Granada

"Pégame un tiro que me muera"

  • El gerente de la empresa, estremecido por las últimas palabras del empleado fallecido

El gerente de Pirotecnia Martín, Esteban Martín, un hombre que pertenece a esa especie en extinción de empresarios que miran por sus trabajadores y que ha preferido renunciar en muchos casos a sus beneficios antes que despedir a uno de sus empleados, estaba ayer destrozado. A unos años de preocupación constante sobre cómo sacar su negocio adelante, cuando veía que el trabajo que realizaba él y su equipo en las fiestas no era remunerado debido a la crisis de los ayuntamientos, ahora se une una tragedia que, según comentó a Granada Hoy, le marcará para siempre.

"Cuando escuché el ruido y entré en la caseta, lo primero que me dijo fue: Esteban, pégame un tiro que me muera. ¡Cómo se vería ese hombre para decirme eso!", relata con la voz entrecortada. Sin embargo, no falleció hasta las seis de la tarde en Granada. Al cierre de este periódico, el estado de salud de la mujer también era muy grave.

Un vecino de un cortijo, un bombero jubilado, tuvo un papel determinante no sólo para que sobreviviera el hombre algunas horas más, ya que estuvo hablándole y llevando a cabo algunas de las técnicas que desarrolló durante tantos años de profesión.

El fallecido tampoco era novato en las lides de la pirotecnia. Era un hombre de unos 50 años que acumulaba 35 de profesión.

Esteban Martín Tapia, por su parte, representa a la cuarta generación de pirotécnicos y está al frente de una firma con solvencia en el panorama nacional e incluso internacional.

Los orígenes de Pirotecnia Esteban Martín S.L. se remontan a 1895, cuando José Martín Alvarilla, bisabuelo del actual gerente, creó la empresa, iniciando así una tradición que continuó de padres a hijos. El abuelo de José Martín, marino mercante, fue quien en sus viajes por Italia tuvo el primer contacto con la pólvora.

La compañía, con 114 años de historia, que sobrevivió incluso a la Guerra Civil, trabajó durante años fundamentalmente para los ayuntamientos, y en los últimos años ha decidido buscar también otros caminos. Así, estaba planeando abrir una línea de comercio con Estados Unidos o con China. De hecho, ya trabajan con Italia. Para ello, tuvieron que conseguir la certificación de calidad ISO-9001, necesaria para catalogar productos en todos los países de la UE.

La empresa en 1991 pasó a manos de Esteban Martín Tapia, cuarta generación, produciéndose en este momento la mayor modernización y avance de la misma, así como un gran empuje, auge y reconocimiento por parte del público y del sector en línea con la generación anterior. Sin embargo, ayer al empresario no le quedaban muchos ánimos. "Se trata de una profesión muy ingrata, porque después de que pasan estas cosas luego los ayuntamientos no te pagan", lamentó Martín.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios