Granada año a año
  • CajaGranada inicia su proceso de desaparición con la integración en el grupo del Banco Mare Nostrum (BMN)

  • En septiembre beatifican a Fray Leopoldo de Alpandeire y el Granada CF sube a Segunda

2010: El año en el que nos deja de manera inesperada el cantaor Enrique Morente

Estrella Llorente canta ante el féretro de su padre, Enrique Morente. Estrella Llorente canta ante el féretro de su padre, Enrique Morente.

Estrella Llorente canta ante el féretro de su padre, Enrique Morente. / Efe

En diciembre de 2010 Granada lloró a moco tendido por el fallecimiento de uno de sus personajes más queridos: Enrique Morente. Y más pena dio cuando se difundió que su muerte había sido causada por una posible negligencia médica. Fue una muerte sorprendente, inesperada, inaudita. "Una muerte que se equivocó de sitio y de persona", dijo el añorado Jesús Arias en el obituario. El cantaor fue a una clínica de Madrid a operarse de lo que parecía una intervención corta y rutinaria y lo trajeron a Granada metido en un ataúd. Después de la operación había entrado en coma por una hemorragia y el subsecuente ataque cerebral. Murió el 13 de diciembre en la misma clínica. La familia denunció el equipo médico del doctor Enrique Moreno por mala praxis. Al parecer, cuando sufrió la hemorragia el cantaor no había ningún galeno para atenderle. Los jueces no vieron negligencia médica, pero la familia sigue convencida de que sí la hubo.

La capilla ardiente estuvo instalada en el Teatro Isabel la Católica, adonde fueron a despedirle más de 5.000 granadinos. Su hija Estrella Morente cantó delante del féretro una estrofa de Habanera imposible de Carlos Cano (del que se había cumplido diez años de su muerte) y el poema de Federico García Lorca El llanto de la guitarra. Fue enterrado el 15 de diciembre en la intimidad en el cementerio granadino de San José. Allí están los restos del que fuera un verdadero revolucionario del flamenco. El hombre que fue capaz de mezclar cante jondo, poesía de San Juan de la Cruz y cantos gregorianos como lo hizo en Misa Flamenca, tal vez su obra más tremenda e increíble. Murió unos días antes de cumplir 68 años.

Otro cantante de la tierra, éste inmortal, anunció ese año su retiro de los escenarios. Miguel Ríos preparó a conciencia lo que iba a ser su última gira. En Granada acudieron a verle casi 20.000 personas dispuestas a oír el postrer concierto de su paisano. Pero no sería su última gira. Después de unos años de inactividad Miguel Ríos volvería a subirse a los escenarios. Dijo que no podía vivir sin el calor del público. Y ahí sigue, dando veracidad a su propio lema que dice que los viejos rockeros nunca mueren. Ni se retiran. Dentro de poco dará un concierto para celebrar su ochenta cumpleaños con otros grupos veteranos de Granada.

El premio Lorca ese año sería para la poeta malagueña María Victoria Atienza y el premio de la Crítica para Andrés Neuman. Una granadina de quince años, Ana Mochón, se hace con el segundo premio del prestigioso Festival de las Minas. Y el cortometraje La dama y la muerte, dirigido por Javier Recio y producido por la empresa granadina Kandor Moon, que había recibido un Goya al mejor corto de animación, en 2010 fue nominada para los Oscar, convirtiéndose así en la primera producción animada española en conseguir una nominación. No ganó el Oscar, pero sí el respeto del sector dedicado a la animación.

El 12 de septiembre de 2010 se produjo la beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire, el fraile limosnero. Para ello se tuvo que autentificar un milagro: el de una mujer con una enfermedad incurable que había sanado milagrosamente gracias a que debajo de su almohada siempre había una estampa de Fray Leopoldo. Por cierto, las estampas de Fray Leopoldo son las que más se venden en toda España.

La ceremonia de la beatificación de Fray Leopoldo se celebró en la Base Aérea de Armilla. La ceremonia de la beatificación de Fray Leopoldo se celebró en la Base Aérea de Armilla.

La ceremonia de la beatificación de Fray Leopoldo se celebró en la Base Aérea de Armilla. / M . R.

La beatificación se llevó a cabo en la Base Área, donde casi 60.000 personas según los organizadores y la mitad según el sentido común, se acercaron al evento con la naturalidad del que va a un día de campo. Fue una invasión a la base aérea pacífica, amable, risueña, esperanzadora y, sobre todo, menor de la esperada. No se cumplieron las expectativas que al principio se anunciaron, pero sí las de cualquier acto que mereciera el calificativo de multitudinario. En el acto Rosa López interpretó angelicalmente el Ave María de Schubert. Luego se descubrió un tapiz con la imagen del capuchino rodeado de ángeles en el cielo, momento en que los devotos aprovecharon para dar vivas a Fray Leopoldo y lanzarle piropos. ¡Guapooooo!, gritaba la gente. Aquel día hizo mucho calor. A las once de la mañana el sol lo derretía todo excepto la voluntad de estar en el acto. La ceremonia fue seguida con el respeto que el beatificado se merecía, sobre todo cuando se leyó la carta en la que el Papa Benedicto XVI inscribe como beato al fraile conocido popularmente como el 'limosnero de las tres avemarías'. Cuando terminó la ceremonia, los abrazos entre peregrinos y algunos incontrolados llantos dieron fe de la intensidad en la devoción que concita Fray Leopoldo. Desde entonces los que se llaman Leopoldo ya tienen su onomástica: el 9 de febrero.

Moneo y su proyecto

En 2010, un año también de muchas lluvias, el Anuario Económico de la Caixa da unos datos escalofriantes para el comercio granadino: en apenas dos años más de 2.500 comercios de la provincia –exactamente, 2.527– se vieron obligados a cerrar por la falta de actividad y la incapacidad de aguantar una situación que estaba superando las peores previsiones. La crisis no solamente cerraba pequeños comercios, sino que también dejaba a miles de trabajadores en el paro, había provocado que los bancos cerraran el grifo financiero y obligaba a demasiadas empresas a demorar los pagos con sus proveedores. Así que, en apenas dos años de crisis, el tejido comercial de la provincia se vio reducido en un 12,5%. O, lo que es igual, la recesión había obligado a cerrar a uno de cada diez comercios granadinos. Ese año baja a casi un 20 por ciento la matriculación de coches en Granada, se ponen de moda los llamados 'despidos exprés' y el Ayuntamiento de la capital anuncia una deuda de unos 222 millones de euros. Desde luego no estaban los tiempos para tirar cohetes.

Antonio Jara, en unas jornadas sobre la fusión bancaria. Antonio Jara, en unas jornadas sobre la fusión bancaria.

Antonio Jara, en unas jornadas sobre la fusión bancaria.

Tampoco eran buenos tiempos para los pequeños bancos y cajas de ahorros, que comienzan a sufrir grandes cambios. En el año 2010 culmina el proceso de integración de CajaGranada en el Grupo BMN (Banco Mare Nostrum), formado por Caja Murcia, Caixa Penedés y la balear San Nostra, además de la entidad granadina. Sería un proceso complejo, no exento de dificultades y desarrollado en medio de un convulso y plan de reestructuración bancaria. A los clientes daban el mensaje de que era necesaria una unión de cajas para sobrevivir a la crisis, sanear los activos y conseguir una mayor dimensión en el mercado. Eso sí, según dijo su presidente Antonio Jara, sin renunciar a los principios que determinan al sentido de las cajas, como era el compromiso social y la cercanía al cliente. También el presidente afirmó que la integración no conllevaría despidos. Pero el tiempo demostraría que fue una mala opción. A partir de ese momento los avatares económicos permitieron que el BMN fuera absorbido por Bankia y después por CaixaBank. Pero eso hablaremos en el año 2012, el año en el que desapareció para siempre la Caja de Ahorros de Granada.

Ese año a la Carrera del Genil de la capital se le vuelve a llamar Carrera de la Virgen, el metro de Granada acumula diez años de retraso, se cancelan los vuelos desde Granada de Ryanair y en abril se registra una huelga de trabajadores de Inagra que llegó a tener 200 toneladas de basura sin recoger en las calles. Cuando a los trabajadores se les anunció que le iban a subir el sueldo un 7,5 %, se acabó la huelga. Y paradojas de la vida: un par de meses después Granada era galardonada con el premio 'Escoba de oro' que distingue a los ayuntamientos que hacen un esfuerzo por mantener limpia la ciudad.

Michelle Obama, en la Alhambra. Michelle Obama, en la Alhambra.

Michelle Obama, en la Alhambra. / G. H.

También fue el año en el que Michelle Obama, la esposa del por entonces presidentes de Estados Unidos, vino a Granada de vacaciones, se tomó un helado en Los Italianos y visitó el Albaicín, donde, en Plazas Larga, La Porrona la llamó 'Señora Mojama'.

Quién también vino a Granada ese año fue Rafael Moneo, el arquitecto de moda al que se le había encargado diseñar la estación del AVE en la capital. Fue en abril. Había cerrado con el Gobierno un modelo para la integración urbanística de la alta velocidad en la ciudad y vino a presentar el proyecto, es decir, un esbozo con la ubicación concreta, dentro el terreno disponible, de todos los elementos ferroviarios necesarios, sobre todo el nuevo edificio de entrada y salida de viajeros, que se construiría más pegado al Camino de Ronda y al barrio de Los Pajaritos que la actual estación de Andaluces. El arquitecto comenzó con mal pie porque en la presentación, el alcalde, José Torres Hurtado, dijo un tanto molesto que no se le había consultado al Ayuntamiento sobre esta iniciativa. También los arquitectos granadinos protestaron porque se había encargado el proyecto sin haberse celebrado un concurso para elegir la mejor propuesta. Total, que a finales de diciembre el proyecto de Moneo se fue a dormir el sueño de los justos.

La consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar); el alcalde de Granada, José Torres Hurtado y Rafael Moneo. (c); el secreta La consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar); el alcalde de Granada, José Torres Hurtado y Rafael Moneo.  (c); el secreta

La consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar); el alcalde de Granada, José Torres Hurtado y Rafael Moneo. (c); el secreta / G. H.

En noviembre de 2010 se inaugura en el Parque Tecnológico de la Salud el Centro andaluz de Genómica e Investigación Oncológica (Genyo), un edificio que nacía con la clara vocación de convertirse en referente internacional en la investigación de enfermedades de base genética como el cáncer. Supuso una inversión de 16,1 millones de euros y las obras de construcción se había prolongado por espacio de dos años. Pero allí estaba ya. Lo inauguró el presidente de la Junta José Antonio Griñán y se había concebido para que allí trabajaran unos 200 profesionales, investigadores de excelencia especializados en genética, genómica y cáncer. Además de la administración autonómica y la Universidad de Granada, estaría participado por la iniciativa privada, concretamente por la compañía biomédica Pfizer. Y estaría dirigido por el director del laboratorio de identificación genética de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, al que llamó el papa Francisco al poco de tomar posesión porque quería que lo ayudara a luchar contra la trata de personas a través del ADN.

Y una noticia triste: en 2010 muere a los 85 años Miguel Guirao Pérez, catedrático granadino de Anatomía y primer decano de la Facultad de Medicina de La Laguna. También creador del Aula de Mayores y de Ofecum. Todo un humanista.

La venta de Puleva

En el terreno empresarial, ese año Javier Jiménez se hace cargo de la presidencia de la Cámara de Comercio después de una feroz campaña en la que se las tuvo que ver con Gerardo Cuerva, el presidente de los empresarios, como líder de un grupo de empresarios disidentes que consideraban que la Cámara no defendía sus intereses. Los debates y conflictos durante el proceso electoral duraron varios meses. En representación de la Confederación Granadina de Empresarios se presentaría Encarna Ximénez de Cisneros. De los 29 votos posible 19 serían para Javier Jiménez y ocho para Ximénez de Cisneros. Hubo un voto en blanco y una ausencia.

Y ya que estamos en el mundo de la empresa, ese año Puleva deja de hablar granaíno porque es adquirida por la compañía francesa Lactalia por 630 millones de euros. La venta no causó sorpresa en Granada. Se veía venir. Eso sí, los franceses se comprometieron a mantener la marca.

La afición celebra el ascenso en el campo del Alcorcón. La afición celebra el ascenso en el campo del Alcorcón.

La afición celebra el ascenso en el campo del Alcorcón. / G. H.

Las noticias deportivas ese año fueron casi todas descorazonadoras. A Paquillo lo habían pillado en un asunto turbio de dopaje y le habían prohibido competir. El CB Granada terminó la temporada en los puestos de la cola y María José Rienda dijo adiós al esquí tras sufrir una lesión. La única alegría la dio el Granada CF al subir de categoría. Después de 23 años en el pozo de la Tercera División, el equipo de la ciudad subió a Segunda B. Fue el delirio. Gino Pozzo (propietario) y Enrique Pina (presidente), contrataron como entrenador a un gallego llamado Fabri González cuando quedaban ocho jornadas por disputar y el Granada estaba a cuatro puntos del líder, que era el Melilla. Exceptuado en el primero en el que empató con el Betis B, los demás fueron victorias. En la liguilla de ascenso, después de una eliminatoria muy dura, consiguió vencer al Alcorcón. Los forofos granadinos ya tenían a un nuevo santo al que adorar: San Fabri. Hay una anécdota que retrata el carácter tan granaíno del nuevo entrenador. En la rueda de prensa de presentación ante la prensa, un periodista deportivo le hace una pregunta tan vacía de contenido como de palabras:

–Míster… ¿qué?

El gallego, muy sabio en el arte de la retranca, se echa para atrás y dice:

–Pues ya ves. Aquí estamos.

La química entre el equipo y la afición hizo que Los Cármenes fuera un campo inexpugnable. El ascenso pobló a Granada de aficionados con la euforia a flor de piel. Atrás quedaban tantos sinsabores y decepciones acumuladas en un alma de eternos sufridores. Por fin llegaba la recompensa. Comenzaba así una nueva era en el Granada CF. En el club pasaron ese año cosas extrañas, como la aparición de unas bolsas de basuras depositadas en un contenedor con unos cien mil euros que pertenecían al club. Oficialmente se dijo que ese dinero era de la recaudación de los abonos de los nuevos socios y que la mujer de la limpieza al ver las bolsas las tiró a la basura porque creyó que estaban llenas de papel de desecho. La pregunta que hacía pensar que había chanchullos de por medio (¿por qué se guardaba el dinero en bolsas de basura?) no menoscabó la excitación de los aficionados: ¡Por fin se había conseguido subir de categoría! En ese año también se compró doce jugadores a un jeque árabe por 8,6 millones de euros. Nadie quería saber los intríngulis del asunto porque el buen aficionado prefiere morir de pasión que de aburrimiento. Y esa pasión se la había despertado el Granada CF.

Y para terminar una curiosidad: los padres del primer niño que nació en Granada en 2010 eran chinos.

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