Pasado con presente incluido

Moreno Codina, un socarrón anda suelto

  • Fue jefe de Deportes del Diario de Granada y corresponsal de Marca durante más de 20 años. Dirigió el Día de Granada y durante nueve años el diario Jaén. Piensa que la prensa está en su peor momento a consecuencia del sensacionalismo que se imprime a las noticias

Moreno Codina, un socarrón anda suelto

Moreno Codina, un socarrón anda suelto

Viene a mi encuentro sonriente y con paso lento y parsimonioso, como el andar de alguien que ya no sabe lo que es la prisa. Viéndolo así, achaparrado de aspecto y grande de espíritu, pienso en que este hombre puede haber alcanzado algo semejante a la ataraxia de los griegos o el nirvana de los budistas. En otro tiempo fue un súper activo empleado de una aseguradora a la vez que trabajaba en los periódicos, en la radio y llevaba tres o cuatro corresponsalías taurinas y deportivas. Recuerdo que cuando yo vine a trabajar a Granada José Luis Moreno Codina, ‘Codi’ para los amigos, tenía varias ocupaciones laborales que se adueñaban de todas las horas del día, pero aún guardaba un hueco para la noche en la que iba al Oxford, donde los periodistas de varios medios, en un ambiente de camaradería, íbamos a chincharnos unos a otros por los ‘pisotones’ periodísticos que íbamos a recibir al día siguiente. ¿Pero cuando duerme el ‘Codi’?, nos preguntábamos unos a otros. Toda aquella energía creadora parece haberse ido por las cañerías del tiempo y el ‘Codi’ ahora dedica sus días a leer la prensa (imprescindible el diario Jaén, del que fue director durante doce años), desayunar churros en el puesto de La Herradura, darse un paseo por los lugares de costumbre y ver Acacias 38, “porque luego se lo tengo que contar a quienes se pierden los capítulos”. ‘Codi’ es de sonrisa fácil y tiene un sentido de humor a prueba de cualquier desaliento.

Como le dije que me llevara unas fotos suyas para acompañar este texto, se presenta con un sobre en donde hay varias. Y me va a explicando una a una con quien está: con Aznar, con Baltasar Garzón, con Paco Buyo, con Pasieguito, con Porta, con Enrique Ponce…

El periodista, junto a Baltasar Garzón El periodista, junto a Baltasar Garzón

El periodista, junto a Baltasar Garzón

-Mira esta, aquí estoy con Paquirri y con Armando López Murcia, que era el de corresponsal de Televisión Española. Era genial. Un día se fue a un pueblo del norte de la provincia de Granada a cubrir una procesión de un santo patrón y cuando llegó se había acabado. Fue y le dijo al alcalde, ¿pero por qué no me habéis esperado, hombre? Hizo que sacaran otra vez al santo a la calle para él filmarlo. ¿Y la vez que fue a hacer unas fotos a un convento y como se le olvidó y hacían falta las fotos fue y vistió a su mujer de monja? Jajajaja.

José Luis Moreno, además de una granítica socarronería y un acerado sentido del humor, tiene una impresionante capacidad para recordar anécdotas, nombres y fechas. Es capaz de decirte quien fue el futbolista del Granada el que marcó el gol contra el Valladolid en la temporada 72-73 y cuantas orejas cortó Diego Puertas en la feria de San Lucas del año 63. Y aunque tiene su domicilio familiar en Jaén, cada vez pasa más tiempo en La Herradura, donde tiene un piso que compró en 1974. “En aquellos años no habían construido ni la mitad de los edificios de ahora. Recuerdo que cuando nos íbamos en agosto los veraneantes de aquí teníamos una consigna: decir que esto era una mierda para quitarle las ganas a la gente que quería venir. Y es que creíamos que habíamos encontrado el paraíso y lo queríamos para nosotros solos, jajajaja”.

Recordando a Pepe Yepes 

Es pues en La Herradura y en la churrería donde sucede este encuentro. José Luis pide café con churros, un desayuno ideal para comenzar el día. Lleva puesta una camiseta deportiva y una de esas gorras que utilizan los yanquis cuando van a los partidos de béisbol. Su aspecto, eternamente jovial, como de señor respetable a punto de contar una anécdota, no ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Sí se le nota ese paso del tiempo en su mirada velada por el cansancio de los años y en su hablar con el poso que deja lo vivido. Coge el azucarillo que le han dado y sonríe cuando lee la frase que viene en él: “El día que comprendí que todo lo que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me voy a llevar”.

-Algunos de los lemas que vienen en los azucarillos son gilipolleces, pero este no está mal.

El primer tramo de conversación se lo dedicamos a recordar a nuestro común amigo Pepe Yepes, periodista que ha trabajado con ambos y al que le teníamos mucho cariño porque era una persona que se dejaba querer.

-¿Te acuerdas de cuando hacía aquellos programas de radio nocturnos y entrevistaba a estilo del Loco de la Colina?

-Claro que me acuerdo. A mí me llevó a varios de esos programas -le contesto.

Codina, entrevistando al torero Paquirri Codina, entrevistando al torero Paquirri

Codina, entrevistando al torero Paquirri

Recordamos aquellas redacciones nada asépticas que olían a plomo y a tinta, donde se fumaba sin parar y se guardaba la petaca de coñac en el cajón del escritorio. Aquellas redacciones en las que los conserjes sabían más que cualquier universitario de ahora.

-En Patria había uno que se llamaba Juan con una cultura lingüística impresionante. Un día, cuando yo empecé a colaborar con el periódico, me dijo que yo era un meteco. Me tuve que ir directo a un diccionario a saber lo que quería decir aquella palabra por si me había insultado. Otro día le pregunté quién era un señor que había llegado a la redacción y me dijo en plan despectivo que era un rábula. Fui al diccionario y me enteré de que era un abogado de tres al cuarto. ¡Las de palabras que aprendí con Juan!

José Luis, como un servidor, estamos de acuerdo en que nuestra labor ha cambiado mucho, de que ahora hay mucho amarillismo y sensacionalismo que han hecho de la profesión un espectáculo. Y de que el periodismo vive dos crisis, la económica y los cambios de hábitos que se han producido en los receptores de la información a la hora de acudir a los medios de comunicación.

-Además, ahora los periodistas no contrastan y la calidad de la información es peor. Los lectores se creen todo lo que sale por los jugueticos esos con pantalla. Los periódicos de papel que aún siguen saliendo y que resisten a morir tienen mucho mérito.

De mecanógrafo a las quinielas

José Luis Moreno Codina nació en febrero de 1943 en Granada, en la calle Escudo del Carmen, donde su padre regentaba el bar Los Mariscos.

-Pero mi entorno de juego, donde yo tenía mi pandilla, era en la plaza de las Pasiegas. Iba a estudiar a la Academia Sagrado Corazón, que estaba por la plaza de Toros. Recuerdo que a los diez años el profesor, don Aniceto fue a hablar con mi padre para decirle que yo iba muy adelantado y que me iba a preparar para examinarme de ingreso y primero de bachiller. En junio me suspendieron el ingreso y tuve que esperar a septiembre, donde aprobé las dos cosas. E hice hasta cuarto y reválida. Esos son los únicos estudios que tengo.

Eran años de penurias y carencias y a los 15 años se puso a trabajar en la Academia Alcaicería como mecanógrafo, pasando sobre todo expedientes del Servicio Nacional del Trigo, según recuerda. Después pasó a trabajar con Enrique González-Simarro en el escrutinio de las quinielas. “¿Te acuerdas de aquellas quinielas que se rellenaban con bolígrafo y después de sellarlas se cortaban por la mitad? El escrutinio se hacía a mano. A veces nos equivocábamos y se formaban unos líos tremendos”. De ‘quinielista’ estuvo hasta los 21 años en que se fue a la mili de voluntario. Hizo el campamento en Málaga y el resto en Granada. Pero para entonces él ya era un experto conocedor de nuestro equipo de fútbol y un colaborador periodístico del diario Patria.

-Empecé a colaborar a los catorce años. Al bar de mi padre iba José Cuevas Castaño, que era el secretario general del Granada CF. Él habló con Paco Valenzuela, que era el jefe de Deportes, para que me permitiera llevar croniquillas de equipos modestos. Así empecé. Me gustaba mucho ir al periódico y ver cómo se trabajaba allí. Aquello era como una familia y a mí me acogieron muy bien. Fue cuando el conserje me dijo que era un meteco. Jajajajaja.

Entrevistando a Porta Entrevistando a Porta

Entrevistando a Porta

-Después de la mili me puse a trabajar en la compañía de seguros La Unión Previsora, lo que hoy es Helvetia. Por la mañana iba a la oficina, a las dos de la tarde tenía un programa en la radio, volvía a la oficina hasta las seis en que me iba al periódico, en el que ya me habían hecho plantilla. Además, llevaba las corresponsalías de Dicen y de la revista taurina Dígame y Marca, que me la cedió Daniel Saucedo después de hacerle yo de negro algún tiempo. Una vez recibí un anónimo en el periódico en el que me decía: ¿Cómo va a haber trabajo en España si lo tiene usted todo? Tengo la sospecha de quién me lo escribió.

En 1983 cierran el diario Patria y José Luis Moreno Codina se marcha al Diario de Granada, que llevaba sólo unas semanas en circulación. Cambia el pub Oxford por el Bajel, que estaba cerca de la redacción del periódico recién nacido.

-Hablaron conmigo Antonio Ramos y Antonio Checa y me hicieron jefe de Deportes. Allí también estuve muy a gusto, pero sólo duró tres años. Pasé a dirigir un periódico que se llamó El Día de Granada, pero éste también duró poco: sólo 18 meses. Seguramente soy el periodista granadino que más periódicos ha cerrado.

Etapa Jienense 

José Luis Moreno Codina es de la vieja escuela y prefiere leer las noticias en un periódico de papel que usar un ‘juguetico’, como él llama a las pantallas digitales. Su móvil es un ‘nokia’ antiguo que solo utiliza para llamar y para que lo llamen. Por Internet navega de vez en cuando, pero con manguitos para no ahogarse en el maremágnum informativo.

Después de Granada viene su etapa jienense. La empresa Raymex había comprado varios periódicos de la antigua cadena del Movimiento, entre ellos el diario Jaén. Allí recala José Luis con su mujer Concepción Zarzas -con la que lleva casado 50 años -y sus tres hijos con la intención de establecerse en la capital de la provincia vecina.

En el centro, flanqueado por Diego Puertas y Enrique Ponce En el centro, flanqueado por Diego Puertas y Enrique Ponce

En el centro, flanqueado por Diego Puertas y Enrique Ponce

-Fue en 1988 y estuve hasta 1997 en que lo cogió Juan Espejo. Después de ser director fui nombrado asesor de edición o algo así, era una compensación hasta que pudiera jubilarme. En Jaén encontré enseguida muchos amigos. Conchi y yo decidimos instalar allí nuestra vivienda porque nos gustaba la ciudad, es tranquila, pero con todos los servicios que nosotros necesitábamos. Recuerdo que cuando decidimos vender el piso de Granada y establecernos definitivamente en Jaén, muchos no se lo podían creer. ¡Cambiar Granada por Jaén!, nos decían como si estuviéramos locos. Pero sí, como digo, en Jaén estamos muy a gusto.

-¿Vas por El Gorrión y La Manchega?

-Claro, las tabernas del Arco del Consuelo de Jaén son de las mejores de España.

Y entonces va y lanza otra de sus inevitables carcajadas.

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