Agricultura

SOS Montes Orientales de Granada: el olivar se pone en pie de guerra por los precios

Protesta de los agricultores granadinos y jienenses en Campillo de Arenas

Protesta de los agricultores granadinos y jienenses en Campillo de Arenas / A. D.

Recién llegado a su casa y en pleno proceso de reflexión tras las protestas del olivar que dieron ayer la vuelta a España –nada como un corte de carreteras para tener repercusión–, al secretario general de Infaoliva, Enrique Delgado, le retumbaba la frase de una mujer de 35 años con un niño de 7 meses: "No le veo futuro a esto y qué futuro le voy a dejar a mis niños", eran las palabras de la agricultora a las que le daba vueltas este representante del Observatorio de Precios del Aceite de Oliva tras bajarse el suflé de la euforia matinal cuando los aceituneros jienenses taponaron las conexiones de su provincia y también la A-44 y la A-92 con apoyo de los miles de agricultores granadinos de la comarca de Los Montes Orientales y de otros puntos de la provincia que se desplazaron a Campillo de Arenas o a La Carolina para ponerse los chalecos amarillos y gritar por su futuro.

Porque, pese a la oscuridad que atraviesa el sector por la crisis de los precios y otros problemas derivados de la fuente del conflicto, algunas reflexiones y la capacidad de movilización de un sector que el 19 de febrero sacará los tractores en la provincia de Granada invitan a pensar que existe un futuro para el agro que se puede y se debe luchar.

Por lo pronto, ayer fueron miles los granadinos de pueblos como Iznalloz, Campotéjar, Colomera o Deifontes que no dudaron en hacer kilómetros hasta la frontera jienense para zarandear el árbol junto a sus colegas de la zona limítrofe. El secretario general de Infaoliva destacaba como en Campillo de Arenas eran mayoría los agricultores granadinos que ayer quisieron alzar la voz por la comarca de Los Montes Orientales, un lugar con difícil salida en muchos sentidos y donde se extiende gran parte de la superficie olivarera granadina muy perjudicada respecto al cultivo intensivo de zonas de vega. Es por ello que, por ejemplo, desde Deifontes se fletaron dos autobuses y fueron muchos los jornaleros que viajaron en sus coches a la concentración.

"Desde hace dos años en el olivar y desde hace más en otros sectores hay una política europea que nos perjudica", señala el director de Faeca, Gustavo Ródenas, quien como representante de la Federación Provincial de Cooperativas Agroalimentarias de Granada ve el epicentro del problema en los acuerdos de la Unión Europea con terceros países en los que siempre sale perdiendo el campo: "La moneda de cambio no puede ser siempre la agricultura", manifiesta Ródenas, para el que esa falta de control en la entrada de productos está generando un exceso de oferta que sólo beneficia a la gran distribución pero un detrimento de todo la industria aceitera y que de paso pone en peligro una forma de vida.

Corte de carreteras en las concentraciones en Campillo de Arenas y en la zona de La Carolina

Respecto a la situación que genera la subida del Salario Mínimo Interprofesional por parte del Gobierno, el representante de Faeca cree que es una decisión acertada pero siempre y cuando vaya acompañada de "medidas que permitan afrontar esta subida de costes como una rentas mínimas garantizadas a los agricultores, si no van las dos medidas cogidas de la mano, se rompe la baraja".

Por otra parte, Ródenas también apunta a otros problemas que están agravando la situación como que el sistema de ayudas de la PAC (Política Agraria Común) es "injusto" y beneficia a agricultores que no lo necesitan, abonando así el terreno a los cultivos intensivos o superintensivos en detrimento del conjunto del sector además de criticar la nefasta gestión de la UE en la negociación de los aranceles, "ha sido un fracaso y estamos acusando los problemas del sector aeronáutico".

Asimismo, destaca que "hay que hacer un llamamiento a Europa a controlar la gran distribución" para que la crisis no siga haciéndose más profunda y señala a otro frente para la agricultura en los fondos de inversión que están buscando especular con el campo y con la tierra que genera lo que acabamos comiendo.

El director de Faeca, en cualquier caso, cree que el primer aviso de ayer "es una llamada de atención" desde la agricultura a los gobernantes para que sepan que tienen que ponerse las pilas o habrá problemas, aunque es realista y consciente de que una protesta por sí sola no va a hacer que cambien los precios de un día para otro.

Para Enrique Delgado, de Infaoliva, se trata de "un problema grave que afecta a mucha población", además reconoce que tiene muchos frentes y es difícil competir con el precio al que producen las intensivas. Delgado señala la necesidad de que la PAC respete la agricultura de alta montaña y todo lo que conlleva en términos de menos impacto ambiental y de fijar poblaciones rurales. Aunque, recuerda, las dificultades que atraviesa el campo no son homogéneos y se enfrenta a muchos problemas que requieren soluciones y negociaciones diferente.

Uno de las personas que estuvo presente ayer en las protesta fue Francisco Ramos, presidente de la importante cooperativa de Iznaoliva. Este agricultor cree que es de justicia que la población en general conozca el "momento delicado" que atraviesa el olivar y el "problema gordo" que supone la tendencia a desaparecer de una industria con todo lo que conlleva de economía directa e indirecta. Como los anteriores, pide a los gobernantes que en la PAC tengan en cuentan las diferencias entre el olivar de montaña y el intensivo y apunta a que una protesta como la de ayer es un primer paso importantísimo para seguir haciendo ruido.

Una unión del sector que también resalta el representante del aceite en las cooperativas de Granada, Rafael Almirón, quien advierte del calendario de movilizaciones por los precios ruinosos que no llegan a cubrir los costes de producción de los agricultores. Según Almirón, estas cotizaciones son totalmente anómalas en este momento de la campaña -estamos al 70% de la campaña recogida de la aceituna-. "Esta protesta de Jaén es el comienzo de un calendario de movilizaciones continuadas en Granada y en otras provincias de Andalucía por la supervivencia del olivar. Un sector que fija población, genera empleo y desarrollo socioeconómico, y protege el medio ambiente", manifiesta.

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