciego, son unos de los vecinos que más se han movilizado para frenar el cierre del centro de salud del camino bajo de Huétor. Explica Rosa que Sánchez-Montesinos, el delegado de Salud, “ha hecho oídos sordos, no ha tenido conciencia” y que las negociaciones y reuniones para llegar a un acuerdo tras las movilizaciones, no sirvieron de nada: “Nos engañaron, nos dijeron de todo para callarnos”.

En este punto coincide María Dolores Barrionuevo, la farmacéutica que aunque se alegra de que estas movilizaciones sirvieron “para unir al barrio”, afirma que lo único que hizo salud fue entretenerlos y que al final les han “quitadoun servicio”.

Por otro lado, la persiana echada del centro Mirasierra ha traído tristeza al barrio, explica Xili Barrionuevo, también de la farmacia que convivía a escasos 10 metros del ambulatorio. Y no solo se ha notado en este establecimiento, también en la frutería, el kiosko, y sobre todo, en la cafetería Los infantes que recogía tanto a pacientes como a sanitarios en los desayunos tras las consultas.

La cafetería, así como el barrio han perdido vida y se puede observar en un paseo a media mañana. Los vecinos que pasean por el camino bajo de Huétor lo atestiguan: “se ve sobre todo en las plazas de aparcamiento libres, antes era imposible”. Lo comenta José Manuel, un vecino recién trasladado a la zona. “Yo por ahora no tengo problemas para ir al ambulatorio, pero mi mujer tiene muchos para moverse”, sostiene. “Se nota en todo, en la calle que no ves a nadie”, explica. Antes, comenta este vecino, mucha gente en sillas de ruedas venía a este centro porque “les venía divinamente y fíjese ahora lo que tienen que hacer”.

El caso es que la de este barrio es una población envejecida, los que se mudaron hace 20 años tienen ahora entre 60 y 70 años y los que ya estaban tienen unos 80 años. A estas edades, las patologías son crónicas y ellos son los usuarios que más frecuentan los centros de salud.

José Manuel, vecino del barrio José Manuel, vecino del barrio

José Manuel, vecino del barrio / Alex Cámara

Rosa, que califica la gestión como “insensible” y “todo un engaño”, explican que algunos de sus vecinos al no poder acceder al nuevo centro de salud, han tenido que trasladarse a otros y de hecho, ellos mismos van a hacerlo porque la silla de ruedas de ella, con la lluvia derrapa por esa cuesta.

Los vecinos coinciden en que esta decisión ha sido un menoscabo para su calidad de vida: “Están echando abajo la sanidad que nos ha costado tantísimos años levantar por sus malas políticas”, añade Rosa que pone como ejemplo al “muchacho que vendía los cupones que se ha marchado del barrio”.

María Dolores habla de población, que no solo es de avanzada edad sino que también es mucho más numerosa que en la zona de Bola de Oro. “Aquí abajo tendrían que haber dejado el grueso de batalla porque la mayoría de la población vive aquí abajo”.

El centro de Bola de Oro es más grande que el de Mirasierra y atiende a una población de 20.000 habitantes en una zona en crecimiento constante y ante las críticas vecinales, Salud esgrimía el argumento de que ese cambio estaba planteado desde que se esbozó la construcción del de Bola de Oro, hace 20 años, y que además, han sumado más personal en el nuevo que quedará con 12 médicos y 12 enfermeros.

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