Cumbre Europea

Quisquillas de Motril, habas y chirimoya de la Costa: el menú granadino que degustan los acompañantes de la Cumbre

Imagen del Cármen de Los Mártires, escenario de la comida para los acompañantes de la Cumbre

Imagen del Cármen de Los Mártires, escenario de la comida para los acompañantes de la Cumbre / G. H.

Los acompañantes de los jefes de Estado y de Gobierno vivieron una comida especial en el Cármen de los Mártires con un almuerzo de sello muy granadino: habas, quisquillas de Motril y chirimoyas.

Fernando Arjona, el cocinero del Hotel La Bobadilla, que fue galardonado con la primera estrella Michelin para la provincia de Granada, fue el encargado de ofrecer a las parejas de los mandatarios un almuerzo especialmente preparado para la ocasión.

Fuentes consultadas por Granada Hoy comentan que la comida estuvo llena de productos de la provincia, en los que destacan la quisquilla de Motril, las habas granadinas o la chirimoya de la Costa.

Los acompañantes probarán dos aperitivos y como plato principal pescado, concretamente urta, un pez rocoso típico del Mediterráneo, que fue elaborado con técnicas de vanguardia dignas de una estrella Michelín. Fruta variada y un postre hecho de chirimoya fue el broche final a una gran comida de la que los comensales salieron muy contentos, según comentan a este periódico.

Planes alternativos para los acompañantes

Esta comida en el Cármen de Los Mártires forma parte de la agenda alternativa para acompañantes que se ha diseñado para que vivan y respiren Granada. Mientras unos se reúnen en pleno centro de Granada, los otros disfrutaban de actividades de ocio preparadas para la ocasión. Estas actividades continuarán durante el viernes.

A la par que ellos comían, una pareja de turistas de Londres quería intentar acceder al Carmen de los Mártires, mapa en mano, porque les habían dicho que los jardines eran muy bonitos. Pero se encontraban con la negativa de la Policía Nacional, que en todo momento ha estado custodiando el acceso a esta zona. "Today, close", le decían los agentes, a la par que furgones blindados de la Policía bajaban por la carretera de acceso al cármen. Le ocurría lo mismo previamente a un par de turistas franceses, que se tenía que dar la vuelta jadeantes y con cara de decepción después de una subida con el termómetro marcando 30 grados.

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