Es verdad que la Historia depende de quien la escriba. Este acontecimiento histórico fue en su época casi tan importante como el descubrimiento de América para el mundo cristiano. Fue llevado al teatro; y parece increíble que se pudiera escribir una obra de teatro en verso de 23 escenas, ensayarla con todos sus personajes y estrenarla nada menos que ante el Papa de Roma en tan solo tres meses, el 21 de abril de 1492.

Recién tomada Granada el 2 de enero de 1492 y llevada la noticia a Roma por el embajador Juan de Estrada el 1 de febrero, el mundo cristiano lanzó las campanas al vuelo en todas sus iglesias. Suponía un acontecimiento de gran trascendencia por cuanto representaba el dominio contra el Islam en el único rincón de Europa en el que aún perduraba, el Reino de Granada. Aunque los turcos había tomado Constantinopla unos años antes (1453) y amenazaban a la Europa cristiana por el Este.

Su autor fue Carlo Verardi de Cesena (ciudad al norte de Italia); se titula Historia Baetica seu de expugnatione Granatae; un drama mitad en prosa y verso que el autor dedica al influyente cardenal Rafael Riario, sobrino del Papa Sixto IV y obispo que fue de Salamanca, aunque nunca ocupó la silla.

F. Pradilla. La Rendición de Granada.

El argumento de la obra se inicia cuando, estando celebrando Boabdil un banquete en la Alhambra, llega un mensajero anunciando que el rey cristiano se dispone a tomar la ciudad; al mismo tiempo le llegan cartas del rey de África prometiéndole ayuda contra los cristianos. Pero, aterrorizado por un sueño de su mujer, “derrotadas sus tropas y perdidas todas sus esperanzas, se ampara en la clemencia del enemigo entregándole él mismo las llaves de la ciudad”. Fernando e Isabel son coronados tomando la ciudad y el Reino de Granada.

Bramante. Palacio del Cardenal Riario, luego Chancillería. Roma. Lugar de la representación.

Quiso el autor, animado por el Papa, que un hecho histórico de tanta repercusión para el orbe cristiano, como fue el dominio de la fe cristiana sobre el Islam en Granada, llegara al pueblo de manera visible, por lo se le ocurrió representarlo en una obra teatral. En el patio del palacio del cardenal Riario, luego la Chancillería obra de Bramante, se preparó un escenario especial en el que tuvo lugar la representación que fue muy aplaudida, confesando todos que fue lo más divertido que por entonces se había visto y oído. Era evidente su valor didáctico para la Europa cristiana teniendo además como escenario la misma Roma. Los Reyes Católicos aparecen como modelo de monarquía católica que habría que imitar en su lucha contra el infiel, como si de una verdadera Cruzada medieval se tratara.

Ya habían sido celebradas con rogativas en Roma las noticias de las conquistas de Málaga (1487) y Baza (1488), pero la toma de Granada (1492) fue algo especial. Además de la obra teatral se celebraron fiestas populares, iluminaciones y juegos en las plazas públicas, torneos a la usanza morisca, corridas de toros, etcétera, pagadas en gran parte por la familia de los Borgia (el valenciano Rodrigo de Borja, el futuro Papa Alejandro VI); y hasta el propio cardenal Riario costeó un magnífico carro que representaba el triunfo de los Reyes Católicos sobre Boabdil.

Alejandro VI y el Cardenal Riario. Detalle de la Misa de Bolsena obra de Rafael Sanzio.

La figura de Boabdil está recogida por Verardi con mucho respeto; es un personaje resignado, digno de compasión, que se considera vencido y que casi se alegra de que se llegue a una capitulación con la entrega de la ciudad sin más derramamiento de sangre.

Un mes antes que la Historia Baetica, el humanista napolitano Jacobo Sannazaro se inspiró en la Toma de Granada para escribir sus farsas tituladas La presa di Granada y Il Trionfo della Fama. La Toma de Granada tuvo repercusión “mundial”, por eso resulta ridículo en el siglo XXI pretender arrancarle páginas al libro de la Historia del siglo XV.