El parqué
Rojo generalizado
Alquiler Comienza la búsqueda
"Se busca compañero de piso en zona céntrica". Así son algunos de los carteles que se pueden encontrar por la ciudad durante la época en que los estudiantes han terminado la fase de agobios y exámenes y están en busca y captura de la vivienda que habitarán el próximo curso. Pasear por el campus universitario, por las bibliotecas o avenidas más concurridas es dar con vallas empapeladas de carteles en los que se buscan compañeros o se alquilan pisos.
Los caseros, preferiblemente, eligen a estudiantes para los pisos que dejan en alquiler a precios, la mayoría de las veces, nada razonables y en condiciones que pueden llegar a ser lamentables. Pero la actitud es no desesperar. La esperanza es lo último que se pierde y, en ocasiones, la fianza. Otra de las cosas que se suele fijar en un contrato es una señal que cubre los desperfectos que se puedan ocasionar durante los meses de alquiler, deterioros que suelen darse porque los muebles y electrodomésticos con los que cuenta la vivienda suelen ser de la época de la serie Cuéntame y cuyos arreglos se 'apañan' a lo Pepe Gotera y Otilio con lo cuál, se rompen del uso, malo o bueno, y de las chapuzas con las que se intenta alargar la vida de una lavadora que prácticamente está dando los últimos coletazos y espera algún lavado de más para hacer el centrifugado mientras parece que está a punto de despegar.
Otro de los requisitos que el arrendador suele preferir es que sea chica. El sexo femenino parece ser la mejor elección porque "los chicos suelen ser más descuidados e incluso pueden llegar a destrozar la casa". Esa casa que, ya de por sí, está en construcción permanente.
También los vecinos suelen quejarse de lo traumático que puede llegar a ser convivir con universitarios que prefieren la casa y los lunes para organizar una fiesta. Cuando parece que todos son inconvenientes algunos encuentran un lugar donde se produce entendimiento entre todos.
A veces, el típico "piso luminoso" no es tal cosa, al menos en los meses de invierno hay que hacer uso de flexos para que esa luminosidad de la que se habla en el anuncio sea cierta. Algunos pisos de "3 habitaciones" cuentan más bien con dos habitaciones y media. En ocasiones el mobiliario básico como una mesa de estudio o un armario no se encuentra en la vivienda y algunos reciclan todo lo que encuentran a su paso por la calle para crear al menos un ambiente hogareño.
Los colchones jamás se cambian, dormir en uno de ellos puede ser un auténtico suplicio de muelles clavándose en la espalda. Todo esto por el módico precio de 180 a 250 euros o más por persona.
Una de las particularidades que, curiosamente, se encuentra en la mayoría de los anuncios es que se trata de un "piso amueblado, con cocina, baño y frigorífico", lo que asegura al arrendatario que, al menos, contará con las necesidades básicas por lo que no es del todo seguro que todos los pisos que se exponen cuenten con dichas características.
Aquellos que no puedan encontrar piso estos meses, sepan que en septiembre siempre hay un hueco para todos y así podrán evitarse pagar los meses de verano de un piso que no habitarán hasta mediados de septiembre u octubre en la ciudad andaluza más solicitada por los estudiantes de las distintas provincias y, posiblemente, la que cuente con mayor oferta de viviendas.
Durante la época universitaria hay que tener muy presente que vivir solo es caro, compartir piso es una lotería y encontrar un buen sitio para habitar es como dar con un unicornio. Las expectativas en cuanto a viviendas de alquiler que se pueden leer en los carteles no se acercan ni de lejos a la realidad que se vive una vez firmado el contrato.
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