Panderetas y zambombas

Cuando Machado dijo que España es país de "charanga y pandereta" sabía lo que era España, pero no una pandereta Este noble instrumento tiene 8.000 años de antigüedad

Panderetas y zambombas
José Luis Delgado

23 de diciembre 2013 - 01:00

EL instrumento membranófono que nosotros conocemos como pandero o pandereta posee una larguísima e interesante tradición. Llega desde el neolítico hasta las fiestas navideñas actuales. Su propia sencillez a base de unos aros de madera, membrana de piel de oveja y unas sonajas hizo que fuera utilizado por todas las civilizaciones orientales. Aparece por primera vez en los frescos de una cueva del yacimiento de Çatal Hüyük (Anatolia, Turquía), 6000 años antes de Cristo; aunque está muy documentado en la civilización sumeria.

El pandero o la pandereta son usados generalmente en ceremonias religiosas por los chinos, hebreos, indios y árabes; y luego por griegos y romanos. Aparece en la Biblia, en el Salmo 67, 26, donde se lee "Al frente marchan los cantores, los últimos, los tañedores de arpa; en medio, las muchachas van tocando panderos". Y es que en principio el pandero era un instrumento generalmente utilizado por las mujeres. Así aparece en los frescos del Antiguo Egipto o en los grabados moriscos, por ejemplo.

Parece que fueron los árabes los que introdujeron en España este instrumento (duff, adufe), junto a los atabales o tambores; aunque algunos creen que ya los fenicios lo trajeron antes. Se conocía con el nombre de adufe hasta el siglo XVII en que empieza a aparecer el término "pandereta". Hoy el pandero o la pandereta se utilizan en fiestas de nuestro folklore nacional desde Galicia a la Axarquía malagueña acompañando a los Verdiales, por ejemplo. El instrumento, hábilmente manejado, acaba siendo uno de los más vistosos y espectaculares de las tunas universitarias. "Pasar el pandero" es una expresión familiar en el rico argot "tunero". Y desde luego no puede faltar en las entrañables fiestas navideñas unido a zambombas, carrañacas, botella y almirez para acompañar al villancico.

Hay una curiosa etimología de la palabra "pandero" que se hace derivar del latín tardío "pandura", instrumento de tres cuerdas con cubierta en forma de pando, de donde vendría la palabra "bandurria". Dejemos el tema para los que saben.

Otro modesto instrumento de sabor muy navideño es la zambomba, también membranófono, con su parche de piel, recipiente de barro y carrizo para frotar con la mano humedecida. Parece que su origen se rastrea en los pueblos antiguos africanos para extenderse luego por todos los continentes. Otros lo sitúan en Persia; pero lo que sí es seguro es el masivo empleo que del instrumento hacen los musulmanes en España, acompañando a sus leilas y zambras. Es difícil saber el origen de la palabra zambomba aunque por el ronco susurro que provoca puede que sea palabra onomatopéyica. También zambomba es usada como sinónimo de reunión de amigos para una fiesta, generalmente navideña.

En el siglo XVII la emplea el poeta castellano Manuel de León Marchante en sus numerosos villancicos que eran acompañados por zambombas, según se recoge en la Obra Poética póstuma. Algunos dicen que la palabra zambomba viene de unir a la flauta o zampoña un bombo, y de ese maridaje se deriva lo de zam-bomba; pero eso lo saben los estudiosos sabios.

En Granada habrá todavía quien recuerde los talleres de zambombas de Otura y Monachil, donde se hacían estupendas y de todos los tamaños, con adornos de platillos y florecillas de colores. Hacían primero el cono amasando la arcilla y una vez seco pasaba al horno; luego, en la cuesta de San Ildefonso y en el Albaicín, en la Placeta del Abad, unas familias le ponían el pellejo de conejo y el carrizo de junco. Al final terminaban en la Plaza de Bibarrambla para su venta navideña. A diferencia de la pandereta, la zambomba la toca mejor el hombre.

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